sábado, 15 de junio de 2024

UN HATO DE RECUERDOS

Por: Miguel Godos Curay
Santo Domingo de Guzmán, el santo patron venerado en el Distrito  deMorropón que lleva su nombre

Mis recuerdos son un hato de experiencias. Un cajón de sastre colorido en donde las evocaciones me transportan a Paita donde nací, a Piura en donde fui acogido con afecto inolvidable. A Santo Domingo en donde recien egresado de la universidad aprendí a ser maestro. Fue una experiencia humana  inolvidable. Conocí a buenos amigos, me nutrí en la biblioteca municipal y aprendí la cultura viva del buen café. Probé, el guarapo, zumo de la caña del que en alambiques rudimentarios alimentados por el fuego del bagazo seco se obtenía pócima, primera, aguardiente con  el que se preparaba el calentado una versión del canelazo.

Descubrí en la forma de hablar de mis alumnos y los buenos amigos arcaísmos y una forma distinta del habla urbana. Aún se utiliza el trujo castizo. Zarcillos en los aretes. Botones de plata de nueve décimos decoraban las monturas, las vainas de la espadas, los cinturones de cuero y los cruceros de las puñaletas. El sombrero era parte del atuendo masculino. La alforja era infaltable y los ponchos de lana de ovejas usaban para el teñido el nogal y la agia de los pigmentos que vendía por onzas doña Margarita Paz que tenía el atributo mágico  de conversar con los colambos y macanches en su inverna. Todo el sistema de medidas es diferente.  Se emplean libras y onzas. Latas, cuarterones y gemes.

Las madres campesinas caminaban con huso en mano torciendo la lana con delicadeza. La lana teñida con paciente habilidad se utilizaba para tejer ponchos en los telares tradicionales con caiguas, tacalpus y cungalpus. En todas los hogares se tejía con la antigua técnica del telar. Alforjas primorosas de todo tamaño para cargar granos y las provisiones para la casa. Se cocinaba en fogones de piedra, las tulpas, en las que  soplando una caña se avivaba  el fuego. Ahí estaban las ollas de barro, los tiestos y los mates del menaje. Sentadas en pequeños bancos las madres cocinaban o preparaban provisiones para los brazos  de la presta de fuerzas.

Los menajes  de  barro se elabraban en los talleres de alfareras  por encargo, en otras ocasiones llegaban  de la yunga en tiempos de ferias y celebraciones. Se comía sano. No faltaban los tamales de choclo verde y los de mote deliciosamente enormes aderezados con manteca y carne de puerco.  En ocasiones especiales se preparaba gallina o cuy.  Infaltable el sango de trigo  con manteca de puerco o con queso y el infaltable café. Un rol imprescindible cumplía el molino Corona empleado para las moliendas del hogar. El trigo era llevado a los molinos en la cabecera del pueblo y la harina se connducía en saquillos y alforjas.

Los machetes preferidos tenían que ser colombianos de tamaño preciso para el trabajo campesino y la defensa personal. Herreros de fragua y yunque de hierro eran diestros y expertos para convertir un machete, templado en fuego,en espada. Todo dependía del sonido del metal hasta adquirir la textura de una campanita. El trabajo se completaba con la confección del crucero con aplicaciones de astas toro,venado y plata de nueve décimos. La vaina de cuero  era un primor de la talabartería tradicional recamada de botonería de plata.  La espada era un arma fina y discreta para preservar el honor. 

Una fotografía de las espadas entregadas en cautela durante una celebración del santo patrón registrada en Quinchayo sirvió más tarde para ilustrar la primera edición de El Cacique Blanco de Carlos Espinoza León. El mismo año, 1972, en el que obtuvo el primer premio en narrativa con Froilan Alama Bandolero. Yo obtuve el segundo puesto en poesía en los Juegos Florales de la Universidad de Piura. Posteriormente al frente de la Dirección de Cultura en la Municipàlidad de Piura,compilando su producción narrativa, surgió y se aprobó con su anuencia el nombre del libro El canto del Chilalo publicado en varias reediciones, algunas sin  la autorización de su autor. Espinoza León escribió también una anecdótica biografía del Alcalde Aguilar Santisteban, fallecido repentinamente pendiente de impresión.

Aprendí a comer tortillas de trigo y tamales. Descubrí  el dulce de los choclos asados, a la cancha tostada y refrescante chicha de maíz fresca. A tomar café  en las tardes con delicioso pan y queso. La energía eléctrica se extinguía en el invierno porque llovía de alma. Y los buenos labradores iniciaban la siembra. Papas, ollucos, ocas, ajos y maíz. Frijoles variados, trigo para las tortillas. Las familias vivían  en habitables laderas y lomas seguras junto a sus huertos. No faltaban nogales, higuerones, guayabos, naranjos, guineos y paltos. 

Santo Domingo es un pueblo con historia. En  enero de 1883 los comuneros amenazados por los abusos y despojos de los hacendados, bandera roja en mano, tomaron Piura.  La montonera ingreso a la ciudad en un general cierra puertas dspuesto por el Prefecto Fernando Seminario Echandía (Piura,1839-Lima, 1917) designado por Miguel Iglesias. Posteriormente  se adhirió a Cáceres y mantuvo tenaz oposición  a su primo Augusto Seminario Váscones. Tras la toma de la ciudad y su aparente indefensión  decidieron celebrar  brindando a percha abierta en la licorería de Federico Ramos. Ahí los montoneros vaciaron las botellas de aguardientes llegada la noche del 28 de enero de 1883. El perfecto ordenó rociar con kerosene toda la casa y le prendio fuego.

Muchos montoneros perecieron en el siniestro otros fueron hechos prisioneros y fusilados en las playas del río. El escarmiento brutal según las crónicas dejó más de 60 muertos. Los cadáveres desaparecidos y sepultados  en donde nadie pudiera encontrarlos. Muchos en los extremos del camino a Paita. Otros a a la fosa común. Según los testimonios los montoneros ingresaron a Piura avivando a la comuna y con banderas rojas.  Seminario Váscones,muy joven, sen enroló en el ejército del que se retiró con el grado de Capitán para dedicarse a sus negocios agrícolas.

Durante la ocupación chilena fue uno de los combatientes  en la resistencia. Posteriormente se dedicó a la política fue senador por Piura. or diferencias políticas con Cáceres fundño el Partido con el cual se lanzó como candidato a la presidencia en 1903.El historiador Miguel Matiocorena editó, con el auspicio de Petroperu, un libro con un gran acopio de documentos de la época. Este hecho  fue silenciado por la historia oficial. Un rescate de las memorias realizó el escritor Miguel Gutiérrez Correa incluso de  la influencia de Bauman de Metz un prófugo comunero tras el desplome de la Comuna de París. En la sierra de Morropón de Metz se dedicó a la producción de carmín utilizando la cochinilla. Con él brotó el socialismo y la defensa de los derechos de los comuneros. En el lenguaje de la hacienda se llamaba a los comuneros "comunistas". Otros los llamaban rojos en alusion a la pendón de la comuna. Un inquietante brote del socialismo en la sierra de Morropón.




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