sábado, 20 de abril de 2013


¿COLITAS UNIVERSITARIAS  O DIGNIDAD HUMANA?
Por: Miguel Godos Curay


Un concurso de colas de pelicano es una alternativa que no lesiona la dignidad
Un concurso de  “colitas universitarias” acaparó  esta semana la atención  de los lectores. Un denuesto así no puede ser otra cosa que la bestialidad de una universidad que no es universidad en donde se espera resplandezca la inteligencia. La “cola” por más respingada y  notoria que sea  es siempre la fase terminal  del intestino. Y cumple la función  de excreción necesaria para una vida saludable. El bolo alimenticio se digiere y se excrementa. La colita, en efecto cumple su función. Y un concurso de colitas no es sino una demostración visible de glúteos lubricados. La parte inferior del ser humano. Es posible que así como se realizan concursos de colas femeninas, más tarde se les ocurra a los promotores de estos eventos realizar un concurso de prominencias masculinas. En donde  se aplicaría la necesaria equidad de género que debe acompañar estas competencias. Habría que imaginar a los organizadores y al jurado regla en mano cumpliendo con seriedad su labor escrutadora.
Otro sería un concurso de cerebros y creatividad que es la parte superior del cuerpo, del cerebro de la inteligencia. Concursos de destreza  en los que se utilicen las manos y en donde la competencia deportiva anime la aspiración y el logro personal. Advierto que  no me opongo a los concursos pero detenernos en un territorio humano que el buen criterio aconseja respeto y pudor es un naufragio. Mostrar traseros sin rostros es en cierto sentido doblegar  el profundo  significado de la dignidad humana. Una reducción animal intolerable.

Explico. La palabra latina rostrum de donde se deriva rostro significaba la proa de un barco. El rostro simboliza a la persona.  El rostro está dotado de gracia, es el espejo del alma es un atributo humano. No se puede separar el rostro del cuerpo. Cuando el arcángel Gabriel saluda a María le dice: Dios te salve María llena eres de gracia, le está diciendo que es bella, graciosa, esplendor espontáneo. De modo que el cuerpo humano, la faz que produce gracia y encanto natural exige un trato digno, decoroso y respetuoso de las personas.
Pensamos que hay territorio basto  para nuevos y novedosos concursos que no desciendan  al extremo denigrante, o como advierten los concurrentes, “de un lascivo concurso de culos”. Todos y todas merecemos respeto como personas. Es más deseamos que nuestras hijas y alumnas reciban un trato humano honesto y decoroso. Es probable que muchos de los lectores no compartan mi punto de vista. Soy respetuoso de lo que opinen y hagan. Pero también es cierto que no tolerarían que lo que hoy hacen con algunas jovencitas aviesas en pos de notoriedad se haga con su entorno  familiar próximo. La belleza tiene cánones elementales distanciados del mal gusto y la procacidad.

Piura necesita  de concursos  que eleven la vivencia de los valores. Por ejemplo, las competencias de saber, de aseo y de limpieza vecinal, de barrios que plantan árboles, de niños y jóvenes  que destaquen por su creatividad e inteligencia, competencias deportivas, concursos de grafitis en donde se perciba el arte, concursos de reciclaje en donde se haga un favor al medio ambiente. Estamos convencidos que hay que elevar  en el piurano no sólo sus aspiraciones colectivas sino su extraviado sentido estético y el necesario respeto a la persona humana.

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