sábado, 6 de julio de 2024

¿MAESTRO, PROFESOR O DOCENTE?

El maestro es protagonista en la tarea educativa. Abre los ojos al saber y la ciencia

Por: Miguel Godos Curay

La palabra maestro viene etimológicamente del latino magister  acusativo de magistrum “el más mejor”. En esencia sabe más que sus discípulos o alumnos. La frase ¡música maestro! alude directamente al mejor, al virtuoso de los músicos no al docente de música. Profesor tiene su origen en el verbo latino profiteri “pro-delante  y fateri- hablar”. El profesor es el que  habla con propiedad delante de la gente. Docente deriva de docere que significa enseñar, el docente domina dos tipos de conocimientos. Un conocimiento específico sobre la materia y un conocimiento pedagógico para el bien enseñar. De ahí, se puede conocer con suficiencia una materia pero si no se sabe enseñar la tarea queda a medio hacer. Muchos docentes universitarios conocen los contenidos, pero sin el necesario soporte pedagógico no saben enseñar. Otros suplen sus carencias con los artificios tecnológicos audiovisuales. El resultado es la insatisfacción académica.

En la historia de la educación  destacan por su respeto los judíos que  llaman rabbi “mi señor”  como reconocimiento a los sabios. Son los que aconsejan y saben más. En Grecia a partir del siglo V AC se podía asistir a escuelas públicas gratuitas o tener maestros remunerados. El cultivo del cuerpo se cumplía con la práctica atlética o en el gimnasio. Su propósito era prepararse para la guerra. Imprescindible en el aprehender era el diálogo y la demostración geométrica en las pizarras. La educación era un atributo para hombres libres y se prohibía a los esclavos. Cuando Platón dio personalidad y forma a la  Academia  de Atenas  para la formación cívica de los ciudadanos. Se escaldaron los conductores de ejércitos. No habría soldados para la guerra. Grecia sometida por los romanos brindó los mejores maestros para la educación de los hijos de los nobles.

En quechua yachachiq es el maestro que enseña. Amauta es el sabio. Se enseñaban los principios de la moral andina: Ama LLulla (no seas ocioso), Ama Sua (no seas ladrón) y Ama quella (no seas mentiroso). El pragmatismo andino facilitó que las élites desarrollaran  un gran conocimiento de la geometría, la geografía y el variado clima del espinazo de los andes. La domesticación de los cultivos de la papa, maíz y numerosos tubérculos  y frutos andinos surtió alimentos para las urgentes necesidades. Se les preservaba secos y deshidratados. El hombre andino desafió a la geografía y creó milenarios  sistemas de riego. Surtió  de plantas medicinales los tambos y disfrutó de los intercambios de productos gracias a la reciprocidad y el trabajo. Las escuelas estaban dirigidas a la nobleza pero los conocimientos se multiplicaban de boca a oreja. Un amauta conocía y dominaba varias lenguas, leía los quipus con facilidad y era un gran conocedor de historias.

La educación de la mujer estaba dirigida a la satisfacción de las necesidades domésticas, la agricultura, provisión de las sementeras  y  el cuidado de la familia. La observación paciente de los ciclos lunares le permitía preservar su salud, cuidado y su vida reproductiva. La lactancia cumplida en horarios era el mejor ingrediente para la salud de sus hijos. La sabiduría andina permitió domesticar  2,301 variedades de papa de las más de 4,000 existentes en Latinoamérica. El Perú posee 91 de las 200 especies silvestres. La papa peruana llegó a Europa antes de la Revolución Francesa. Rechazada en un primer momento posteriormente se cultivó en los jardines reales y fue un conjuro nutritivo contra las hambrunas. En francés se le denomina “pomme de terre” (manzana de tierra) y es hoy uno de los productos de consumo masivo.

El trabajo del maestro requiere natural disposición para la búsqueda del saber en los libros que son fuentes insuperables de saber. El que no lee, no aprende, no sabe y no escribe. Una vez aprehendido comparte el conocimiento con sus alumnos. Su satisfacción mayor es el saber transmitido. En la sociedad del conocimiento las personas valen por lo que saben y no por lo que tienen. El conocimiento se crea y recrea. La búsqueda del saber es una tarea profunda no se puede detener  en  lo superficial se adentra en la cogitación serena y reflexiva. Enseñar consume la propia existencia. Sucede, sin embargo, maestros y docentes, admiten su trabajo como tarea irrenunciable. Muchas veces la compensación económica injusta por su labor no le permite expandirse de lo ya conocido a nuevos saberes.

El maestro requiere hoy  libros y acceso a la tecnología y el Internet. No se le puede privar de las fuentes  próximas del saber. Muchas respuestas creativas para el aprendizaje son producto de la destreza y la experiencia de los maestros. El maestro requiere preparación pedagógica y académica. Hoy requiere leer y entender  que el conocimiento antes llegaba a las bibliotecas  cada  medio siglo, después una década o un lustro. Hoy se renueva cada instante. Gracias a Internet el acceso al conocimiento no es complicado pero requiere adentrarse en los vericuetos de la tecnología. En esta materia muchos alumnos se anticipan  a las limitadas habilidades de un viejo maestro. El Perú es hoy un boom tecnológico de destrezas para desentrampar las barreras de los programas cibernéticos. Laptops dadas de baja con extraordinaria habilidad  retornan  al trabajo diario. Todo se recicla, todo se supera con habilidad prodigiosa. La creatividad se impone para prolongar la vida de impresoras inutilizadas y tinteros resecos.

Otro aspecto,  pocas veces mencionado, es la producción intelectual  del maestro y docente. Urge cambiar el papeleo  burocrático y la copiosa producción de documentos intranscendentes por procedimientos tan simples como el control de la asistencia e inasistencia por  tecnología virtual que implica eficiencia y menos gasto. Muchos métodos aún utilizados urgen ser renovados. La lectura crítica razonada es mucho más fructífera que el “copia y pega” que no facilita el despliegue de la comprensión inteligente. Hoy muchas destrezas escolares como el tomar apuntes, escribir y preguntar se debilitan por la arrogancia tecnológica. Por eso urge aprender a aprehender. A distinguir el genuino conocimiento del fiasco y artificio.

Los dispositivos celulares dotados de aplicaciones para el juego y ludopatía tienen capacidades  inutilizadas para el registro fotográfico, cálculo, consulta rápida, traducción simultánea, grabadora para las entrevistas, acceso a museos virtuales y comunicación eficiente que no se usan. Señalaba un docente de ciencias que con un registro fotográfico de las aves de la localidad y las fichas elaboradas por los alumnos disponían de un inventario de recursos ornitológicos insuperable. Otros identificaron peces, insectos y frutos de la producción agrícola local. Otros inventariaron  el patrimonio monumental en riesgo, festividades populares, talleres de artistas y avances en la construcción del nuevo local escolar. Definitivamente con  un docente pusilánime (falto de ánimo y valor para intentar cosas grandes, tolerar las desgracias, enfrentarse a dificultades o defender ideas propias) Poco o nada se puede hacer.

En la educación pública peruana aún no hemos incorporado  como ingrediente de la tarea educativa el trabajo crítico de los pares, los estudiantes y padres de familia para mejorar el desempeño en las aulas. Pocos docentes utilizan  un diario para el registro  de sus experiencias y dificultades distraídos por  gran cantidad de documentos inútiles que impone la administración educativa. Esta inacción, motiva la indiferencia y  los innumerables problemas sin solución. Pocas veces se escucha a los padres en sus expectativas, sugerencias y necesidades. Igualmente las asociaciones de padres de familia son el botín codiciado  de ladrones institucionales que se roban descaradamente los fondos recaudados.

No resulta por ello sospechoso que cinco tesoreras de la Apafa de un colegio local hayan sido bolsiqueadas cuando  iban a depositar los fondos  de la asociación a una caja municipal o un banco. Por supuesto. No consta en ninguno de los casos la denuncia policial pues no fue admitida cinco días después del robo.  Ordinariamente estos fondos deben obrar en cuentas formales del Banco de la Nación tratándose de establecimientos públicos. Es también necesario exigir certificados de antecedentes policiales y penales a quienes ocupan cargos en las Apafas. Muchos directivos cambian de residencia después de la elección. Aparecen y desaparecen de colegio en colegio. Otros se enferman subrepticiamente y dilapidan los recursos ajenos. Nadie rinde cuentas. El robo, la sobrevaloración y la sinvergüencería están a la orden del día. Nadie fiscaliza. Nadie denuncia. Este es el rostro de un serio problema.

Quiero compartir mi saludo  con los maestros de Piura. Según las estadísticas Piura tiene 34,302 maestros.  De los cuales 26,413 (77%) trabaja en el sector público  y 7.889 (23%) en el sector privado. La mayoría se encuentran en la zona urbana 23.376 (68.1%) y 10.926 (31.9%) en el sector rural. El desafío sigue siendo enorme en una región con gran potencialidad económica se requiere de la inversión que active los resortes del bienestar y el empleo. Muchos estudiantes al culminar la secundaria migran en pos de mejores oportunidades laborales. Los que se van no retornan.  El trabajo de los educadores persiste pese a las limitaciones de todo tipo. La mayor parte de nuestras escuelas no tiene agua potable. Los programas oficiales excluyeron de cuajo la educación artística, el deporte. Lo propio sucede  con la educación cívica y la historia retaceada y venida a menos. El maestro urge de estímulos para mejorar su desempeño y logros. Con bibliotecas cerradas y laboratorios para la decoración no avanzamos. Necesitamos innovar para aprender y formar mejores ciudadanos. Nuestra enorme gratitud a cada uno de los maestros que a pesar de los pesares se esfuerzan con alma, corazón y vida. A los que encuentran soluciones creativas y transmiten  a sus enseñanzas ese ímpetu de mejora. Cuando un papá amigo me refirió las virtudes de un conocido docente de ciencias de colegio privado. Tuve que advertirle, para su desencanto, que era el mismo profesor del colegio nacional por las mañanas. ¡Feliz día maestros!

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