Por: Miguel Godos Curay
Viruela del simio: una amenaza mundial. Foto del virus obtenida por microscopio electrónico (Foto:OMS)Lesiones cutáneas en manos de paciente afectado. El mal se transmite en contacto piel a piel. (Foto:OMS)
La viruela del simio puede provocar la ceguera y lesiones oculares. ( Foto: OMS)
Ulceraciones en las manos provocadas por la viruela del simio. (Foto:OMS)
Inca Huayna Cápac, murió consecuencia de la viruela en Quito
No
fue la hueste perulera de Pizarro la que derribó al imperio de los incas.
Fueron las epidemias de viruela, gripe y sarampión las que diezmaron a la
población indefensa en un santiamén. El propio Huayna Cápac en 1528 presa de
fiebres malignas murió en Quito. El inca victorioso fue recibido
apoteósicamente en Tumibamba (Cuenca), después pasó a la Isla Puná. Ahí
recibió la mala noticia de una peste que
había devastado el Cusco. Víctimas de un mal desconocido habían muerto Topa
Inga su hermano y Mama Toca, su hermana y su tío Apo Illaquita. El inca
inmediatamente dispuso el regresó a Quito ya presa de fiebres que lo consumían.
Sintiéndose morir pidió que su cuerpo embalsamado fuera conducido al Cusco. Unos
cronistas sostienen que el mal de bubas (sífilis) producto de la disipación
victoriosa le arrancó de cuajo su existencia.
Otros
cronistas como Cieza de León y Pedro Pizarro sostienen que fue la viruela la que
mató al soberano y a más de 200 mil personas en un santiamén. Los muertos se
amontonaban en los parajes sin que nada se pudiera hacer. De nada sirvieron las consultas a los oráculos
y los ritos de purificación. La viruela causó estragos en sus capitanes y
estrategas militares consumidos por calentura y los rostros cubiertos de
caracha. La viruela convirtió en una carnicería mortal al ejército imperial. Los guerreros más
fuertes del Cusco fueron diezmados por el mal.
Se
ha establecido 1519 como el año de la introducción de la viruela en Nueva
España (Centroamérica) fue un esclavo africano del Conquistador Pánfilo de
Narváez. “Carbón encendido que inflamó los reinos de Nueva España….” El portador
de mal. La viruela procedente de África se desparramó por México, Santo Domingo
y el resto de América.
La
viruela es una enfermedad infectocontagiosa provocada por un virus de la
denominación virus Pox que significa pústula. Clínicamente tiene carácter
deformante y mortífero que la convierte en una temida peste. Cierto es que
junto con Colón, en 1492 y en sus sucesivas incursiones llegaron en sus navíos cerdos y caballos, la gripe porcina, el tifus,
el sarampión y la viruela. En Asia y Europa, la viruela, era un mal endémico,
enfermedad habitual en algunos territorios o comarcas.
En
las nuevas tierras cuerpos sin inmunidad natural no soportaron la agresión
bacteriológica. Millones de indígenas sucumbieron ante la enfermedad. Veinte
años después de descubrimiento se mantenían a duras penas en pie alrededor de
50 mil pobladores sin fuerzas para el trabajo de las minas lo que originó el
arribo de un mayor número de esclavos negros. Muchos de ellos portadores de la
viruela. Similar tragedia se vivió en el Perú. Donde un simple estornudo gripal
provocaba la estampida de los indígenas temerosos del contagio mortal. El sarampión
despobló pueblos y la peste asaltó territorios.
CHINA
PRODIGÓ UN CURIOSO TRATAMIENTO
En
China en el 1122 AC se enfrentaba la viruela pulverizando las costras secas de
los enfermos las que utilizando tubitos de plata se insuflaban por las fosas de
la nariz. Por la fosa izquierda para los hombres y por la izquierda a las
mujeres provocando una forma suave del mal y activando la inmunidad. La viruela
también causó estragos en Egipto se estima que 10,000 AC ya pululaba la viruela
que acabó con algunos faraones reinantes.
El
comercio expandió el mal en la India llevado por comerciantes egipcios. Lo
propio sucedió en el Mediterráneo favorecido por el comercio negrero. Los
árabes trataban el mal frotando el humor de las pústulas de un enfermo sobre un
corte en el brazo de un sujeto sano. Este método denominado variolización se
extendió en Europa. En 1717, en Londres, Lady Montagu, se contagió de viruela
lo que causó la perversa deformación de su belleza. Advertida de los riesgos
persuadió al médico de la familia Dr. Maitland para que ante la presencia de la
prensa realizara la variolización de su hija una linda niña de ojos azules. El
objetivo era conseguir la aprobación del método por el Colegio Real de Médicos
de Londres. Aunque el propósito no se cumplió
se popularizó el método por toda Inglaterra. La Reina finalmente dispuso
la variolización de sus hijas como una consentida y admitida prevención. En
1735 ya se había inmunizado con esta técnica 835 personas.
EDWARD
JENNER EL INVENTOR DE LA VACUNA
La
experiencia despertó en Inglaterra la curiosidad de Edward Jenner (1749-1823)
un inteligente músico precoz que incursionó en los estudios de medicina
convirtiéndose en médico rural.Su experiencia en el campo le permitió observar
que vacas, equinos y cerdos sufrían enfermedades parecidas a la viruela
denominadas: Cowpox,
Horsepox y Swinepox (Viruela de la vaca, viruela equina y viruela
porcina). Así mismo se percató que las
ordeñadoras desarrollaban pocas pústulas en sus manos y no enfermaban en pleno
brote epidémico. Presumiendo una natural protección. En 1789 y tras la paciente
observación se da cuenta que la niñera que cuidaba a uno de sus hijos tenía
viruela. Obtiene humor de las pústulas de la enferma y realiza la variolización
de su hijo, hasta en dos oportunidades, logrando su inmunidad.
El
14 de mayo de 1796, en su finca campestre, Jenner eligió al niño James Phipps
para un memorable experimento. Pertrechado con una lanceta que contenía el
fluido de las pústulas de Sarah Nelmes realizó dos incisiones en el brazo del
pequeño. A los ocho días el niño presentó una fiebre ligera. Jenner ,
posteriormente, varioliza al pequeño con
una cantidad de humor de viruela que debía enfermarlo lo que no sucedió pues
había activado su inmunidad. Este es el principio de las vacunas denominadas
así porque se utilizó en su elaboración material obtenido de las vacas. La
palabra vacuna viene de vaca. La denominación fue adoptada, más tarde, por Pasteur
como protección e inmunidad contra otras enfermedades.
LIMA ASOLADA POR LA EPIDEMIA
En
1749, hubo en Lima, una violenta epidemia de viruela. Se hicieron rogativas y
procesiones, implorando la protección de San Roque y Santa Rosa. En 1756, en
Maynas se reportó otra epidemia de viruelas. En 1762 hubo en Maynas, dice el
Padre Velasco, una fuerte epidemia de viruelas. En 1764 volvió la viruela a
Lima, haciéndose rogativas en la Catedral para aplacar su intensidad pues era
un mal de consecuencias letales. Según los
registros oficiales en 1777 se introduce la vacuna en Buenos Aires, en 1778 en
Lima, en 1792 en Santa Fe de Bogotá y a finales de siglo en la ciudad de México
En
1802 la viruela apareció en Lima y tal fue el severo impacto que en 1803 Carlos
IV, el soberano español, dispuso el envío de la Expedición Filantrópica de la vacuna dirigida por Xavier de Balmis y Joseph Salvany. Balmis había estado
cuatro veces en México y había traducido del francés el tratado de vacunación de Moreau de Sarthe, bibliotecario de la Escuela
Médica de París y catedrático de higiene en el Museo Republicano. Balmis
Cosme
Bueno y Alegre (1711-1798) médico de los
presos del Tribunal del Santo Oficio y de los Hospitales de Santa Ana
(1753), de San Bartolomé (1760) y de San
Pedro (1761) advierte que quienes han tenido las viruelas ya no se contagian de
nuevo. Parte del tratamiento era el de ingerir las costras secas de los
enfermos. Ya en 1802 estando de paso un
mercante que conducía el fluido de la vacuna a Manila hizo que Hipólito Unanue
interesado en su aplicación experimentara la vacunación brazo a brazo sin el
resultado esperado probablemente por el poco dominio de la técnica o la pérdida
de eficacia de la vacuna.
Sin
embargo, utilizando pus de infectados persistió en el experimento. Entre 1802 y
1805, anota el historiador Manuel de Mendiburu (1805-1885): “se generalizó la
viruela en Lima y Bogotá como una verdadera epidemia que hizo perecer a muchos
pacientes, los más de la clase indígena”. La expedición Filantrópica prosiguió
su viaje de Guayaquil y Paita, debido a las noticias de la epidemia de viruela
en Lima otra parte de la flota prosiguió hacia el sur.
EXPEDICIÓN
FILANTRÓPICA PASO POR PAITA EN 1805
La
expedición filantrópica pasó por Paita en 1805, lugar donde encontró las cartas
del Virrey Avilés informándole del éxito obtenido por el Dr. Pedro Belomo, cirujano del del Apostadero Naval del
Callao quien le había mostrado el primer
niño vacunado con éxito. De Piura, pasó a Trujillo, el 8 de enero de 1806, en
donde se había presentado la temible epidemia de viruela. Luego de dejar instrucciones
para combatirla, regresó a Lambayeque vacunando todas las poblaciones
existentes en el camino. En todas estas poblaciones encontró resistencia del
pueblo, por lo que encomendó esta tarea, al Padre Justiniano, quien vacunó: Vicos,
Olmos, Motupe, Salas, Jayanca, Pacora y otros pueblos. Esta labor se ejecutó los
primeros meses de 1806. En marzo se vacunó a las poblaciones de Reque, Chepén y
Chota y otros pueblos de Cajamarca. Según la Minerva Peruana, publicación
periódica de Lima, el fluido vacunal fue recibido en Lima el 22de octubre de
1805.
NIÑOS
HUÉRFANOS SIRVIERON DE CONEJILLOS A LA CIENCIA
La
mayor dificultad para la conservación del fluido vacuno fue el largo trecho de
los viajes por lo que el rey dispuso que los facultativos llevaran niños expósitos
en los orfelinatos que no hayan pasado viruelas para que tras una progresiva
vacunación sirvieran de hospederos para efectuar la vacunación “brazo a brazo”.
Los niños de la vacuna procedían de La Coruña y Madrid , debían tener entre 8 y
10 años. En la expedición de Balmis se embarcó alrededor de 26 y no todos eran
expósitos, algunos eran cedidos por sus padres a cambio de una retribución económica.
Realmente su situación era inhumana y el propio Balmis escribió al Ministro de
Gracia y Justicia que las provisiones para su cuidado, manutención, educación y
empleo no se habían cumplido. Los pequeños eran utilizados como conejillos de Indias
producto de la pobreza y la marginación.
LA
VIRUELA DEL SIMIO UNA AMENAZA MUNDIAL
El
8 de mayo de 1980 la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que la
viruela se erradicó en el planeta. Los últimos brotes fueron reportados en
Somalia (1977) y recientemente un brote de viruela sísmica (viruela del mono)
en el Reino Unido reportándose el caso de un residente británico tras retornar
de Nigeria. La viruela del mono (monkeypox) advierte la OMS se ha reportado a
la fecha en doce países. Los casos
confirmados proceden de Australia (1), Bélgica (5), Canadá (5) , Francia (5), Alemania (1), Italia (5), Países
Bajos (1), Portugal (37), España (34), Suecia, Reino Unido (30) y Estados
Unidos (6). Los casos de viruela del simio históricamente se han reportado en África
Central. Se advierte un desenlace anormal en la propagación.
La
viruela del mono es una enfermedad zoonótica viral que puede transmitirse de
los animales a los humanos. También de
persona a persona. Se llama viruela del mono porque en 1958 se detectó en
varios simios de un laboratorio. Sin embargo, pueden ser infectados los
roedores, lirones y perros de las praderas.
La
viruela del mono habita en las selvas tropicales del África Central y los contagiados
la adquirieron tras una visita a esta región. Los síntomas que presenta son: fiebre, dolor de cabeza
intenso, dolores musculares, dolor de espalda, debilidad general, ganglios inflamados
y erupciones o lesiones en la piel. Los casos mortales son producto de
infecciones a la piel, neumonía y secuelas de ceguera. El virus puede
transmitirse de una mujer embarazada al feto o el contacto piel con piel. El desaseo
favorece su propagación al igual que el uso de ropa usada infectada que se
comercia en los mercados informales.
Los contagios se producen en contacto directo con animales o sujetos infectados. Aunque los casos son leves resulta preocupante la veloz expansión del contagio y la adopción de medidas de protección. Los científicos aconsejan utilizar vacunas de tercera generación seguras para quienes están en contacto con infectados. Los flujos migratorios favorecen el desplazamiento del mal. No se descarta tampoco que las potencias mundiales manipulen los virus para una silenciosa guerra bacteriológica manteniendo cepas temibles del mal. Una guerra en apariencia invisible contra la salud de la humanidad. La viruela es una lección desgarradora que difícilmente se podrá olvidar.
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