sábado, 31 de julio de 2010

A BUEN FIN NO HAY MAL PRINCIPIO


Por: Miguel Godos Curay
Piura se mueve. La región se mueve. Las inversiones generan enormes expectativas en propios y extraños. El consumo se ha disparado de tal manera que no hay rincón de Piura en el que se coma menos. En Piura circulan no menos de 50 mil tarjetas de crédito. Al piurano parecen no sorprenderle los sobre costos que provocan los consumos suntuarios El empujón de la economía se siente en negocios nuevos que generan acumulación en sectores anteriormente empobrecidos. Cientos de jóvenes buscan futuro en ocupaciones y oficios de veloz retorno. Los técnicos de Senati y Sencico son mucho más afortunados que los abogadines picapleiteros que deambulan con el consultorio móvil por la Plaza Pizarro. Las escuelas Tecnológicas de la UDEP y la UNP abren caminos atractivos a mejores ingresos que en las tradicionales profesiones liberales.

La gastronomía es un buen negocio y una buena plaza en Piura. Sin embargo, hay que advertir a todos los chefs que si un buen potaje atrae por la presentación es el sabor el que finalmente confirma una buena elección. Lo es también la repostería, sobretodo, la que rescata las tradicionales delicias piuranas como el quesillo, la natilla, los gofios y las acuñas. Sumemos a ello las cocadas, las tortas de canela, las jaleas de guayaba y las mazamorras de achira y leche. El champús de piña. Los exotismos coloridos no son tan piuranos. Pese a que se siente un poco de frío estacional Piura tiene sol y calor para los helados con frutas deliciosas.

Son también atractivos los souvenirs. Piura tiene una buena provisión de artesanos y artistas multifacéticos. Sin embargo, tienen que aprender a dominar las técnicas de representación del rostro y las manos. Cholitas de espaldas son el leit motiv facilón que inunda las galerías en donde se pueden adquirir cuadros de estos artistas. La profusión de colgajos chinos amenaza nuestra artesanía tradicional. No hay rincón en que los chinos no hayan penetrado con baratijas que desplazan a nuestros maromeros y trompos. Hasta los guairuros, esos coloridos frijoles, para las pulseras femeninas son desplazados por otros sintéticos Made in China.

El boom de la construcción transforma poco a poco el hogar de los piuranos. No hay familia que no haya comprado una bolsa de cemento, losetas o sanitarios con el fin de mejorar su casa. Piura demanda mano de obra calificada que pueda encontrar a la vuelta de la esquina. Nadie quiere un técnico de construcción que resulte un ojo de la cara o un impuntual amarra la chiva que incumple con reiteración. Frente a estos impulsos de la economía un dolor de cabeza es la inseguridad que utiliza la informalidad de los vehículos menores para el pillaje y el despojo. Piura crece pero también crecen los lenocinios camuflados en la “zona industrial”. Negocios que empujan el delito se ven favorecidos por el desorden urbano y la falta de autoridad en el que está sumergida la ciudad.

La renovación del parque automotriz demanda técnicos capaces en resolver contratiempos en plazos breves. El mecánico informal incumple sus plazos, infla costos y necesita seguimiento en sus tareas. Es bueno pero las malas prácticas desvalorizan su labor. Igual sucede con los conductores de taxis que encarecen las tarifas con los desconocidos especialmente a los turistas expuestos a estafas, sustracciones y engaños. Urge distinguir entre los servicios ordinarios y los que se brinda a quienes visitan la ciudad. En Piura hay una verdadera explosión de clínicas veterinarias por la extendida costumbre del tener mascotas. Pero en cambio son contados los postulantes a la especialidad de zootecnia y medicina veterinaria en la universidad.

Los servicios educativos han experimentado un crecimiento notable, sin embargo, no somos retribuidos en la calidad esperada. Nuestros mayores déficits son el aprendizaje de la matemática, comprensión lectora. Existe en el piurano un bloqueo psicológico al aprendizaje de idiomas. Los cursos de idiomas en los establecimientos públicos son una tomadura de pelo y una pérdida de tiempo. Incluso a algunos académicos con rango doctoral, a duras penas son capaces de sostener un diálogo en fluido inglés o francés. Aprender idiomas debe ser en el futuro una imprescindible preocupación de los piuranos. La información fresca en los campos de la ciencia y economía están disponibles en inglés. Sin idiomas no tendremos capacidad de abrir mercados para nuestros productos bandera.

Si hay una ausencia reprochable en las propuestas de algunos candidatos es su preocupación por la educación de calidad. Todos consienten y creen que los esfuerzos del Estado son suficientes. No es así. Si los municipios apostaran por atender las urgentes necesidades de la escuela pública. Se ahorrarían los gastos en represión, patrulleros y motocicletas policiales.

Como un sintonizado canto de sirenas los candidatos ofrecen nuevamente terminal terrestre, ordenar el mercado, parchar los huecos de este cráter interminable. Piura en esencia requiere orden y autoridad. Una activa exigencia cívica para que no se arrojen los desperdicios en la vía pública. Respeto a los niños y a los ancianos. Una tolerancia que permita que juntos podamos ser escuchados y atendidos en nuestras demandas. Sumemos a ello una vigilancia cívica que permita que las obras públicas no sean socavadas por la corrupción -que comparte y reparte- lo que con negligencia se hurta. Por eso los piuranos han convertido en una letanía ardida el quejarse de la mala calidad de las obras públicas sobrevaloradas y eternamente cuestionadas.

Piura luce desgarbada y desordenada. Es probable que sea la misma sensación desagradable cuando se realizan transformaciones en el hogar. Es el precio de la mejora futura. Es también necesario recordar a los inversionistas que es parte de su responsabilidad social preocuparse por ese entorno social estremecido hoy por el febril ritmo de la construcción. Piura quiere que la inversión que aquí se realiza no sólo genere renta y beneficio, sino que también mejore escuelas, promueva arte, ilumine la oscuridad que provoca frustraciones, aliente bibliotecas, expanda la música y las áreas verdes. No nos oponemos a que ganen pero por elemental consideración Piura exige una justa retribución visible que no se quede en los bolsillos de los sinvergüenzas. Como decía Shakespeare “a buen fin no hay mal principio”. Empecemos pues a cambiar esa actitud cómplice de indiferencia ante la corrupción y el abuso. A ese maltrato cotidiano al que por decoro debemos renunciar. A ese dejarnos encandilar por el floro de estos candidos candidatos.

viernes, 30 de julio de 2010

¡YO AMO AL PERU Y DE AQUI NO ME VOY!


Por: Miguel Godos Curay
El Perú es un país de la patada. Para Arnold Toynbbe nuestra patria es una locura geológica. El Perú es un edén. Desiertos de muerte en la extensa faja costera. Selvas tupidas pobladas de aves multicolores. Andes de cordilleras escarpadas con penachos de hielos que se derriten por el cambio climático. Ciudades vigorosas que con el empuje de la inversión se transforman y crecen. Hombres y mujeres que mueven la economía informal que arrastra a multitud de desempleados que con su genio Made in Perú le sacan la vuelta a todo. Perú coloso de la bamba que copia los CD con los últimos estrenos de Hollywood. Perú que transforma telas y los convierte en trajes para todos que causan asombro.

Genio Perú que aplicó desde el incario el guanarpo que hace potentes a los impotentes antes que se inventara el sildenafilo provoca infartos. Perú domesticador de mil cuatrocientas plantas que maravillan a la ciencia con sus propiedades milagrosas. Y sacian, como la papa, el hambre del mundo. Perú de terremotos, inundaciones y de huaycos. Perú de hecatombes impredecibles que sólo se conjuran hincando las rodillas ante el señor de los Milagros. Perú de procesiones, de cirios y membrillos, de bocadillos y alfeñiques. Perú oloroso a comida deliciosa para la contumaz gula. Perú crisol de razas y culturas que acoge a todos sean del color del que sean. Perú del blanco aventurero y del indio emperador. Perú de tapadas que se destapan en menos de lo que canta un gallo. Perú de vírgenes y boquerones por lo que se muestra la inmensidad del paisaje. Madre Perú que pares de pie junto al chachacomo o junto a un algarrobo para que los hijos al nacer pisen la tierra.

Perú de lagunas mágicas y serpenteantes ríos desbocados que recorren las extensiones impenetrables sembrando vida. Perú multicolor de polleras y de diablos, de huaynos y mulizas, de valses y yaravíes. De cumbias y de arbolitos. De rock. De cajones y cojones. Perú inventor de la dinamita que estalla en la conciencia de un rebelde como Túpac Amaru. Peró genio didáctico que explica el origen de las cosas. Perú de neuronas como las de Mariano Iberico, Francisco Miro Quesada, Luz González Umeres entre muchos otros y otras que piensan y repiensan al Perú en tiempo presente, partiendo del pasado para construir un futuro de felicidad y justicia. Perú de magos y aparecidos. Perú del San Pedro de Siete Vientos y del Ayahuasca para emprender vuelos planetarios sin moverte de la tierra que pisas. Perú de brujos y de sombras hace rato curado del susto y del ojo.

Perú de Grau, hombre de bien por donde se le mire. Perú de Bolognesi y Cáceres galvanizados con pólvora y acero. Perú de Alcides Carrión vida entregada por la ciencia. Perú de taumaturgos como Rosa de Lima y Martín de Porres, como Toribio de Mogrovejo y Francisco Solano que siendo españoles aquí sintieron en esta tierra su encuentro íntimo con Dios y le pidieron pasaporte peruano para la eternidad. Perú de Haya el Indoamericano juglar de la América mestiza. Perú de Mariátegui consagrado al socialismo. Perú de Víctor Andrés Belaúnde cristiano convicto y confeso. Columnas vertebrales de esta arquitectura milenaria que se llama Perú.

Perú genio gastronómico inventor de la Pachamanca y el costeño copús. Perú del cebiche y el tamal. Del anticucho y la papa rellena. De la patasca y el chilcano, del pasado por agua caliente y de la ocopa. Del langostino y de la raya. Del pavo, el pato, el cuy y el cabrito. Perú de la papa y el olluco. Del vino, la cerveza y el masato. Del ají rocoto y del ají limo que despiertan el alma y provocan esa sensación de picor que consume el oxígeno.Perú dueño de una extensa faja litoral donde anida la proteína sustancial para que nuestros churres saquen 20 en matemáticas. Perú de la cachema y el bonito, del toyo y el pez espada. Del chalaco y el tramboyo, el erizo y el pulpo, de la almeja y la concha de abanico señorita recatada para los alucinados gustos.

Perú que fabricas ciudades de barro como Chan-Chan y litópolis como Macchu Pichu en donde solo asoman los cóndores. Perú del Collao que soporta el hielo. Perú de los uros que camina sobre una alfombra de fibra natural. Perú del barrio de Belén sostenido en las alas de los mosquitos. Perú del fútbol.De Lolo Fernández inmortal y de manguera Villanueva, de Cubillas y Chumpitaz. Perú de Chochas Zapata y Juan Seminario. Perú historiado por mentes esclarecidas como las de Jorge Basadre, Juan José Vega y Pablo Macera. Perú de pupilas hechizadas en sus pintores como Ignacio Merino, Francisco González Gamarra, Fernando Szyszlo, Julia Codesido, Tilsa Tsuchiya, Carlos Bacaflor, Alberto Quintanilla y Víctor Delfín.

Perú alimentador de fantasías e ilusionismo de tantos políticos payasos. Perú que vendes cuentitos al mejor postor. Perú que alimentas a los honestos pero también a los corruptos y podridos que perforan el erario como comejenes. Perú que inventó a la Sunat para que exprima a los pequeños contribuyentes y permita que las grandes empresas mineras contribuyan “con lo que sea su voluntad”. Perú socavado por la inmoralidad y aún sigue vivo. Perú que eriges ídolos de una día. Perú que ayer bailaba la cumbia del chino y hoy encana al chino. Perú que permite que los libros de Montesinos y Abimael Guzmán circulen sin contratiempos porque el Perú es plural.

Perú satrapía de quienes administran la justicia al mejor postor. Y hacen del Ministerio Público el Público Ministerio de la inmoralidad. Perú que acaricia con deseos vehementes la justicia. Perú que espera, se detenga de una vez por todas, ese gigante latrocinio. Perú que paga por misericordia dietas y emolumentos jugosos a los ministros, presidentes, regidores y alcaldes porque el servicio público ha dejado de ser un público servicio. ¿Por qué será? Ojo a la bolita que se la llevan todita como dice el rifero.

Perú de escritores de plumas excelsas como Vargas Llosa Bryce Echenique, Manuel Scorza, Julio Ramón Ribeyro, Miguel Gutiérrez y González Viaña. Perú cerebral de Vallejo y Florián. Perú cerebro, cerebro Perú mente factura porque aquí hasta los locos piensan. Perú genio total que ama a sus niños y los protege porque hay que crear un nuevo peruano que piense y que no se sienta grande con los pequeños ni pigmeo con los grandes. Perú delicioso como la papaya de la selva y el mango y la uva de Piura. Perú que baila marineras, Perú que añoro, Perú que lloro cuando se estremecen las fibras del corazón. Perú de rebeldía amamantado con coraje que se indigna ante las causas injustas. Perú mi tierra, Perú mi casa y de aquí no me voy y nadie me saca. Perú nuestro santificado sea tu nombre, perdona nuestras ofensas así como también perdonamos a los que nos ofenden. Danos hoy el coraje y la valentía para preservar tu historia y tu grandeza. Perú de vocación universal. ¡Bendito sea siempre tu nombre!.

domingo, 25 de julio de 2010

LIBROS DE TODOS LOS TIEMPOS


Por: Miguel Godos Curay

A los niños de mi tiempo había dos acontecimientos que nos fascinaban de sobremanera, uno era el cine de barrio. El otro las coloridas historietas mexicanas de editorial Novaro que llegaban semanalmente a los quioscos en donde el alquiler de revistas era un buen negocio. Novaro, editorial mexicana, fue fundada por Luis Novaro en 1950. Desapareció tras el terremoto que asoló México en 1980.

Las historietas referían las hazañas de personajes como “El Conejo de la Suerte", "Porky y sus amigos", "El Correcaminos", "Elmer Gruñón", "Tuco y Tico" "Las Urracas Parlanchinas" y "Piolín y Silvestre", Félix el Gato", "Popeye el Marino", "Lorenzo y Pepita" y "Flash Gordon", Tom y Jerry", " La Pequeña Lulú", "Periquita", "La Pantera Rosa", "El Superratón", "La Zorra y el Cuervo", "Sal y Pimienta", "Tarzán de los Monos", " El Llanero Solitario", "El Pájaro Loco" y "Daniel el Travieso", "Gene Autry", "Red Ryder", "Tomahawk", "Korak" (el hijo de Tarzán) y " Roy Rogers".

Había decenas de niños y jóvenes leyendo. Otros deletreaban. He visto con placer a muchos estibadores porteños aprender a leer con estas ediciones populares que eran una verdadera gimnasia preparatoria para lecturas mayores. Aún recuerdo el día en que una devocional vela redujo a cenizas el altar de la alcoba de la abuela de Dioscórides Mariño Castillo. La primera preocupación fue el rescate de los cientos de comics que coleccionaba puntualmente cada semana. Las cajas fueron conducidas como preciadas reliquias entre los curiosos apiñados en la calle Junín. En esta corta edad nos resultaba inexplicable entender el mundo sin estas historietas que nos abrían los ojos a escenarios inexplorados, mágicos y maravillosos.

Uno de los libros que nos conmovió fue “Marcelino Pan y Vino” de José María Sánchez Silva y sus deliciosos relatos que referían el amor imposible de una sirena y un pescador. Otro consagrado a la exaltación de la primavera nos emocionó vivamente. La historia refería al tonto del pueblo preguntando en qué momento llegaba la primavera. Este hombre con las noticias que le dieron los más avezados y avisados salió en su busca y en efecto la encontró prueba de ello eran sus ojos que de negros se mudaron a verdes causando la admiración en el pueblo. En cierta ocasión recaló por Paita un trotamundos desconocido. Por el acento de su modo de hablar supusimos que era “chileno”. Y así lo llamamos los colegiales. En cierta ocasión la policía migratoria lo detuvo por su irregular presencia y fue llevado preso. El sujeto estaba al borde de las lágrimas. Al mirarnos descubrimos que tenía los ojos verdes. Uno de nuestros compañeros de clase dijo: “El chileno vio la primavera”.

Después vinieron las novelas ejemplares de Cervantes y el insuperable Don Quijote. Cierta ocasión calló a mis manos un libro rescatado entre los escombros de una de las derruidas casas del barrio de La Punta de Paita. Era un deshojado ejemplar de “El Periquillo Sarniento” de José Joaquín Fernández de Lizardi, periodista mexicano considerado por Alfonso Reyes “padre de la novelista hispanoamericana”. Los textos del Periquillo eran sumamente divertidos sobretodo los capítulos que daban cuenta de su experiencia escolar. En donde la palmeta suministrada sin indulgencia mantenía la disciplina en la escuela. A nosotros nos pasaba lo mismo. Y en nuestra escuela como en los parvularios romanos, mexicanos y peruanos nos conocíamos por sobrenombres y nuestros defectos corporales. Era el aula un verdadero concierto de apodos.

A la lista ceremonial del maestro o la maestra se sumaba la de los alumnos con sonoros y divertidos sobrenombres. A un compañero de clases al que le cayó una certera pedrada en la ceja le llamaron de por vida “cacho mocho”. Existía una fauna completa "gato", "perro", "pato", "culebra". El “Periquillo Sarniento” era una copia fotostática de nuestra escuela. De este libro surgieron adjetivos descomunales a algunos profesores como por ejemplo “sátrapa infernal”. Las fórmulas de tortura escolar eran idénticas: palmetas, alambres, orejas de burro y garbanzos para doblegar rodillas. Años después pude adquirir por un dólar media docena de ejemplares de “El Periquillo Sarniento" en una feria de libros en La Habana (Cuba) y los repartí en bibliotecas amigas.

Junto a las historietas hubo un efluvio de estimulantes libros para una lectura placentera. Fueron los libritos pasta azul de Editorial Peisa y los impecablemente bien encuadernados de Editorial Salvat. De estas dos series leímos todos. Nos impresionaron Ciro Alegría, López Albujar y Scorza. Y nuestra admiración por Ricardo Palma creció con un ejemplar de sus “Tradiciones Peruanas” editado por Aguilar que nos llegó por casualidad. El cine era, en aquel entonces, una pasión irreductible. Los westerns y esas películas que colocaban en la punta de la nariz a los héroes de la epopeya homérica resultaban deslumbrantes. De ahí nació el interés adolescente por Odiseo y la Guerra de Troya. El cine francés también añadió una cuota de madurez a las lecturas posteriores. Una película en blanco y negro inspirada en Madame Bovary desató en la secundaria una lectura apasionada de Flaubert.

Paita, siendo un puerto diminuto tenía bibliotecas admirables. Una de ellas fue la de los Ginocchio una familia de humanistas empedernidos. Don Julio César Ginocchio era un hombre conectado a la cultura universal. Escribía con prosa colorida crónicas desde Paita que firmaba con el seudónimo de Rinaldo Prati en las páginas de La Industria. El intenso trajín portuario de Paita hizo que por su bahía recalaran Pablo Neruda y Gabriela Mistral. Rinaldo Prati logró entrevistar a Gabriela.

El doctor Luis Ginocchio fue heredero de esta tradición humanística con una genuina devoción por los libros y el arte. Coleccionaba ejemplares de inimaginables ediciones de “La Divina Comedia” de Dante Alighieri. Tenía una sensibilidad profunda por la pintura y poseía una valiosa pinacoteca. Su hermano Don Carlos tiene la misma afición y Carlos Ginocchio Celi, su hijo, hará entrega de su biblioteca personal a la Universidad de Piura. Paita se conectaba con el mundo a través del comercio marítimo. Vapores que surcaban los siete mares recalaban por Paita. Libros, llegaban a Paita junto al tabaco y wisky de contrabando. Algunos circulaban entre lectores ávidos y otros corrían de mano en mano.

Otra de las bibliotecas fue la de los Castillo. De esta patriarcal familia surgió Luciano Castillo Colonna el fundador del Partido Socialista del Perú. Ahí nació un núcleo de maestras y maestros como doña Emma, doña Violeta, doña Elena, don Carlos, don Héctor, la congresista Fabiola Morales Castillo hija de doña Emma y el propio Dioscórides Mariño. Esta tradición no se pierde hasta hoy. Los Castillo leían y enseñaban a leer. Cuando la señorita Violeta narraba los epónimos pasajes del Combate Naval de Angamos los alumnos se emocionaban patrióticamente hasta las lágrimas.

La Biblioteca Municipal de Paita, pequeña pero bien atendida fue un centro de irradiación de cultura. Era una biblioteca de puertas abiertas en donde se abría espacios para los niños. Se nos permitía escoger los libros que queríamos leer. Ahí descubrimos “El Tesoro de la Juventud” con sus bien ilustradas páginas. Ejemplares de novelas de Salgari, Verne, Dickens, Twain.

En la Biblioteca de la Universidad de Piura encontré los libros que quería leer filosofía, historia, derecho. También fui asiduo lector en la Biblioteca Municipal Ignacio Escudero. Otro de los asiduos concurrentes era el pintor Rosendo Li Rubio. Ahí realicé un itinerario obligado por los seis volúmenes del Festival del Libro Piurano, por las “Tradiciones de Piura” de Carlos Camino Calderón, por el “Romancero Piurano de Teodoro Garcés Negrón. Leí a López Albújar y a Mario Vargas Llosa. A Cronwell Jara y a Carlos Espinoza León cuyos relatos compile y puse el nombre de “El Canto del Chilalo. Este itinerario piurano prosiguió con “Hombres de Caminos” de Miguel Gutiérrez y “Para Vencer a la Muerte” de Anne Marie Hocquenghem. Confieso que he leído. La lectura abre las mentes. Consuela a los tristes. Incendia pasiones. Aviva el entendimiento. Es fermento de libertad porque el que piensa emprende vuelo con su imaginación. Los hombres que leen no soportan las ataduras desventuradas de la ignorancia y son libres. Un pueblo que lee es un pueblo que madura la calidad de sus decisiones políticas y progresa.
(Conferencia pronunciada en la Feria del Libro el 22.07.2010)

domingo, 18 de julio de 2010

¡SI A LA UNIVERSIDAD!


Por: Miguel Godos Curay
Mi abuelo, un zapatero remendón lleno de reflexiones, advertía siempre que quien tiene la razón nunca se infla de soberbia. Por eso el parto de una universidad debe ser una convocatoria de inteligencias. No puede ser un tamal de oportunistas. No puede ser una repartija donde menudean los agravios. Una universidad no puede ser el producto de las pasiones repentinas como si fuera antojito de preñada o de los parroquiales chauvinismos que ganan enfrentando a los pueblos. Tampoco ocasión para los caprichitos electoreros de una autoridad desgastada y en polvorosa.

Las universidades son un tejido humano de neuronas que piensan. No pueden ser improvisación para los espejismos de progreso. Ni proyectos que despiertan como la bella durmiente para la vanidad que busca un baño reparador de inmortalidad. No es así ni nunca ha sido así. Si la universidad surge en un pueblo es porque en el bullen en sintonía sus energías colectivas que nacen en la escuela, en las aulas, en las plazas, en los gremios y en las bibliotecas. La universidad de Sullana y para Sullana es una conquista de sus jóvenes, de sus profesionales, de sus obreros, de sus campesinos, de sus hombres y de sus mujeres. No puede ser ni debe ser una oportunista bandera de candidato a alcalde o congresal.

Tampoco se piense que la universidad es una aspirina curalotodo para los problemas de una provincia. Ni las catedrales portentosas son demostración de la fe de un pueblo. Muchas veces, estos santuarios, están vacíos de creyentes. No se piense que nuestros congresistas recorridos son lumbreras jurídicas en un país en el que se estudia y se aprende derecho para torcer las leyes. No se piense que una universidad es un conejo en sombrero de mago parlamentario sea del partido que sea. O que instalada la universidad disminuyen los problemas en una ciudad convertida en tierra de nadie. O que la violencia callejera con un efluvio de paz se detiene porque hay una universidad.
Por el contrario, cuando se exacerban problemas, como la severa contaminación del Chira que agoniza recubierto por el lirio y se extinguen sus variadas formas de vida. Cuando la inseguridad convierte a Sullana en un territorio ganado por el delito, el desorden, el desgobierno y cualquier inocente ama de casa es victimada a balazos por sicarios salvajes en la puerta de su casa. La plausible campaña para la creación de una universidad es una sonora sonaja de distracción que oculta la descarnada realidad. O en un anzuelo para capitalizar adhesiones a la vuelta de la esquina.

Sullana como cualquier pueblo merece universidad. Pero también merece: orden, respeto, seguridad y calidad de vida. La construcción de un proyecto de desarrollo, de futuro y progreso que sea el producto de sus fuerzas cívicas en las que participan -sin exclusión- sus hombres y mujeres, gobernantes y gobernados. Un espacio para todas las fuerzas políticas en donde, para la felicidad de todos, los acuerdos se cumplen. No se piense que las aspiraciones de un pueblo son un privativo emprendimiento de algunos iluminados. Ni la iniciativa de un tuerto en el país de los ciegos. No es así.
La universidad, es comunidad del conocimiento. En su acepción originaria corporación de maestros y de alumnos. De los que dicen y los que escuchan y cogitan, para más tarde, hacer. No es una fábrica de títulos y patentes de corso. Por ello necesita de una natural provisión de recursos económicos del Estado para que crezca en salud. No puede ser expropiación ni despojo porque no tolera, ni puede justificar, ni encomiar, el abuso. La universidad es útero de la ciencia Por tanto no puede -contra natura- crearse y recrearse con procedimientos que la ley aborrece. Desde tiempos inmemoriales surgió la universidad como una concesión protegida por los gobernantes. Gozó de la protección de la Iglesia que abrió las puertas de sus catedrales y de ahí surgieron los "catedráticos". La universidad, tiene una venerable antigüedad de un milenio y desde sus orígenes no soporta el manoseo de quienes buscan sacar correas de su suela. Y se irrita con quienes pretenden utilizarla para sus inocultables pretensiones electoreras.

sábado, 10 de julio de 2010

LA ESPIA QUE LLEGO EN EL CEBICHE


Por: Miguel Godos Curay
Se llamaba Gertruda Margareta Zella y se casó con un oficial del ejército gracias al ardid de colocar un aviso en el periódico. Con él tuvo dos hijos. Destinado el marido a las Indias Orientales holandesas marchó a su lado. Ahí se dedicó con fruición a observar a las bailarinas javanesas que más tarde fueron su inspiración cuando se convirtió en la exótica y famosa Mata Hari (1876-1917). Mata Hari actuó como espía del ejército alemán y su fascinante historia es toda una leyenda. La vida de la bailarina y espía acabó ante un pelotón de ejecución francés.

Espía del general Juan José Flores, presidente del Ecuador fue en Paita Manuelita Sáenz. La quiteña utilizaba el nombre de María de los Ángeles Calderón quien enviaba pormenorizadas cartas del movimiento político y portuario a Ángel Calderón seudónimo de Flores. Manuelita era una conspiradora pura y mantenía redes de infiltración entre los enemigos del Libertador. Sin este servicio, Bolívar no hubiese podido salir airoso de tantos atentados criminales en su contra. En Paita observaba con detenimiento los acontecimientos políticos Perú. Allá por los años 1842 a 1845 era cónsul del Ecuador en Paita Don Pedro Moncayo Esparza y según advierte el propio Moncayo la valija diplomática fue asaltada y robada en varias ocasiones. El espionaje era en Paita, entonces un resonante puerto del Pacífico, una rutinaria actividad de personajes insólitos confundidos entre políticos, viajeros y trotamundos marineros.

El caso de Vicky Pelaez la periodista peruana detenida en Estados Unidos cobró un enorme giro cuando admitió ser parte de una red de espionaje a favor de Rusia. Su esposo, el periodista “uruguayo” Juan Lázaro, resultó ser el agente ruso Mikhail Vasenkov. Ambos fueron canjeados junto a otros ocho espías por agentes detenidos por los rusos, gracias a un protocolo entre los gobiernos de EE.UU. y Rusia. Defensores de los Derechos Humanos y periodistas allegados a los caviares de la política peruana que argumentaban un atropello del imperialista Obama contra la libre expresión se quedaron con los crespos hechos. Las redes de espionaje traspasan las fronteras.

El caso de la bella rusa Anna Chapman, una de las canjeadas, es de novela. Ella fue detenida en por la FBI en Nueva York. Según los informes de inteligencia, la Chapman, una sensual y carnuda modelo, logró infiltrarse en el círculo de la realeza británica próxima a los príncipes William y Harry, hijos del príncipe Carlos y Lady Diana. Según el Daily Mirror, la Chapman -de 28 años- frecuentaba el club nocturno “Boujis”, de Londres, al que también asistían los dos miembros más jóvenes y desbraguetados de la realeza. No se descarta haya sido su compañera de juerga.

Los espías del cine tipo James Bond, son nada frente a los sutiles procedimientos de espionaje de la vida real. No sólo se limitan a escuchas telefónicas, seguimiento o interceptación de correspondencia. Sino a técnicas inimaginables como micrófonos del tamaño de la cabeza de un alfiler y el uso de naves indetectables por los radares. La pesquisa escrupulosa de los basureros, delataron, a Abimael Guzmán. Su afición por el wisky etiqueta negra y los empaques de los medicamentos de uso diario fueron información puntual para la intervención policial. Lo son también los signos exteriores de riqueza y la opulencia de los políticos corruptos y los narcotraficantes. La inteligencia tributaria, una forma sutil de espionaje, utiliza el cruce de la información bancaria, propiedades, los consumos, los movimientos migratorios para darse cuenta donde la uña perpetra delitos. Otra fuente descarada de la opulencia indebida es la inocultable vanidad femenina. Los cárteles colombianos y mexicanos quedaron al desnudo por el pasmoso exhibicionismo de las doñas con alhajas, trajes caros y autos último modelo.

El espionaje militar se ha convertido en espionaje financiero e industrial. Sólo en el año 2006 se precisa que empresas norteamericanas gastaron unos tres mil millones de dólares en escuchas telefónicas. Tras la caída del muro de Berlín las cuadrillas de espías militares se convirtieron en espías económicos e industriales. La intrusión de las redes informáticas, el “chuponeo”, el envío de programas malévolos (virus) y los fraudes con procedimientos digitales son hoy el deporte de los nuevos espías reclutados en los servicios de inteligencia. En la diplomacia y el mundo de los negocios los espías muestran hoy rostro amable a través de lobbys. El objetivo es modificar leyes en función de intereses económicos particulares. Y para ello no importa perforar intimidades y sacudir hasta los confesionarios.

En el Perú, el espionaje chileno no es nuevo. Según se ha podido desentrañar la mayor parte de esos circos pueblerinos que recorrían la costa peruana con un elenco de payasitos chilenos no eran otra cosa que entrenados espías del ejército chileno. De esta sospecha no escapaban las vedettes sureñas de la revista “Bim-Bam-Bum”. Atractivas choclonas que antes de actuar para el populacho ofrecían presentaciones privadas para Prefectos, subprefectos y otras autoridades locales. Las que fascinadas por las lentejuelas y con pisquitos de más soltaban lengua sin necesidad de jalones.

Espías diseminados por todo el territorio de la otrora Piura prehispánica tenía Atao-Huallpa. El inca era informado al detalle de todo lo que sucedía en los llanos. Según, refieren las crónicas, ellos fueron los que le informaron al inca que entre los españoles que desembarcaron en el litoral de Paita debería perdonar a tres de ellos la vida. Al que arrancaba sonidos a los metales, el herrero. Al que hacía mozos a los viejos, el barbero y al que provocaba estampidos como el trueno, al arcabucero. Sólo ellos merecían vivir. Los otros podían ser despellejados sin compasión. El espionaje es también un ejercicio de los dictadores. Durante la segunda guerra mundial el Partido Aprista y el Partido Laborista inglés suscribieron un pacto de contrainteligencia contra agentes diplomáticos y espías infiltrados en el Perú. Muchos de ellos resultaron prófugos nazis tras la caída del Reich. Sin duda, mucho del espionaje de alto vuelo, guardan esas viejas chismosas dedicadas a penetrar sin miramientos en la vida ajena, atendiendo a esa sentencia cotorrera que no guarda secretos y que dice; “Mi pecho es un cofre que guarda secretos pero mi boca es un campanario”.
Foto: Mata-Hari, en una postal de la época.

domingo, 4 de julio de 2010

POR LA RUTA DE LA CHICHA


Por: Miguel Godos Curay

Catacaos, conserva pese a los saltos de la modernidad sus tradiciones, costumbres y leyendas. Sobre sus callejones los vaivenes del comercio, en donde poco a poco, se posicionan chucherías importadas de China y huchaferías con nombre propio. Los entusiastas mercaderes ignoran la amenaza de extinción que se cierne sobre el zapote y los ayer bosques de palo santo que dispensan la madera para todos los objetos que aquí se venden. A este ritmo, la cerámica de Chulucanas, que goza de la denominación de origen acabará llamándose “Cerámica Catacaos” que es el lugar donde se vende a los entusiastas turistas. Así pasó con los toritos de Pucará, que en realidad se confeccionaban en Santiago de Pupuja ( Puno).

La malentendida modernidad ha filtrado el aroma de “pinoclean” en las picanterías. Otros creen, equivocadamente, que la música estridente de retumbantes columnas resulta más grata que esos bardos callejeros que con voz en cuello entonan con sentimiento un vals de Miguel Correa o un tondero de Goyito Mendoza. Una amenaza para la cocina tradicional son esos chefs con pulcro traje de enfermero expertos en manualidades decorativas pero escasos de sabor. El “majao” de yuca se ha trasformado en un puré chicloso. Y el seco chabelo en otra variante colorida en la que no se encuentra la delicia del plátano verde asado y la carne crocante y seca del puerco o res. Igual sucede con el Señor Ají sustituido por sachets parecidos a los del shampoo. Sin aroma y sin pepas.

El barro de Simbilá. Las jarritas tradicionales son hoy historia. Hoy se usan baldes y bidones de pintura y jarras de vidrio. La maravilla del barro es la frescura que une los sabores de la chicha y la tierra. El buen chichero brinda con el poto en la mano y con la tierra. Hoy, los ayer chicheríos, tienen piso de mayólica vidriada. El rescate de los mates, botijas, cántaros y jarras es una urgente necesidad. La perversión de la tradición es similar al pretender obtener absolución de confesión por Internet. El rito que nos religa con nuestra cultura es insustituible. La cultura no es antiséptica porque se nutre del aire, de la tierra, del fervor y la alegría.

Hoy en Catacaos, los chicheríos y cocinerías, en donde se aprecia el valor de la cocina tradicional se cuentan con los dedos de la mano. Son como aguja en el pajar que sólo se les encuentra cuando se les busca con fruición. Uno de estos lugares es la “Casa de Humo” en la calle Piura. Ahí el tiempo transcurre entre piqueos y hectolitros de chicha que saborean jóvenes y viejos como en antaño. Los concurrentes inician el rito del buen comer y el buen beber con cebiche, caldo de pata de toro y buena jora. Los aficionados al casino, viejos y jóvenes, golpean la mesa con euforia y abandonan esta existencia de angustias, urgencias y pesares para volver a ser carne del mundo con desenfadada picardía

Jubilados ataviados como en los viejos tiempos camisa manga larga. Conversan animadamente. Otros ríen con jocunda desconexión del presente para sumergirse en los recuerdos. Se conversa fluidamente y la cortesía permite que entre una mesa y otra mesa, sin proponérselo, se escuchen historias inauditas, viajes indómitos, lances amorosos, recuentos de encuentros de fútbol, ocurrencias inimaginables. Es posible ver a seres humanos de carne y hueso de esos que se sienten morir en la soledad de un rincón en el hogar animarse vitalmente como si la chicha les inoculara la energía milenaria del maíz. Todos hablan, ríen, olvidan y beben.

Los más alegrones bailan. Vendedores y vendedoras de tamales, caramelos y hasta discos con grabaciones musicales para seguir bebiendo, inexistentes en los circuitos comerciales, son atractivos souvenirs que se pueden adquirir por pocos soles en estos democráticos recintos. Se bebe y se come bien con pocos soles. Aquí los problemas del Perú y de Piura se resuelven de dos puntadas porque también se discute de política. Si nuestros congresales concurrieran a los chicheríos para sentir en carne propia lo que el pueblo piensa de ellos es probable que ya no andarían pendientes, como médico del termómetro, para medir los grados de aprobación con los que gozan.

Ahí todo se sabe y todo se comenta. Que la congresista compró casa, que si mudó de marido. Que los hermanos del congresista son propietarios de la constructora tripa gorda. Corren las apuestas por lo que serán reelectos y el abultado número de los calienta silla. Lo propio sucede con los candidatos. El examen moral al que se les somete tiene veredictos implacables y se desnudan las componendas. Algunos, con lápiz en la pared anotan sus pronósticos para llegado al momento cobrar una vieja apuesta de jarras de chicha.

Los periodistas escasos de primicias podrían anotar una multitud temas inéditos para los noticieros ocupados contumazmente del mal. Como por ejemplo, cuántos hijos de cura hay en Piura. Las últimas adquisiciones prediales de alcaldes regidores y funcionarios, los vínculos inimaginables de jueces y fiscales. Todo se ausculta con curiosidad frenética. Y no faltan el ají y la lisura. No se ignoran debates escatológicos de elevada especulación metafísica como el cuánto cuesta morirse en Piura.

Por supuesto, aquí se remienda la alegría perdida de los tristes. Y se conjuran todas las ausencias. Los amantes desahuciados comprenden que el dolor del corazón puede inspirar la letra de un vals o convertirse en motivo de suicidio de los caídos del guabo. A un enfermo terminal que le habían prohibido la sonrisa le dijeron a viva voz. ¡Para que te afliges si de algo tenemos que morir! “Ríete hermano sácale pica a la muerte”. Aquí se concentra la vida y la alegría. Ese desentendernos de este rompecabezas que es el mundo complicado.

Ahí en la “Casa de Humo”, en un recodo de la calle Piura encontré a un nonagenario con una vitalidad envidiable de jovencito rodeado de su esposa y sus hijos. A don Jorge Hidalgo Castillo que me recomendó con humana pasión “dígale a los periodistas piuranos que busquen buenas noticias”. Yo les traigo el recado. En Catacaos aún sobreviven esas fuentes exultantes de esperanza y alegría que dan sentido a la cotidiana existencia.
Foto: H. Bruning Catacaos