Por:
Miguel Godos Curay
La muerte de Sócrates, oleo del pintor peruano Daniel Hernández. Alegóricamente la muerte de la verdad. |
Preservo
mi neutralidad política. Para la oposición soy oficialista y para el
oficialismo soy oposición. La lógica es precisa. Nadie puede ser y no ser al
mismo tiempo. Por discreto ejercicio de libertad personal reservamos nuestra posición.
Nos indigna tras el proceso electoral esa tormenta de denuestos. Un festín de
opinantes deforme de lo que es la Universidad Nacional de Piura sin reparos. Hemos
quedado convertidos en un garito pestilente en donde no se piensa, no se enseña,
no se aprende, no se investiga, no se opina. No es así. Hoy somos perversamente la piñata de la prensa
de poco tiraje y poca audiencia que nos hace trizas.
En
la mediática demolición ver los defectos de los otros es más fácil que mirar
los propios y admitirlos. Por supuesto no faltan los destetados con hiel y amargura.
Los que servidos en su momento por la universidad que acoquinan hoy con
inaudito olvido la despedazan por pura soberbia. La universidad, a pesar de los
pesares, permanece. Las crisis institucionales son el sarampión de la
institucionalidad democrática. Las erupciones en carne viva provocan escozor
pero no son eternas. Pronto volveremos a la calma. Al equilibrio maduro para
procesar nuestras discrepancias.
Mientras
tanto se hizo de la Universidad Nacional de Piura un puré cuyos mayores
ingredientes son la desinformación, la boca suelta y el echar a todos en el
mismo costal. No se dice nunca que la universidad pública es una oportunidad
para inteligentes estudiantes sin recursos cuya formación profesional cambia la
vida a sus familias. No se dice que las nuevas aulas están equipadas con
multimedia y que ahora tenemos un campus seguro que ya no es tierra de nadie.
No se dice que quienes eligen al interior del campus superan con creces a la
población electoral de cualquier distrito de Piura. No se dice que somos una
universidad licenciada. Nuestros mejores estudiantes proceden de familias muy
humildes. No se dice que tenemos librería de la que se proveen las bibliotecas
de los establecimientos privados.
No
se dice que cumplimos dos ciclos por año. Y que anualmente no menos de 50
estudiantes parten a universidades de México y Brasil. Nuestro próximo destino
es Europa. No se dice que la población estudiantil de mujeres es numerosa y se
forma con abierto espíritu de competencia. No se dice que hay producción
intelectual e investigación. El Instituto de Paleontología de la UNP es
referente nacional e internacional. Como sucede con cualquier universidad hay
buenos y malos alumnos. También hay buenos y malos profesores. Pero no todos
son malos. Económicamente no somos
competencia de instituciones privadas.
Por
eso no hay argumento para una demolición tan descarnada y abusiva. Sucede con algunos
medios de novedosa estrategia publicitaria dedicados a patear en el suelo a sus
ocasionales víctimas para después ofrecer una reparación en coloridos
suplementos para llenar el profundo hueco de sus planillas.
Otros
son los escribidores expertos en pedir dinero para dorar la píldora y administrar
la crisis. Sin embargo, los presupuestos de la universidad pública son magros. Hasta
hace estaba prohibida la inversión publicitaria. Lo que gasta una universidad privada en tres o
cuatro meses es lo que gasta una universidad pública en un año. Así pisoteados
no podemos quedarnos. Sucede también. Los tirajes de los periódicos no vendidos
acaban como empaque de pescado. Este hacernos visibles a patadas, contra la que
pudiese pensarse, aumentó el número de postulantes en el último examen. En los
procesos de admisión las públicas mantienen la pértiga de las exigencias a los
futuros estudiantes. Las privadas la bajan para capturar clientes.
Los
periodos electorales son eventos transitorios y por ello efímeros en circunstancias
específicas: elecciones de Decanos, Jefes de Departamento, Rector y Vicerrectores.
Tienen como corresponde su componente político y oferta electoral. Su
vigilancia corresponde en el aspecto normativo a la SUNEDU (Superintendencia
Nacional de Educación Superior Universitaria). La realización del proceso
eleccionario a la ONPE (Oficina Nacional de Procesos Electorales). Las
eventuales controversias las ventila y resuelve el comité electoral ante quien
se acreditan los personeros.
La
academia no se detiene ante esta eventual distracción y malestar. Una
universidad con 58 años de vida es una gota de agua en el océano. San Marcos tiene
468 años y la Universidad de Trujillo 195. La universidad pública tiene costos
de servicios académicos a los estudiantes muy bajos. Muchos ignoran que los
mejores docentes de universidades públicas son reclutados por universidades
privadas. El colmo resulta la ingenuidad des sostener que lo mejor de lo mejor
es privado. Y no es así.
Soy
producto de universidad privada que trabaja en universidad pública. Tengo la
plena convicción que la educación cambia a las personas. Creo en la pluralidad
esencial necesaria para ejercitar la docencia universitaria y en la democracia
para elegir a sus autoridades. Creo que los buenos docentes se distinguen porque
leen, investigan y tienen una vida intelectual plena. Un buen docente es su
producción intelectual y la identidad con sus alumnos. Vivo en carne propia los magros sueldos de la
docencia y pública. Nunca se nos cruzó por la cabeza la mala idea de morder el
bolsillo de nuestros alumnos. Somos ejercicio de docencia con decencia cotidiana. Amamos
el país y su cultura. Nunca nos sentimos grandes con los pequeños ni pequeños
con los grandes. ¿Les parece poco?
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