viernes, 28 de noviembre de 2025

INCONDUCTA POLÍTICA Y RECLAMO CIUDADANO

Por: José Miguel Godos Curay

                                  Piura, exige respeto por parte de sus gobernantes. Ni el grito ni el fisco artero.

Las rabietas y la inconducta de los políticos son como las bromas de mal gusto: la grosería en la punta de la lengua. La inaudita procacidad de las bestias. Y cuando se refieren a obras públicas, la justificación de lo injustificable. De estos denuestos debe tomar debida cuenta la Contraloría pues cuando el río suena piedras trae. Las obras públicas se ejecutan y financian con dineros del Estado y su propósito inmediato es el beneficio de la comunidad. Aceras, pistas y veredas, escuelas, hospitales, mercados están en el elenco de las obras públicas visibles. Por eso el gobernante y sus funcionarios son directamente responsables de lo que bien o mal hacen en su ejecución y funcionamiento público.

Nada sale del bolsillo del gobernador ni de los alcaldes. Se trata de dineros públicos invertidos por el bien de todos. No es un botín de pervertidos malos funcionarios y servidores públicos que engordan con el favorecimiento indebido, la cutra y el robo descarado. Finalmente acaban entre rejas como soñas en jaula. Las autoridades en ejercicio deben a los ciudadanos sin distingo de ninguna clase: educación y respeto. Dignidad y decoro en su conducta. No se piense equívocamente que la grosería sintoniza con la razón. Sólo en el paraíso de los truhanes, sinvergüenzas, bribones y pícaros el grito y la sinrazón tienen nombre propio.  La respuesta torpe es el balbucear emocional de los hampones. Nunca la inteligencia de las razones.

La irritación del político es como el culo del bebé cuando no lo cambian de pañales. De modo que este estilo procaz y altanero de irritarse y vociferar en público no adorna al gobernante. Este es un estilo antidemocrático por donde se le mire.  Es producto de la obcecación y la ignorancia política. Es la afloración de la mala educación en el hogar y en la familia en donde anidan el mal gusto y las soterradas frustraciones.

Piura, cuya antigüedad y nobleza, no es de ayer, merece un trato educado y respetuoso.  La procacidad de las tribunas no es una respuesta lógica y coherente frente al reclamo legítimo y justo. No se puede con el jarabe de lengua, la publicidad sórdida y estridente ocultar lo inocultable. Una demolición apresurada de las principales arterias de la ciudad sin comienzo ni final, con claro perjuicio al comercio, no es una demostración de la agilidad de los constructores sino la consecuencia inmediata de obras inconsistentes sin pies ni cabeza. Con deficiencias insuperables: falta de planificación, ausencia de estudios serios poco o nada se puede hacer por Piura. La celeridad con freno en seco es la indeleble señal de lo mal que se hacen las cosas.

Por esta razón, es necesario y conveniente, que los Colegios profesionales de Ingenieros y Arquitectos, corporaciones de profesionales y las partes afectadas emitan sus opiniones. La paralización de las obras importa incremento de los costos y una retahíla de presupuestos adicionales que encarece los costos de las obras. Preocupante resulta que en el escenario de la demolición no se hayan colocado los carteles indicando los montos de inversión, inicio y culminación de las obras.  Información más importante y trascendente que los ladridos del perro de la vecina. Las demandas de los ciudadanos son reclamos legítimos que no pueden se desoídos por la Contraloría y el Ministerio Público.

Los piuranos exigen y esperan respuestas consistentes no jarabes de lengua y entusiasmos repentinos en las redes sociales. Como se ha podido observar muchas veces lo que se exhibe como logros por sus deficiencias son fiascos descarados. Si persiste la indiferencia de los gobernantes ya es hora que un Frente Cívico plural exija lo que a Piura le corresponde por justicia y por derecho. No es la primera vez que se invoca a los piuranos ponerse de pie en defensa de sus derechos. Tienen que hacerlo ante la ausencia de una respuesta de autoridades indiferentes distraídas por el fandango político electorero. Piura, se merece una respuesta responsable de sus gobernantes. Los gritos y peroratas de tribuna no dejan de ser el alarido cuando algo no anda bien. Ergo corresponde a la Contraloría y al Ministerio Público una intervención inmediata en defensa de los derechos ciudadanos. No hacerlo es una inexcusable omisión.

EL LEGADO CULTURAL DE GERARDO CHÁVEZ

Por: Miguel Godos Curay

                           Gerardo Chávez López (Trujillo,16.11.1937-22.06.2025) 
                           Foto Josip Curich.

Nuevamente, en el día de su cumpleaños, abrió sus puertas el Museo de Arte de Trujillo del maestro Gerardo Chávez López (Trujillo,16.11.1937- Trujillo, 22.06.2025). El museo de una hectárea aproximadamente está ubicado en la prolongación de la avenida Villarreal en el camino a Laredo. La iniciativa póstuma del maestro es un valioso tesoro cultural. No sólo exhibe una colección arqueológica de ceramios sino lo más valioso de la producción pictórica de su hermano Ángel Chávez y su producción personal. Un valioso legado del arte contemporáneo del Perú. Impresionante es la galería. La capilla es una síntesis del arte religioso colonial y popular del Perú. Otra de sus iniciativas en el centro de la ciudad es el Museo del Juguete.

Gerardo Chávez es uno de los más destacados pintores peruanos contemporáneos. Gerardo, partió el pasado domingo 23 de junio a los 87 años. Gracias a su iniciativa se crearon el Museo del Juguete y el Museo de Arte moderno de Trujillo que reúne su colección pictórica personal. Su ausencia se sumó a la de Mario Vargas Llosa el 13 de abril del presente año. El 2022 en la Serie Narrativa Hispánica de Editorial Alfaguara Gerardo con vuelo premonitorio publicó:  Antes del Olvido (Memorias). Un pormenorizado itinerario de su existencia y formación pictórica.

Recuerdos, en carne viva, de su periplo vital en Trujillo, Lima, Florencia y París. Se trata de escritos a vuelapluma con muchos recuerdos de personajes y actores de la historia reciente: el Che, Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre. Los paisanos Alberto Guzmán, Raúl Bernuy, Jorge Piqueras, Alfredo Bryce, Julio Ramón Ribeyro y Manuel Scorza. Luis de la Puente Uceda, fundador del Apra Rebelde inspiración de su oleo la Estrella del Amanecer, cuadro de gran formato con el que participó en la Bienal de Venecia. De la Puente muerto el 23.10.1965   era un vivo vínculo de sangre con Santiago de Chuco y Trujillo: la patria vieja.

Vargas Llosa (Lima ,1978) anota su testimonio personal sobre el artista: “Es un hombre sólidamente asentado sobre la tierra firme, con raíces en las cosas y unos sentidos ávidos de realidad. El mundo que ha creado con sus pinceles, sin embargo, es todo imaginación, sensibilidad, poesía, y, como lo sugieren los títulos delicados y risueños que pone a veces a sus cuadros, viene enteramente de ese sueño de la razón que, según dijo Goya, engendra monstruos. Lo turbador de los monstruos de Chávez es que, a diferencia de aquellos que crearon sus remotos maestros flamencos, El Bosco o Brueghel, y que pintan el infierno y los demonios, ellos no nos espantan, más bien, despiertan nuestra solidaridad y nos enternecen”.

Pocos artistas, como él, llevan la tierra en las venas. Con sensible intimidad confiesa Gerardo: “También te recuerdo a ti Paiján, pueblito del Norte, parque frutal de mi niñez, de tus cuentos de medianoche, de tu heráldico diablo a caballo blanco, arrasando de fuego sus calles de silencio.” Es una añoranza de la santa tierra poblada de recuerdos y vivencias trujillanas. Según su confesión: “Yo poseía la memoria de la piel. Yo vivía con la cabeza llena de imágenes, olores, sensaciones. Cada momento tenía su olor; cada hora del día, una luz que proyectaba su sombra un universo de formas indefinidas”. Como advierte en tono alucinado: “Mi vida era sensorial”.

A los catorce años asumió como propósito existencial ser pintor como su hermano Ángel Chávez. Por eso viajó a Lima. Gracias a Ángel sintió el aroma de la linaza y la trementina, los pigmentos, brochas y pinceles en el taller. Según su testimonio fueron experiencias inolvidables el conocer a Sérvulo Gutiérrez pintor bohemio, cuyas falsificaciones de huacos eran más valoradas que sus pinturas y a Víctor Humareda en cuya habitación lucía en un tendal un calzón y un brasier que decía pertenecían el primero a Marilyn Monroe y el segundo Brigitte Bardot. Con su descuajeringado saco y su sombrerito tongo Humareda era como un niño travieso y juguetón. El 22 de junio pasado partió sin avisar. El maestro dejó su indeleble huella sobre la tierra en la que vio la luz primera y sonrió con esa espontaneidad infantil nunca perdida en la que el tiempo esencial nunca se detiene saboreando la eternidad.

A los 16 años inició Gerardo sus estudios en la Escuela de Bellas Artes y para mantenerse se convirtió en vendedor y profesor de dibujo. “Como un poseído doy vueltas a mis ideas esperando atacar lo que mañana tal vez podría ser un cuadro, no sé, lo cierto es que me muerdo en el silencio tratando de organizar armoniosamente mis propios fantasmas”. Su universo creativo es impresionante son criaturas de un mundo imaginario lleno de vitalidad.

Desde mis tiempos de trabajo periodístico en la redacción de Correo tengo una xilografía de Gerardo Chávez según anotación de su autor “Cara del amor, cara de la muerte” pertenece a ese ciclo extraordinario de intensa creatividad. Me la dio Gilberto Zapata cineasta y productor de un documental sobre el artista. Aún la guardo en mi dormitorio. Cuando don Domingo Seminario Urrutia me mostró su valiosa colección de óleos de Macedonio La Torre mencionó a Chávez como uno de los brillantes artistas de Trujillo con el manejo audaz de grandes formatos exentos de convencionalidad. Hice la promesa personal de buscar muestras de este ciclo creativo en ebullición en Lima y Trujillo. Chávez en aquel tiempo vivía en París y su prestigio daba la vuelta al mundo. Una edición especial mostraba sus cuadros de gran formato en Lima y Trujillo pude conocer su itinerario de propuestas y creaciones. Lo conocí finalmente en Trujillo en donde me dio noticias del escultor piurano Alberto Guzmán que vivía en París.

Lo pude admirar en la galería de arte de la Municipalidad de Lima. Nos fascinó su museo del juguete para el que me encargaron adquirir en Catacaos algunos maromeros. Los que desaparecieron arrinconados por estereotipos chinos que inundan la calle Comercio de Catacaos. Ya no hay mates burilados arte cultivado por Ramos. Lo poco valioso que existe está en el taller de Oscar Aquino.  Chávez adquirió una dimensión universal en Europa en donde fue discípulo del maestro chileno Roberto Matta. Según confiesa, allá por 1962, Matta le dijo: “¡Roma es una provincia, Vente a París!”  “Salimos de nuestros países como analfabetos. En Roma te dedicarás a comer buena pasta, pero en París tendrás museos, libros de arte y poesía hasta en los bulevares”.

“Matta, cambió el rumbo de mi vida”. En París, encontró a otros peruanos como Haya de la Torre, Julio Ramón Ribeyro, Alfredo Bryce, Manuel Scorza, Jorge Piqueras, Emilio Rodríguez Larraín, al paiteño Alberto Guzmán que recordaba a su abuela con su hato de cabras recorriendo el tablazo de Talara. Las cabras proveían leche deliciosa y queso.  En París emprendió la lectura de los surrealistas como Rimbaud, Paul Éluard, César Moro venido de Lima y André Breton. Vargas Llosa con sinceridad proverbial había publicado La ciudad y los perros.

A este ciclo vigoroso corresponde su serie de diez cuadros de gran formato denominados Mitología del futuro a la inauguración de la muestra acudió entusiasta el maestro Matta. En un aparte de la muestra, refiere, me cogió del brazo y me dijo: “Estoy contento. Has encontrado el verbo, ahora hay que conjugarlo”. Un llamado a la búsqueda y a la creación por un camino hondo, personal. Este ciclo se tornó luego en una búsqueda personal de la monocromía de la tierra, el mundo de la papa durante dos meses se dedicó a trabajar un cuadro de gran formato denominado El otro Ekeko cargado de amuletos y juguetes. Según evoca decidió pintarlo como un cíclope bueno con toda la energía del mito y las ganas de vivir mientras el Perú se desangraba en medio de la violencia del terrorismo.

Posteriormente se dedicó a pintar caballitos blancos en homenaje a su hijo Gerardo. Este acto de gratitud se convirtió en la producción copiosa de ciento treinta cuadros en una década de inusitado vigor productivo y éxito económico. A esta etapa corresponde la adquisición de una casona antigua de Trujillo que se convirtió en el Museo del Juguete Antiguo y un terreno de cinco mil metros donde inauguró el Museo de Arte Moderno. Una de sus desgarradoras experiencias fue la muerte de su hermano Ángel consecuencia de un cáncer avanzado. “Te dejaste envolver como el niño que jugaba al muerto. Así fue, Angelito. Poco a poco tu sueño se fue apagando. Y te fuiste con tu linda bufanda roja cuello, de tu color preferido.”

Posteriormente, ya en el Perú, emprendió un proyecto inspirado en las multitudinarias procesiones limeñas del Señor de los Milagros titulado “La procesión de la papa”. Para ello utilizó los tradicionales costales de yute cosidos con pitas de soguilla. Los paneles enormes se cubrieron con tierra traída de Ayacucho, Otuzco, Huamachuco, de la sierra liberteña y Lima. Los seis cuadros con diversos matices y texturas presentan diversas escenas de las festividades patronales. El esplendor de los castillos y cohetes, la vaca loca que persiguen los niños y muchachos. Las multitudes acompañando con devoción a la personificación patente de Dios de la vida y la existencia.

Una de sus sorprendentes iniciativas fue el Museo del Juguete. Surgido en el corazón de Trujillo para lo que adquirió una antigua casona que restauró totalmente conservando el valor patrimonial del centro de Trujillo. Utilizando adobe, quincha, carrizo y yeso.  El local fue inaugurado con el nombre de “Museo del Juguete Angelmira”, en honor a la dueña de la casa y en alusión poética a Ángel, el hermano ausente. Gracias a Mariana de Orbegoso, Cecilia Mannucci y Ricardo Rey se reunieron juguetes confeccionados después de los años sesenta. La respuesta fue inmediata. Aparecieron juguetes artesanales pintados a mano, primorosas muñecas de género y coloridos retazos de tela, ollitas de barro y sonajas andinas. Este museo es un homenaje a la fantasía de los niños, al descubrimiento del impulso creativo. Los juguetes despiertan la imaginación de los pequeños los celulares la adormecen. Cuando un niño observa un trompo descubre con asombro la luz, el color y el sonido. Se adentra en los linderos asombrosos de la ciencia.

La otra iniciativa: El Museo de Arte Moderno de Trujillo que ocupa más de una hectárea fue diseñado por el arquitecto Ricardo Morales con la idea disponer de disponer de un espacio con mucha luz natural indirecta que no afecte las obras. Ahí se exhiben cuadros de Ángel y Gerardo Chávez. Así como obras de Roberto Matta, Wilfredo Lam, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, José Luis Cuevas, Francisco Toledo y Joaquín Torres García entre los más importantes. Este museo es un homenaje a tantos artistas anónimos que nutren la extraordinaria grandeza del arte nacional y muestran el profundo significado de la educación para el país. Como anota: “Vida y muerte son para mí la misma cosa. El hombre está solo, pero es en soledad cuando descubre la belleza. Me reconozco en ese niño que fui. Me acerco a él con una especie de amor; juego con él, pinto con él y juntos vamos cerrando el círculo”. En Trujillo nació Dios dice la letra de Alcides Carreño. Nosotros añadimos y también  artistas inolvidables como Ángel y Gerardo Chávez.  

 

  

sábado, 1 de noviembre de 2025

TODOS LOS SANTOS, TODOS LOS DIFUNTOS

Las tradicionales velaciones congregan multitudes en los cementerios de toda la región

Por: Miguel Godos Curay

Siempre los 1 y 2 de noviembre fueron apoteósicas remembranzas de los ausentes. En Piura, en Paita, en Sullana en Santo Domingo de Morropón. En cada rincón de Piura se recuerda con el corazón y con la mente a los ausentes. No se trata de un rito puntual en las capillas de los camposantos sino de una presencia, toda la madrugada, frente a las tumbas con paquetes interminables de velas y hatos de oraciones por los angelitos y las animas benditas. Junto a los ritos cristianos brotan de los hornos tradicionales las roscas de muerto, muertos cubiertos con clara de huevo y coloridos angelitos de piña y camote envueltos en papel cometa, alfajores, empanadas, cocaditas y panecillos de dulce. Noviembre empezaba con coronas de satén y hojuelas verdes de cartón y pintura. Los tacaños recurrían al artificio de coronas de flores de hojalata eternas y descoloridas.

La feria tradicional se vive en los cementerios en Santo Domingo se vela. Las velaciones son ese reencuentro con los fallecidos, se bebe café de olleta en cantidades potables todo se comparte los panecillos con queso y las roscas. La celebración es un compartir gigantesco, se pintan los nichos y se refrescan con esmalte los nombres de los difuntos. Mis abuelos llevaban un inventario memorioso de sus muertos: José de la Rosa, Abraham, Marcelina, Isabel, Petrona, Miguel, Rebeca, Roberto en una relación interminable. Para ellos coronas de flores y muchos ruegos. El mundo de los vivos recurre en todo momento a los muertos protectores.

Al filo de la madrugada se desgranan las historias, se hilvana un ato de recuerdos, el historial de la familia el mandato de la tradición y el recuerdo. Las velas de cera por mandato de  la modernidad  son reemplazadas por asépticos focos que no lagrimean en la madrugada. Los bombillos encendidos convierten en un gigantesca panal iluminado los cuarteles de los camposantos. En Paita, la noche en vela, se reconfortaba con un nutritivo caldo de pescado con ají y limón. Al mediodía el tradicional picante con la familia reunida. Legiones de rezadores se reparten los cementerios este día se las rebuscan rezando con su personal rosarios interminables.

A los que partieron en lugares ignotos se les corona en la cruz mayor que este día reúne numerosas ofrendas. Piura, preserva sus tradiciones, los cementerios permanecen abiertos toda la madrugada familias completas pasan la noche junto a sus deudos. Frente a las escasez de las flores naturales se recurre a las primorosas coronas de satén elaboradas con bolillos en moldes de yeso. El primor está en el fino acabado. Hoy esta arte tradicional compite con los ramos de flores baratos venidos de China que se expande en los mercados. Los primogénitos en todas las familias persisten en la tradición es una obligación congénita ineludible. Una deuda con el legado familiar.

Las velaciones son una especie de reencuentro con los viajeros al más allá. Antes los cementerios se erigían en las naves de las iglesias, posteriormente se utilizaron los linderos hasta que en el reinado de Carlos III (1759-1788) se dispuso por severas medidas sanitarias se edificaran camposantos o cementerios en lugares apartados de las ciudades, ventilados y ordenados.  Tradicionalmente las sepulturas estaban en el suelo, luego se recurrió a galerías de nichos pero los pobres  eran sepultados en las fosas comunes para los indigentes. En Piura, persiste un culto  antiguo a las ánimas benditas  protectoras  cuyas cruces abundan en los filos de las carreteras que lucen sus cruces.  En el camino a Huancabamba, cerca al kilómetro 55, se venera con exquisita devoción al soldado desconocido   y en Chulucanas  en cuencos con harina se encienden cigarrillos de tabaco aromático en el nicho de “La Turquita” una gitana muerta en esta tierra cuya protección eficaz surte efecto entre jóvenes enamorados y amantes de erótica desbocada. Los camioneros que suben a las alturas de Morropón, Frías y Ayabaca  tienen sus cruces  y animitas protectoras, muchos dicen, que evitan que un sueño repentino se convierta  en un  rodar por un precipicio.

Durante mis tiempos de redactor de diario conservaba entre mis libretas y libros, la boina, tejida probablemente por su madre de un prófugo fugitivo del penal de San Miguel. El reo recibió un proyectil en la espalda cuando se asomaba por un túnel en las inmediaciones del penal. Junto con el reportero quedamos conmocionados, se trataba de un reo joven, que llevaba en el pecho un cuadro del Cautivo de Ayabaca perforado por el proyectil.  Cada rincón ignoto de Piura rinde  veneración a los ausentes, el café retinto tiene el color de la noche y el esplendor de las luciérnagas ilumina los recuerdos. Algunos las llaman “ojos del muerto” pues aparecen  durante la noche constelada de noviembre  para recordarnos el sentido genuino del morir.

El poeta Jorge Manrique (1440-1479) en la Coplas por la muerte de su padre nos recuerda con verso exquisito este final de película que nos toca vivir inevitablemente a todos: “Nuestras vidas son los ríos/que van a dar en la mar,/que es el morir;/allí van los señoríos /derechos a se acabar/allí los ríos caudales,/allí los otros medianos /e más chicos; /i llegados, son iguales/los que viven por sus manos/e los ricos. El último Conde de las Lagunas Don Gaspar Vásquez de Velasco y de la Puente, nacido en Lima en 1802 fallecido en Piura en 1847, según anotan las crónicas no pudo soportar el mal decir de un libelo difamatorio que circuló en Piura con la denominación “Gasparito en miniatura” y presa de indignación por el denuesto se fue irremediablemente. Está sepultado en una hornacina de la cripta  de don Teodoro de los Santos Fernández y Paredes del cementerio  San Teodoro.