sábado, 14 de junio de 2025

PIURA CON OJOS DE ABUELO

Bendición de Monseñor Daniel Turley Murphy (Chulucanas)

Por: Miguel Godos Curay

Mi abuelo se llamó José de la Rosa Godos Hernández, mi padre Juan José Godos Atoche. Mi nombre resume a los José del vínculo parental y el de Miguel Curay el abuelo materno. En familia los nombres procedían al pie de la letra del santoral bien impreso en el popular Almanaque Bristol. Siempre con abundante información sobre mareas,  lunas llenas, eclipses y el inicio y final de las estaciones. Una herramienta útil para la pesca y la agricultura. Hoy no, los nombres se han convertido en genuinos disparates popularizados por la necedad y el mal gusto.

Las listas de los estudiantes de la universidad demuestran un nuevo fenómeno. La onomástica de hoy es extraída de las telenovelas y series televisivas brasileñas, turcas y coreanas. No faltan los Estifen Jokins, Erkenci Kus (Pájaro soñador), Hercai y hasta las Dolunay (Luna llena) de la cultura otomana que guarda estrechos vínculos entre Europa y Asia. Entre las series coreanas: La jueza del infierno, La reina de las lágrimas y Belleza verdadera. Para varones con suerte nombres diminutos como Min-jun, Yu-kun, Seo-jun, Minho, Joon y Hyeon. Y para las mujercitas Yung-mi, Hye, Sun-hee, Haneul, Yon, Sook, Youra, Iseul, y Gi entre los favoritos.

Quienes somos respetuosos con la tradición imaginamos los bautismos con tantas denominaciones exóticas. Y en Piura, nos consta, se asigna nombres del Bristol a las mascotas. “Mi gata se llama Camilita y mi perrito Ramón”. Los animales domésticos  tienen hoy nombres de  santos y los cristianos nombres foráneos de marcas publicitadas de vehículos, artefactos y topónimos producto de la  influencia del comercio y populares series de Netflik. Toda una rareza de patronímicos.

Las viejas tradiciones son desplazadas por los impulsos de Internet y las redes sociales atiborradas de curalotodos, la intimidad desnuda de actores, fórmulas para ganar dinero sin mucho esfuerzo, violencia, racismo, la sublimación pervertida del delito y toneladas incontenibles de pornografía. Los anticancerígenos milagrosos compiten con  los estimulantes del apetito sexual. El negocio de la distracción da cuenta del Papa León XIV opinando los no creyentes y utilizando fuentes no reveladas. Igual sucede con la información política tan obtusa y distraída de las agendas nacionales.

Y resulta sorprendente cómo los políticos de todos los pelajes se vanaglorien respecto a la solución definitiva de la urgente necesidad de agua potable para los sectores populosos de Piura. Los surtidos caños sólo existen en la imaginación pues nadie explica ni garantiza de dónde vendrá el agua. El agua de la napa freática es salobre y mezclada cono el agua superficial que viene de Curumuy no permite la buena cocción de los frejoles. La sedimentación de Poechos supera el 60% de su capacidad portante y el agua  almacenada se estima en 40 millones de metros cúbicos. Después de arrojar el agua al mar poco o nada se hace en Piura para enfrentar el stress hídrico. El discurso político efectista es un viejo cuento. La opinión técnica no se escucha ni se debate seriamente.

El perfil político de los eventuales candidatos  es una combinación de ignorancia supina y un afán voraz por morder presupuestos. Los excesivos gastos de propaganda, los discursos vacíos, las legiones de lameculos tras los candidatos posterga con malas prácticas el ejercicio de la ciudadanía responsable. La decencia es desplazada por la indecencia. La honestidad por la repartija y el robo descarado. La verdad por la mentira en todos sus matices y sus aderezos suspicaces, contumaces y la injuria. Esta gobernabilidad nutrida por la ignorancia y la irresponsabilidad no conduce a nada. Urgen fiscalizaciones profundas  y una presencia activa en la administración pública de los órganos de control y la propia Contraloría de la República. Se ha olvidado de plano que la ciudadanía activa exige rendición de cuentas y transparencia en todo.

El rostro de Piura lastimado por la incuria y reducido al de una aldea infeliz es la descarnada demostración de la incapacidad de nuestros gobernantes empeñados en el festín de presupuestos, el exhibicionismo huachafo y el negligente interés por resolver los problemas de una ciudad. Tanto se me habló del bicentenario de Catacaos que emprendimos el recorrido desde la Legua y lo que no dejó de sorprendernos son las toneladas de basura a lo largo de la pista. La efeméride debería empezar  por una acción inmediata y decidida contra el desaseo que decepciona y desencanta a los turistas y visitantes. No se come rico ahí donde hay basura. Es lo que se observa a la vera del camino. Esta es una irresponsabilidad negligente de sus autoridades tan dadas a los rituales de la celebración y huachafería.

En Piura, como decían los conversadores de la antañona rotonda del Puente Viejo, el mejor negocio es comprar a sus gobernantes por lo que valen y venderlos por los que creen que valen. Esa es nuestra miseria institucional. Esa es nuestra fracturada gobernabilidad que no resuelve nada sumisa a las temperaturas de la voracidad política, la cutra y el robo. Vivimos como cangrejos en retroceso permanente. Somos una ciudad en la que el espacio histórico se cae a pedazos y en donde el caos se impone ahí en donde debe primar el orden y el respeto. No crean los ingenieros y funcionarios calzón flojo que Piura es una aldea despojada de historia. Esta lectura procaz y desaguisada es consecuencia de la ignorancia y el olvido de que, dentro de siete años, el 2032, se  cumplirá el medio milenio de San Miguel la primera ciudad fundada por españoles en el Perú. Cada rincón de Piura tiene historia. Y la primera obligación de los que gobiernan es el servicio honesto y responsable a su ciudad. No hemos elegido ratas pardas para que conduzcan  al gobierno local y al regional sino ciudadanos que vislumbren futuro de nuestra ciudad y región.