lunes, 22 de mayo de 2023

EL CAUTIVO RECORRE NUESTROS PUEBLOS


Por: Miguel Godos Curay

El Señor Cautivo Peregrino de Ayabaca viene este fin de mes a Piura. Su peregrinaje por los caminos arrasados por las lluvias tiene como destino: Sechura, Catacaos y La Legua localidades convocadas a este encuentro multitudinario con el Señor. Este peregrinaje devocional es un bálsamo para los fieles afectados por lluvias, inundaciones y epidemias. Siempre lo veneran con fervor y emoción. La noticia vuela de boca a oreja. En todos los rincones recortan banderitas de papel cometa para ornar las fachadas. Todos se preparan con unción para recibirlo y besar sus llagas.

La cristología popular es muy antigua data a los primeros días de la conquista en la que arribaron los primeros curas doctrineros. La redención indiana fue asumida por el cristianismo y no faltaron las quejas ante la corona por el maltrato a los indios. Cristo se metió en el alma del pueblo. Santeros y artesanos tallaron cristos y pintaron lienzos, otros, llegaron de Europa para ornar los santuarios edificados en el nuevo mundo. El misterio de la redención fue explicado en catecismos escritos en lenguas nativas.

Los ritos dieron vida a devociones y celebraciones. Las procesiones son un mar humano morado de peregrinos y penitentes que siempre acompañan al Señor provistos de sahumerio y estandartes. La noticia difundida por emisoras de parlante se oye en todos los villorrios y pueblos. Bandas de músicos, peregrinos con tambores y quenas acompañan los cortejos. El recorrido del Cristo Cautivo busca elevar a tope la esperanza de los fieles. Es un llamado a la conversión y a la solidaridad humana con los pueblos afectados por los severos impactos del cambio climático. Las lluvias y los desbordes de los ríos transforman el agua de la vida en un cauce desbocado de tragedias.

A los ruegos por el arribo del Señor se suma la oración contrita de un pueblo creyente. Velorios y rezos son parte de las penitencias colectivas. Piura, es profundamente cristiana y respetuosa de sus tradiciones religiosas seculares. La devoción al Señor Cautivo es una de ellas. Otra de sus veneraciones es a la Madre de la Merced, la Mechita que desde su santuario de Paita convoca también a sus hijos. La fe fortalece a los cristianos en los momentos más duros de la violencia de la naturaleza. La mayor parte de los feligreses del Señor son hombres y mujeres pobres del campo y la ciudad. Nunca ocultan su identidad y su fidelidad a la tradición espiritual. Unos caminan largas distancias otros observan. Unos creen en otros habita la indiferencia. Ese materialismo sentimental que deshumaniza a las personas.

Hoy en todos los rincones que visitará el Señor se preparan los feligreses, grupos de oración limpiando los caminos, reconstruyendo lo que devastaron las lluvias torrenciales. Todo con jornadas comunales y vecinales porque el Señor nos quiere unidos en los momentos más duros. Es una energía espiritual que tonifica la esperanza en cada uno de nuestros hogares que no es poco. Nunca como antes se escuchan en los parlantes las sentidas canciones del ciego Pedrito Maldonado un juglar del Cautivo que tras su partida dejó sus discos y grabaciones dedicadas al Señor

El Señor camina con su pueblo en los momentos más duros y no desoye nuestros ruegos por los sufridos, por los postrados confiados en restablecer su salud. Por las familias abandonadas por la ayuda oficial en estos embates de la naturaleza. Los torrentes de las lluvias arrasaron sus moradas. La furia de las aguas deshizo lo que con mucho esfuerzo habían edificado. Los tiempos de la crisis son duros pues afectan a los que menos tienen, a los que viven de su trabajo diario y pueden cultivar la tierra. A los que arrojan sus redes al mar con la confianza de una pesca milagrosa. Hay hambre de pan  pero también un hambre de Dios que reconforte para hacernos grandes frente a las dificultades y el desaliento.

Viene el Señor cerramos los ojos y lo contemplamos en su altar de Ayabaca. Tantos ruegos Señor a tus pies. La oración nos recuerda que nos estamos solos. Confiados a tu misericordia imploramos justicia y compasión por los que menos tienen. No somos tierra de nadie. Somos tu pueblo escarnecido y redimido. Contigo las fatigas se transforman en vivas esperanzas. Un Perú que se levante por encima de sus miserias y se transforme en una nación próspera en donde el progreso alcance a todos. Un Perú sin violencia abierto al entendimiento de todos los peruanos. A una conducción política honesta en donde se anteponga a los intereses personales el bien común y prime una vocación indeclinable de justicia.

No es una carta abierta. Es un recado a cada corazón en el que habita la esperanza. Somos el pueblo elegido por Dios. Nuestra fraternidad humana no es casual ni está sometida a la tecnología perentoria. Es un deseo vehemente por construir una sociedad justa en donde los niños pueden ir a escuelas públicas decentes conducidas por maestros responsables. La buena educación forma ciudadanos libres capaces de culminar con realización sus proyectos personales.

Señor no podemos continuar sumergidos en el engaño, la deshonestidad y el abuso. Dios nos quieres libres y dignos. Somos dignos seámoslo siempre para no sucumbir en el exceso imperdonable de la dilapidación de los recursos públicos. No podemos continuar con gobernantes ajenos a los principios de las sociedades libres y democráticas respetuosas de los derechos humanos. Respetuosas de la justicia elemental. Capaces de edificar una patria de trabajo, educación y producción para el desarrollo. Las diferencias no nos conducen a nada. El desentendimiento convierte en un circo el ejercicio de la política. La negación de la libertad esclaviza a unos por el sometimiento y a otros en su incapacidad de distinguir la dignidad humana. El Señor nos quiere libres y dignos nunca esclavos.

 

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