lunes, 23 de diciembre de 2019

ELECCIONES Y DEMOLICIONES


Por: Miguel Godos Curay

La muerte de Sócrates, oleo del pintor peruano Daniel Hernández.
Alegóricamente la muerte de la verdad.
Preservo mi neutralidad política. Para la oposición soy oficialista y para el oficialismo soy oposición. La lógica es precisa. Nadie puede ser y no ser al mismo tiempo. Por discreto ejercicio de libertad personal reservamos nuestra posición. Nos indigna tras el proceso electoral esa tormenta de denuestos. Un festín de opinantes deforme de lo que es la Universidad Nacional de Piura sin reparos. Hemos quedado convertidos en un garito pestilente en donde no se piensa, no se enseña, no se aprende, no se investiga, no se opina. No es así.  Hoy somos perversamente la piñata de la prensa de poco tiraje y poca audiencia que nos hace trizas.

En la mediática demolición ver los defectos de los otros es más fácil que mirar los propios y admitirlos. Por supuesto no faltan los destetados con hiel y amargura. Los que servidos en su momento por la universidad que acoquinan hoy con inaudito olvido la despedazan por pura soberbia. La universidad, a pesar de los pesares, permanece. Las crisis institucionales son el sarampión de la institucionalidad democrática. Las erupciones en carne viva provocan escozor pero no son eternas. Pronto volveremos a la calma. Al equilibrio maduro para procesar nuestras discrepancias.

Mientras tanto se hizo de la Universidad Nacional de Piura un puré cuyos mayores ingredientes son la desinformación, la boca suelta y el echar a todos en el mismo costal. No se dice nunca que la universidad pública es una oportunidad para inteligentes estudiantes sin recursos cuya formación profesional cambia la vida a sus familias. No se dice que las nuevas aulas están equipadas con multimedia y que ahora tenemos un campus seguro que ya no es tierra de nadie. No se dice que quienes eligen al interior del campus superan con creces a la población electoral de cualquier distrito de Piura. No se dice que somos una universidad licenciada. Nuestros mejores estudiantes proceden de familias muy humildes. No se dice que tenemos librería de la que se proveen las bibliotecas de los establecimientos privados.

No se dice que cumplimos dos ciclos por año. Y que anualmente no menos de 50 estudiantes parten a universidades de México y Brasil. Nuestro próximo destino es Europa. No se dice que la población estudiantil de mujeres es numerosa y se forma con abierto espíritu de competencia. No se dice que hay producción intelectual e investigación. El Instituto de Paleontología de la UNP es referente nacional e internacional. Como sucede con cualquier universidad hay buenos y malos alumnos. También hay buenos y malos profesores. Pero no todos son malos.  Económicamente no somos competencia de instituciones privadas.

Por eso no hay argumento para una demolición tan descarnada y abusiva. Sucede con algunos medios de novedosa estrategia publicitaria dedicados a patear en el suelo a sus ocasionales víctimas para después ofrecer una reparación en coloridos suplementos para llenar el profundo hueco de sus planillas.

Otros son los escribidores expertos en pedir dinero para dorar la píldora y administrar la crisis. Sin embargo, los presupuestos de la universidad pública son magros. Hasta hace estaba prohibida la inversión publicitaria.  Lo que gasta una universidad privada en tres o cuatro meses es lo que gasta una universidad pública en un año. Así pisoteados no podemos quedarnos. Sucede también. Los tirajes de los periódicos no vendidos acaban como empaque de pescado. Este hacernos visibles a patadas, contra la que pudiese pensarse, aumentó el número de postulantes en el último examen. En los procesos de admisión las públicas mantienen la pértiga de las exigencias a los futuros estudiantes. Las privadas la bajan para capturar clientes.

Los periodos electorales son eventos transitorios y por ello efímeros en circunstancias específicas: elecciones de Decanos, Jefes de Departamento, Rector y Vicerrectores. Tienen como corresponde su componente político y oferta electoral. Su vigilancia corresponde en el aspecto normativo a la SUNEDU (Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria). La realización del proceso eleccionario a la ONPE (Oficina Nacional de Procesos Electorales). Las eventuales controversias las ventila y resuelve el comité electoral ante quien se acreditan los personeros.

La academia no se detiene ante esta eventual distracción y malestar. Una universidad con 58 años de vida es una gota de agua en el océano. San Marcos tiene 468 años y la Universidad de Trujillo 195. La universidad pública tiene costos de servicios académicos a los estudiantes muy bajos. Muchos ignoran que los mejores docentes de universidades públicas son reclutados por universidades privadas. El colmo resulta la ingenuidad des sostener que lo mejor de lo mejor es privado. Y no es así.

Soy producto de universidad privada que trabaja en universidad pública. Tengo la plena convicción que la educación cambia a las personas. Creo en la pluralidad esencial necesaria para ejercitar la docencia universitaria y en la democracia para elegir a sus autoridades. Creo que los buenos docentes se distinguen porque leen, investigan y tienen una vida intelectual plena. Un buen docente es su producción intelectual y la identidad con sus alumnos.  Vivo en carne propia los magros sueldos de la docencia y pública. Nunca se nos cruzó por la cabeza la mala idea de morder el bolsillo de nuestros alumnos.  Somos ejercicio de docencia con decencia cotidiana. Amamos el país y su cultura. Nunca nos sentimos grandes con los pequeños ni pequeños con los grandes. ¿Les parece poco?

martes, 17 de diciembre de 2019

PIURA Y AREQUIPA

Por. Miguel Godos Curay

Portales arequipeños
Piura fue fundada en 1532, Arequipa,  ocho años después , un 15 de agosto de 1540 festividad de Nuestra Señora Asunta. Por Cédula Real de Carlos V se le llamó Arequipa topónimo de origen pukina derivado de las voces “ari” (puntiagudo) y ”kiapi” que significa rezongador  y que se traduce como “volcán que se enoja” por analogía “cerro que habla”.
Los cimientos de Arequipa son de sillar, roca volcánica producto del enfriamiento del magma ardiente.  Piura, es arena que mueve el viento en el desierto. Arequipa es solidez, Piura es volatilidad químicamente pura. En Arequipa los potajes de camarones, res y puerco se sirven con abundante papa, leche, ají y queso en plato enorme. En Piura el pescado, las carnes aliñada y seca, los chicharrones son para uno y se comparten solamente si se sirven como piqueos. La cortesía es potaje aquí y allá.

La chicha para la sed del montonero se sirve en tradicionales jarras de barro que la mantienen fresca y sabrosa. La chicha de guiñapo (maíz negro) se bebe en vaso de vidrio  hasta “los portales”  como se denomina al cogollo del recipiente esplendido. En Piura la chicha de jora se toma en poto (mate) y hoy se sirve en plebeyo balde. Socarronamente hay potos grandes y chicos. Los diminutos se llaman cojuditos. En Arequipa reina la jarra de barro fabricada por la artesanía local. En 1750 anotan  las crónicas 3 mil chicheríos. Verdaderos santuarios de la amistad y la conversa amena. Los arequipeños debaten de política inspirados en Mostajo.

En Piura se compone el mundo, se ríe y se raja entre bebe y bebe. Los piqueos con abundante recado son el cariño de la chichera. El mentidero solaz de los piuranos es el chicherío. Según el censo de 1875 en el Departamento de Piura registraron  los siguientes chicheríos:  En el Distrito de Huancabamba: 2 chicheras. Distrito de Paita: 10 chicheras. Distrito de Castilla: 1 chichero y 244 chicheras. Distrito de Catacaos: 29 chicheros y 77 chicheras. Distrito de Morropón 23 chicheras. Distrito de Piura 1 chichero y 168 chicheras.

Botijas de chicha de guiñapo (maíz negro)
En Piura de antaño abundaban las tabernas en donde hervía la jora. La chicha reposa en botijas para más tarde transportada en barriles venía el consumo tras la faena. Junto al chicherío se orea sobre sacos de yute el pachucho. Insumo esencial para la elaboración de chicha. En Piura como en Arequipa la buena chicha no necesita bandera. Pero banderas blancas aquí y rojas allá son anticipo de un bebe generoso. Para los cronistas la chicha es una cerveza de maíz que refresca, desanuda la lengua y embriaga. Otros le atribuyen energía para el trabajo pesado y vitalidad reproductiva. Pródiga es la chicha mellicera endurece el alma en el  lecho natural de un buen petate. La chicha se toma en mate y la cholita en petate. Dicen las lascivas lenguas.

Las cholas arequipeñas son macizas producto del caminar en cuesta por los callejones empedrados. Las piuranas son regordetas y blandas del trajinar por la arena recaliente abreviando la sed con chichita. El gimnasio de nuestras abuelas es el trajín imparable. El sol requema aquí y requema allá. El sombrero es una prenda de uso obligatorio para grandes y chicos por la radiación insoportable. Allá las calles se mantienen limpias por el celo de los vecinos. Aquí abunda el desperdicio por todas partes por la falta de civismo. El aseo urbano según las entretelas del arequipeñismo es  ley para cada ciudadano. En Piura se cree que es atributo del municipio. Y no es así.
Santísima Cruz, en Iglesia La Compañía

Piura, es con justicia tierra de poetas y escritores empezando por Diego de Villegas y Quevedo un humanista admirado y protegido por el sabio don Pedro Peralta y Barnuevo, Rector de San Marcos. Don Diego fue el primer indiano incorporado a la naciente corporación de la lengua. Arequipa tiene una viva presencia en los versos de Mariano Melgar transidos de amor humano y patriotismo. María Nieves Bustamante periodista y escritora sólo es comparable con Josefina Ramos Cabredo. La arequipeña en la narrativa y la catacada en los estudios de arqueología.

Ignacio Escudero Valdivieso en Piura y Francisco Mostajo Miranda en Arequipa representan la palabra viva del liberalismo. En el fecundo campo de la novela destacan Mario Vargas Llosa y Oswaldo Reynoso Díaz  allá.  Aquí Miguel Gutiérrez Correa y los nuevos narradores. En la ciencia deslumbran Pedro Paulet Mostajo visionario de la conquista espacial, En Piura Ronald Woodman Pollit estudioso investigador de la atmósfera mediante la aplicación del radar. En las luchas políticas y sociales destacan Horacio Zevallos Gámez el fundador del Sutep en Arequipa, en Piura Luciano Castillo Colonna fundador del Partido Socialista y el mártir petrolero Alejandro Taboada

Escudo de Arequipa tallado en sillar
Ambas ciudades tienen personalidad propia. San Miguel para Porras Barrenechea es una sonrisa del oasis en medio del arenal. Arequipa es un valle entre el mar y la cordillera. Aquí cachemas para las jaleas, caballas para el cebiche. Meros y cabrillones para el sudado allá lenguados y corvinas para el cebiche y el chupín. El común denominador es el ají limo y rocoto. Las lenguas aquí y allá disfrutan el ají hasta el delirio.

Bebidas destiladas para el bajamar arequipeño son el pisco y el anís. En el ande piurano el guarapo, la pócima, la primera y el cañazo. Uva y caña de azúcar. Políticamente el piurano es volátil, un migrante capitulero. El arequipeño es firme como el sillar, muere en su ley con su lealtad a tope. Las coordenadas del ciudadano arequipeño son la legalidad y la legitimidad.  En Piura priman la ilegalidad y la legitimidad: La informalidad oronda y lironda. Todos tenemos derechos nunca deberes. El ciudadano arequipeño tiene derechos y deberes. El metro para el negocio predial e inmobiliario allá no se mueve. En Piura prima el metro de jebe se estira al mejor postor. El hurto de agua es la práctica usual. Sacar la vuelta en el consumo de agua y energía es un deporte vecinal. Allá un anuncio de “Amarres de amor” da lugar a una persecución implacable. Aquí es el menú de la credulidad barata e ingenua. El consuelo de los cojudos.

Artesanía e hilados de vicuña
En fervor religioso tenemos un común denominador la devoción popular a  la Virgen. En Paita la advocación de La Merced,la amorosa Mechita. En Arequipa  la chaposa Virgen  de la Candelaria de Chapi es la mejor protección contra los  temerarios sacudones de los volcánicos terremotos. En deporte el Melgar y el Atlético Grau.
En la música, sentimiento puro, destacan en Piura Celso Garrido Lecca (1926) Pedro Miguel Arrese Arisméndiz (1912-1987),Héctor Rojas Goyeneche ( Miguel Correa Suárez (1913-1984) Adrián Flores Albán (1926), Rafael Otero López (1921-1997), Luis Cruz Núñez (1934), Guillermo Riofrío Morales (1915-2010), Segundo Campoverde Celi (1939). Los compositores piuranos son bardos inspirados que recorren chicheríos y aderezan las jaranas.





La tumba de Alberto Hidalgo Lobato (1897-1967)

Arequipa tiene el esplendor de la academia. Sus compositores otorgaron a la música popular la densidad del esplendor instrumental Luis Duncker Lavalle (1874 -1922), Manuel Aguirre de la Fuente (1863-1951), Benigno Ballón Farfán (1892- 1957),Roberto Carpio Valdez (1900 - 1986) ,Carlos Sánchez Málaga (1904 - 1995), Aurelio Díaz Espinoza (1897 - 1983) ,Octavio Polar (1856 - 1916). Partitura en mano se interpretan con emoción telúrica sus composiciones. A los vientos los sones alegres del carnaval.  El yaraví arequipeño compite con el pasillo ecuatoriano tan sublimado y querido en Piura. Piura dista de Arequipa mil 997 kilómetros. Es un trecho largo.

El cuzqueño  Alonso Carrió de la Vandera, Concolorcorvo, en su Lazarillo de Ciegos y Caminantes al referirse a los arrieros que recorren el sur  menciona a los chifles como bocado de los trajinantes. Los chifles de antaño elabporados con plátano verde eran gruesos acompañados de cancha y cecina picante. Los de hoy son finos y crocantes. Para abreviar La sed la chicha. Para las largas jornadas chifles y camote horneado. El compositor piurano Rafael Otero López en 1962 a pedido de Víctor Dávalos escribió las notas del sentido vals Ciudad Blanca considerado el segundo himno de Arequipa. Rafael se inspiró sin conocer Arequipa y al Señor Misti. El alma del poeta hizo el milagro. La pura inspiración piurana perforó con ternura el corazón del sillar.