viernes, 31 de marzo de 2023

LO BUENO, LO MALO Y LO FEO

Por: Miguel Godos Curay

Construcción del puente (1892) el registro fotográfico  fue realizado probablemente por Enrique Brüning. Acopiada por Piura Nostalgia.
Unas 250 mil hectáreas de bosques se reforestan con las intensas lluvias de la eventual emergencia. De pronto los algarrobos resecos en lo que fue la Textil Piura reverdecen. Vuelven a ser  los verdes mis algarrobos verdes de las sentidas notas de Rafael Otero López. El verde anticipa la vida. Basta recorrer los Campus de la UDEP y la UNP para darnos cuenta que el aire fresco nutre el alma y el corazón. No hay rincón de Piura en donde  no asomen brotes. Por supuesto que hay quienes prefieren el insoportable  paisaje de lagunas  pobladas de  larvas de zancudos propagadores del dengue. En otros rincones de la ciudad se acumula la basura y el plástico usado incontroladamente en Piura. Urge limpiar la nueva Sánchez Cerro preservarla de los desperdicios acumulados y de esos improvisados paraderos que deterioran el paisaje.

El algarrobo, es símbolo de Piura, tiene raíces profundas porque busca el agua del subsuelo y si la encuentra en la superficie húmeda por las conexiones clandestinas  de agua potable o las filtraciones de las alcantarillas, se desploma. Las raíces alcanzan profundidades que superan diez veces el tamaño de la copa foliar cuando el agua está ausente. El verde brinda esplendor al tablazo lotizado entre Piura y Paita. En previsión de  estas caídas repentinas en Brasil se emplea cemento como soporte de los árboles. En Piura, se caen o se les tala salvajemente. De modo que al daño provocado por el desplome se suma la insana mano del hombre.

En varios sectores de la ciudad la napa freática no es profunda. Hay agua en la superficie a pocos metros. Una forma de controlar la humedad perversa es plantar árboles como el algarrobo, el neem o  nimbo de la India, o el  eucalipto que con  el cuidado de la poda oportuna crecen produciendo un kilo de madera por cada cuatro metros cúbicos de agua absorbidos por la planta. El neem, tiene gratuitos detractores, pero es la planta medicinal más potente del mundo. Una especie de farmacia gratuita y ambulante contra hongos, males digestivos, diabetes y saludable higiene. En la India es la fuente del sano envejecimiento y por eso hervidas sus hojas las consumen como un té  de inmunidad al paso del tiempo. Los zancudos detestan el neem.

La mayor parte de nuestros bosques de algarrobos, zapotes, faiques y palo santo, son depredados por salvajes leñateros y carboneros  que abastecen a las pollerías urbanas. Destruyen, arrasan, pero nunca siembran. Refieren los viejos pobladores que ayer se preservaban, sin talar, los palos santo y con diestros tajos  juntaban  la goma para utilizarla  como espanta zancudos. Hoy los hacen pedazos y los venden en trozos los hierbateros del mercado. El aroma fino de su incienso es intenso y penetrante y un aleja zancudos en tiempos de lluvias. Cuando no, se utilizaba la corteza en los vestíbulos de las moradas campesinas donde sutil y agradable se sentía su aroma.

Antes  que apareciera el Senamhi y los satélites meteorológicos nuestros abuelos utilizaban el al Almanaque de Bristol el que leían con puntualidad  al detalle. Y en épocas de lluvias aprovechar las aguas del cielo para los temporales, cultivos eventuales regados por las lluvias pero que son un alivio de la economía familiar. De los temporales surgen el frijol caupí conocido como “chileno”, la zarandaja y frijol de palo. Todos altamente nutritivos y acompañan a las lisas ya abundantes en la laguna Ramón. En las aguas embalsadas de la lluvia en el Bajo Piura aparecen  camarones de río y langostinos.

Aún recuerdo un recorrido por La Arena en 1982  con la reportera Alicia Benavides de  Caretas. Ella trajo en su morral algunas frutas, plátanos y manzanas.  Recuerdo que entre los churres insomnes por la inundación repartió las bananas. Nos sorprendió el gesto  de los niños. Repartieron trozos de plátano entre los pequeños. Los grandecitos se comieron las cáscaras con dignidad. El hambre brotaba en los arenales remojados. En otros recorridos por los pueblos inundados  nos sorprendieron con lisas asadas y langostinos propicios para cualquier hambre.

Aún recuerdo, los comensales de la  lisa asada en mano sintieron que les arrebataban la presa bajo de la mesa. Se trataba de un pelicano doméstico. Refería la cocinera que  sus hijos trajeron huevos de las aves que poblaban la Isla Foca y  los colocaron a una pata echada en donde surgió ese portento de ágil pico. Un pelicano doméstico. Belisario, en la margen izquierda de la carretera Chiclayo es un portento de verdor de algarrobos genéticamente extraordinarios, sarmentosos y enormes.

Los abuelos tributan  su admiración por la vida y se opusieron a la intención perversa de los yunces de carnaval.  Bailen, beban y coman pero no nos corten un árbol. Adórnenlos pero no los talen.  En Belisario abundan los hatos de cabras y en botellas  colocadas sobre la arena fresca se conserva la leche nutritiva. La leche de cabra es sabrosa en su composición química es las que más  se parece a la leche materna. Las abuelas elaboran quesos y natillas, aprovechan la carne  del cabrito en secos deliciosos y carne seca para los chabelos. Aún recuerdo que el odontólogo de la acción cívica nos advirtió que los niños del lugar tenían arcadas dentarias envidiables gracias a la leche y el pescado salado de Sechura.

Cuando visité este pueblo enclavado entre las dunas del desierto no se sintonizaba ninguna emisora de Piura. Ni siquiera chillaba la voz del desierto. Sólo se escuchaba radio Delcar de Chiclayo. Y una llamada por celular requería treparse  con el dispositivo en la copa de un algarrobo para alcanzar la señal. Y a todo pulmón las vianderas hacían pedidos y encargos de compra en el mercado. La sed se abreviaba con chicha fresca. El progreso había llegado con paneles solares. Gracias a la floración de los algarrobos incursionaron en la apicultura y en la producción de  miel. Las algarrobas de la estación se conservaban secas en silos  recubiertos por arena. La lluvia en Belisario es vida, el agua del cielo hace brotar los temporales. Mientras para la Piura urbana la lluvia es una tragedia en estos rincones es vida, conexión con la naturaleza.

El cambio climático ha invertido la fórmula. El agua de la vida, por la improvisación y el mal manejo de los presupuestos públicos, es el ingrediente de una visión cataclísmica, corrosiva y destructiva. Antes, recuerda el geógrafo don Gonzalo de Reparaz, citando al ingeniero inglés Alfredo T Sears  que hacía estudios sobre regadíos el río era un torrente de vida. Anota Sears: “El año 1875, cuando vino el río me coloqué en el puente de Piura, que está siete a ocho metros de altura encima de su cauce, para presenciar desde lo alto el espectáculo de su avance. La vista era entretenida. A las cinco de la tarde se veía avanzar  a los que encabezaban a la muchedumbre; venían por una de las curvas del río hacia el borde del primer barrio de la ciudad, seguido luego de miles de personas; se oía la música de la banda que los animaba y se veía  la línea de humareda de los cohetes de arranque”.

“Sabíamos pues que el río había llegado. Llegó al puente a las siete de la noche y las bandas siguieron tocando mientras el pueblo bailaba sobre el puente y debajo de él toda  la noche”. Más adelante  anota: “Y es así como el Piura sigue su marcha triunfal  desde Morropón hasta las costas de Sechura, donde (triste es decirlo) toda esa riqueza y gloria pasa de largo y se arroja en el océano”. El agua  se pierde en la mar que es el morir como diría el poeta. Estas crecientes que nos mantienen en vilo, con susto y miedo por los desbordes equivalen a vaciar tres a cuatro veces la reservas de Poechos  -estimadas en 440 millones de metros cúbicos- en el mar.

Es agua perdida irremediablemente. Hoy nadie recibe con bandas de músicos al Piura. Las  constructoras le temen, la inversión inmobiliaria en zonas inundables languidece cuesta abajo. La percepción ciudadana  se resume en la premisa: “a los expertos en la reconstrucción la boca se les hace agua por el billete. Las inversiones son cuantiosas”. Tampoco tenemos una propuesta de ingeniería hidráulica para almacenar este valioso recurso que se agota en el planeta  por la irreductible presión del cambio climático.  Y en Piura  no está lejano el día en el que alguna contagiosa cumbia chichera eleve sus notas con el “agua que das la vida porque me matas a sorbos”.  Así estamos.

domingo, 12 de marzo de 2023

EL VUELO DEL ÁNGEL

Por: Miguel Godos Curay


Juan Carlos Cotillo Sánchez,recibe la distinción de "Ciudadano ejemplar" conferida por la Cámara de Comercio de Piura a su padre don Angel Cotillo García fundador de El Chalán. Entrega la distinció el primer Vicepresidente de la CAMCO Ricardo Álvarez Elías.


El 8 de febrero del 2010 escribí el artículo de añoranza: Un helado de café en el Coppelia. Días después don Angel Cotillo García me sorprendió en El Chalán con un sabroso helado de café que no tenía nada que envidiar al de  la heladería Coppelia de La Habana. Cordial y afable, siempre nos llenó de asombro con nuevos sabores que se sumaron al clásico Imperial de vainilla, Ron con pasas, Algarrobina, Fresa y Tamarindo. El Chalán es un salón concurrido para la peor sed pero también para probar los tentadores sandwichs y antojos piuranos acompañados de aromático y retinto café.

La heladería Coppelia (1966), para muchos el mejor logro de la revolución fue un proyecto y sueño de Fidel Castro. Su objetivo era producir más sabores de helado que los que ofertaba el Tío Sam, para ello adquirió modernas máquinas en los Países Bajos y Suecia. Celia Sánchez Manduley, amiga y consejera de Castro, escogió el nombre en alusión a su ballet favorito: Coppelia. Coppelia procesa diariamente 16 mil 100 litros de helado en quince variedades de sabores y atiende un promedio diario de 35 mil clientes. Tras ser el escenario de la película cubana Fresa y chocolate. Creció su popularidad. Para probar sus helados hay que formar enormes colas y conseguir un espacio casi siempre en compañía de extranjeros.

El helado tal como lo disfrutamos fue un invento del italiano Francesco Procopio dei Coltelli, en el siglo XVII, por esa hazaña  es considerado el inmortal padre del helado. A su ingenio  se debe también una máquina de manivela que homogenizaba la mezcla de leche, hielo, frutas y azúcar con la que se obtenía una pasta cremosa parecida al helado actual. Fue él quien abrió en París el Café Procope donde además de café vendía su  delicioso producto. Este lugar se considera la primera heladería como tal. Pocos conocen que el 12 de abril se instituyó como el Día Internacional del Helado y se le rinde homenaje.

Como producto altamente nutritivo  se ha demostrado que una ración de helado a base de leche o yogurt aporta hasta el 15% de las demandas de calcio diarias, además es rico en vitaminas A, B2, B6, C, D y E, así mismo contiene hidratos de carbono que brindan la energía necesaria para trabajar en el día.  Sin importar la edad, género o lugar de residencia. El helado es uno de los alimentos más consumidos a nivel mundial y el postre preferido por muchos. Como antojo favorito, nadie lo duda,  mejora el estado de ánimo y aporta grandes beneficios al organismo pues su principal ingrediente es la leche.

Los peruanos consumen alrededor de 1.8 litros de  helado al año. Además su consumo va en aumento y hay cada día mayor demanda de los helados artesanales que incorporan sabores naturales como el de la lúcuma, mamey, mango, maracuyá, limón, higo, arándano y tamarindo. Durante épocas de calor, consumir helado ayuda a mantener la hidratación que el cuerpo requiere en especial de los adultos mayores y niños. Sin embargo, hay que persuadir a los detractores que todo helado tiene una base láctea que aporta proteínas,  calcio, fósforo, magnesio, sodio, potasio y vitaminas.

Hay quienes sostienen que el amor más sincero es el que apetece y saborea un helado. Mis hijos tienen viva en su memoria los helados de El Chalán. Los disfrutaron cuando aprendían a caminar hoy repiten la historia con sus críos. Entrañables amigos como Manuel Dammert, Marco Martos y Anne Marié Hocquenghem eran incondicionales hinchas de las cremoladas de mango ciruelo, tamarindo, guanábana, limón y maracuyá son sabores irrepetibles y genuinas delicias de Piura y se deleitaban con kilos de helado. Sigi Burneo, prefiere los milshakes con helado de fresa. Uno saborea lo que ama y siente que los sentimientos más puros saben a helado de vainilla y fresa.

El Chalán es una institución representativa de Piura. El Chalán, heladería y salón de té fue fundada por don Ángel Cotillo García el 23 de diciembre de 1975. Con su impulso y el esfuerzo  de cada uno de sus colaboradores es una marca tradicional piurana. Actualmente tiene 7 locales en Piura y un local franquiciado en Chiclayo. Quien visita Piura acude a los locales de El Chalán  en la avenida Grau y en el jirón Tacna frente a la Plaza de Armas.

Como bien se afirma es una empresa de dulce tradición con 48 años de actividad ininterrumpida. En sus inicios contaba con seis trabajadores con un solo local de atención al público hoy son más de cien que se distribuyen todas las tareas. Junto a las cremoladas y helados  expendía también  toffee's, natillas y chifles. Uno de sus  primeros emprendimientos fueron los memorables chupetes de cola y naranja. Su nombre  perenniza a un personaje del norte: El chalan con sombrero de jipijapa que recorre en su caballo de paso su fundo arriando el ganado. Pocos conocen que el caballo de paso  surge  del trajinar equino por los arenales inhóspitos.

Don Ángel Cotillo García (1945-2023), español de nacimiento junto  a su esposa doña María Antonia Sánchez a fuer de brindar helados deliciosos y postres exquisitos se hicieron piuranos. Sus hijos: Juan Carlos, María Isabel, recientemente fallecida y Miguel Ángel tienen indeleble ese cariño por la tierra. Hoy Juan Carlos gerencia la empresa, él fue el que recibió -en representación de su padre- durante la celebración del 131º aniversario de la Cámara de Comercio de Piura el merecido reconocimiento de “Ciudadano Ejemplar” que no es poca cosa para encomiar el esfuerzo emprendedor  de venir desde muy lejos y hacerse piurano como nosotros.

Hace algunas horas una  sorpresiva nota de despedida en las redes sociales nos advirtió de su partida: “Hoy Don Ángel Cotillo García se despide de esta ciudad que lo acogió cálidamente y se va agradecido por cada uno de ustedes que mantiene esta dulce tradición, que con tanto esfuerzo salió adelante. Nos embarga un sentimiento de pesar por su fallecimiento; sin embargo, continuando con su legado renovamos el compromiso con todos ustedes». La copiosa lluvia de la tarde, cae y humedece los árboles de la Plaza de Armas. Unas lágrimas del cielo recorren el rostro de la Pola por ese Ángel que partió silencioso en plena tarde.