sábado, 31 de agosto de 2013


EL CARTERO DEL REY
Por: Miguel Godos Curay

Gordon Bennett,cimientos éticos del buen
periodismo.
El Cartero del Rey  es una de las obras maestras del poeta bengalí Rabindrnath Tagore. El texto fue traducido al español por  Zenobia Camprubí  la esposa de Juan Ramón Jiménez. El texto primoroso es de una inusual profundidad lírica. Pero hoy nos sirve de pretexto para explicar  un tema sensible que muchas veces no entienden los políticos o quienes, eventualmente, hacen uso y mal uso del poder. Lo señala Darío Restrepo. Los políticos consideran que sus ideas y su posición  son absolutas. Los periodistas no adictos a la mermelada saben que son relativas. No hay nada más crudo y deleznable que el discurso político.

Los enunciados del político y sus declaraciones son simples declaraciones de buena voluntad para encontrar soluciones a los problemas de la sociedad, sin embargo, hay que advertirles que no son la solución. Una cosa es lo que el político dice otra lo que realmente hace. No es cierto que un eventual contrato de publicidad en un medio cualquiera sirva como argumento para comprar silencio o impunidad. Confundir un vínculo comercial con un menoscabo de principios no sólo es una falta de criterio sino una incongruencia desafortunada.

El político pretende que todos sirvan a su causa. La independencia del periodista no puede recortarse en función de los intereses personales de tal o cual político. El periodista sirve a la sociedad. Al informar no sólo entera sino que crea y fortalece a la opinión pública. Al periodista se le pondera por lo que informa y también por lo que calla. Son ingenuos aquellos informadores de conducta deshonesta que venden hasta su alma y se acomodan al poderoso de turno. No hay nada más transitorio y efímero que el poder del gobernante de turno.  

El fin último del periodista es el bien común que está por encima de los berrinches de cualquier funcionario público cuya función depende del presupuesto público. Corresponde a los ciudadanos la vigilancia de cualquier gestión pública. Sobre todo de aquella que consume recursos en publicidad de modo exorbitante. La publicidad como el maquillaje y los cosméticos provoca burbujas de apariencia. La publicidad cuando tiene como propósito mejorar la imagen  pública de un gobierno se convierte en propaganda ideológica. Deje de ser una herramienta del mercadeo para convertirse en proselitismo. Suele ser que al final aunque la mona se vista de seda mona se queda.

James Gordon Bennett, creador del Herald, advertía simplificando su firme línea editorial. “No apoyaremos a ningún partido, ni seremos voceros de facción o camarilla tampoco estamos al servicio de candidatura sea del presidente o alguacil”. La independencia del periodista es una condición imprescindible. Un periodista con la capacidad de crítica disminuida y condicionada queda reducido a la condición de un plumífero sin conciencia y sin voz propia. Esta condición irrenunciable distingue a la paja del trigo. Y pajeros nutridos de la zalamería y la adulación sobran. Faltan periodistas convictos que preservan su conciencia y decoro del tráfico grosero, la coima y el billete rompe manos.

De modo que no hay razón para tanto brinco si el suelo está parejo. No se piense tampoco que los lectores son ingenuos y no avisados frente a los “anuncios publicitarios”. Resulta que estas campañas, pretenciosas y costosas, son como el jugo de sábila, pura baba. Y no hay peor político que el que se pica a los oportunos, necesarios y puntuales señalamientos ciudadanos. En estos casos funciona mejor el silencio reflexivo antes que estos explosivos raptos de necedad y patinada interior. Balmes advierte: “…la franqueza es una de las mejores prendas de todo gobierno. ¿De qué sirve engañar a los pueblos y empeñarse en gobernar con ficciones y mentiras?”. Hace poco la BBC en une encuesta preguntó a los niños si preferían la televisión  la radio. La gran mayoría se pronunció por la televisión. Pero entre los pocos que eligieron la radio. Hubo un  niño que dijo:- “Me gusta más la radio, porque por la radio veo paisajes más lindos”. En Piura queremos cada día más pueblos lindos.

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