lunes, 24 de abril de 2017

EL ESPIRITU DE LOS RIOS DE MARCO MARTOS


Por: Miguel Godos Curay

Marco Martos: La poesía como pasión.
“El espíritu de los ríos” es un poemario caudaloso. Así lo advierte el autor. “A lo largo de varios años, poco a poco, me he ido relacionando con la selva del Perú, con sus espacios y su gente. He ido conociendo algunas ciudades y sus alrededores: Iquitos, Moyobamba, Tarapoto y los ríos majestuosos: el Amazonas, en Loreto y el San Francisco en la selva de Ayacucho. He apreciado el arte de los pintores, la sencillez de los pobladores, su don de gentes. Y se fue generando en mí un profundo aprecio por todo el territorio y por las personas. Los poemas para la selva fueron apareciendo de modo espontáneo y, de pronto, se hicieron un plan que ahora, culminado, puedo ofrecerlo a los lectores”.

El poeta confiesa a Caretas  su vocación irrenunciable. “Soy un loco en la escritura y tengo el delirio de la escritura. A lo largo de los años he ido descubriendo que lo que mejor hago es escribir poesía. Ahora tengo dos poemarios más terminados que serán publicados el próximo año. Voy a preparar también otras cosas que puedan salir. Voy a hacer un pequeño libro sobre Vargas Llosa y un libro de meditación sobre la poesía en la línea de Octavio Paz o de Rilke”. La poesía es un río desbocado, indetenible. El río corre como si lo arriara un tropel imaginario de ninfas. Nadie se baña dos veces en la misma agua del río  preñado de meandros  que son los vaivenes de la vida misma según Heráclito de Éfeso.

Los ríos de Piura tienen nombre propio. El veleidoso  Río Piura al que trovó tonderos Miguel Correa Suárez. Río bondadoso en tiempos de sequía. Enloquecido y furioso  con la creciente. Otrora mantuvieron vivo su cauce los tallanes con el indestructible Tajamar de Tacalá. El Chira, es el sultán de Sullana, nace en el Ecuador. Ahí se llama  Catamayo, Calvas, Macará en tierras nuestras. Al Chira lo recorrió desde la naciente Rosendo Melo. Y junto a sus aguas cananeas, advierte Porras, Pizarro fundó San Miguel en 1532. Cuando no existían puentes de fierro sus orillas estaban pobladas de totorales y canoas. Algunas ocasiones de caimanes daban que daban pie a viejas leyendas. Los canoeros conducían,  por pesetas,  de una orilla a otra los productos del comercio, viandantes y pasajeros. En grandes balsas, las bestias. El Chira luce el esplendor del valle verde. Y hoy cautivo su cauce se puebla de lirios. Sullana es la perla del Chira. Lame el Chira los arenales formando oasis para ir a desembocar al mar que es el morir. Ahí se diluye amenazado por la extracción de crudo.

Dice Martos en su poema: El pintor y las serpientes: /Te veo en una piragua por el Amazonas,/con tus pinceles que son flechas de amor para las sirenas,/mientras los monos aulladores hacen muecas/ y se deslizan pitonisas las serpientes bajo las lianas. No pudo ser mejor el homenaje al Día del Libro. Martos presentó su hídrico poemario en Marcavelica entre sorbos de agua de coco y piqueos donde La Barahona. Salchicchas, chifles y carne seca.

Marcavelica, rodeada de cocoteros, vianderas y notarías sospechosas. El topónimo Marcavelica surgió del nombre propio de  Maizavilca el señor de Poechio que no teniendo nada que regalar a Pizarro entregó como  don a su sobrino. El inteligente rapazuelo asumió el nombre cristiano de Martín con el gentilicio “de Poechos” y se fue con la hueste perulera. Decía llamarse Martín como los Pizarro. Martinillo de Poechos, dominaba la lengua  tallana y algo de runa simi. Su adolescencia lo privó de ser faraute entre los españoles y Atahuallpa. Felipillo el indio huancavilca, ex profeso, tradujo mal perversamente para quedarse con una de sus hermosas concubinas. El epílogo,  la muerte del señor del dorado imperio.

Marco, retorna a Piura después de mirar con desolación y desencanto el desplome de la casa paterna en el jirón Libertad. El río Piura está registrado en el inventario del asombro por los daños que perpetra. En el descubrimiento de los seductores encantos de la Roca del diablo donde los remolinos atrapan a los churres confiados y perecen ahogados. Y el sexo furtivo en las covachas debajo del puente. El malecón Eguiguren por donde transitó Vargas Llosa en compañía de doña Dora, su madre, para conocer al ánima viva de su padre. Aquí esta Marco Martos con su recado de recuerdos y emociones memorables y esas ganas indetenibles de escribir. Aún estamos buscando el árbol que perennizará su nombre frente al nuevo pabellón de la Facultad de Educación. Lo plantará con sus manos y el estará siempre presente en su tierra entre el cielo de Piura, el sol, la luna y las estrellas.



jueves, 6 de abril de 2017

A SIETE DIAS DEL DESMADRE DEL PIURA


Por: Miguel Godos Curay

César Augusto Casariego Gutiérrez, El Greco
El campus de la Universidad Nacional de Piura en Miraflores muestra aún los daños del cauce desbocado del Río Piura el pasado 27 de marzo. El desmadre del río Piura nos deja sin aliento. Los daños a las catorce facultades son cuantiosos. El agua alcanzó casi los dos metros e inundó laboratorios, bibliotecas, aulas y arrasó con equipos de cómputo, mobiliario e inutilizó redes de alcantarillado, instalaciones eléctricas. Se ha perdido cuantioso acervo documentario. En deplorable situación están los auditorios, el Hospital Universitario, el Centro de Preparación pre-universitaria, la Escuela Tecnológica y el Colegio de Aplicación Carlota Ramos de Santolaya. Poner en pie la UNP cuesta mucho esfuerzo. Sangre, sudor y lágrimas.
El lodo arcilloso endurece sus huellas. Las 103 hectáreas del Campus están hechas agua y lodo. Pero, poco a poco, docentes, estudiantes y los servidores administrativos recuperan los ambientes con mucho esfuerzo. El trabajo es arduo. El Rector Reyes Peña, recorre las instalaciones multiplicando tareas. No hay tiempo que perder. Los estudiantes universitarios proceden mayoritariamente de las provincias del interior. Muchos se han quedado sin pensión. Según señalan los costos se han elevado ostensiblemente fuera de su capacidad de pago. Según el INEI en Lima la inflación de marzo fue de 1.30% la tasa más alta en 19 años. En Piura fue de 2.92% y en Trujillo de 2.17. Dos de las ciudades más golpeadas por El Niño costero.

En efecto, Piura, se ha encarecido enormemente. El transporte, alimentos, hospedajes, provisiones, los pasajes a las zonas afectadas están por las nubes. Muchos estudiantes de Huancabamba, Ayabaca, Talara y el Bajo Piura sobreviven a duras penas. Como indican “nuestros familiares no nos pueden acoger, ellos también, la están pasando muy mal”. Los ayer hotelitos para el sexo furtivo son  hospedaje transitorio de damnificados con capacidad de pago. Familias enteras viven hacinadas y hacen denodados esfuerzos por retornar a sus hogares. Lo servicios de agua potable y alcantarillado están averiados hasta en las propias zonas residenciales se reponen lentamente. Y las instalaciones eléctricas sumergidas son un riesgo perenne. Las calles del entorno son un cementerio de artefactos inutilizados, colchones ensopados en lodo. Objetos inservibles y basura se acumulan por todos lados. La iniciativa de una campaña de limpieza para este fin de semana quedará corta.

Las instalaciones vecinas del Open Plaza, Sodimac y otros negocios ahí instalados. Permanecen en febril trabajo de escobas y trapeadores, baldes y volquetes cargados de lodo y productos arrasados por las aguas. Las pérdidas son cuantiosas. Muchos negocios caminan al cierra puertas definitivo. También se han reducido las cuadrillas que laboran en las empresas agroexportadoras. Todo están afectados pero nadie se cruza de brazos. Ante el incremento de precio de un almuerzo de 7 a 10 y 15 soles. Apareció la solución del taper económico de tres cincuenta. Sí hay que comer todavía pero menudea el hambre. Los que no han subido el precio han achicado el plato.

Vivimos entre plagas de zancudos, grillos y pedigüeños  que han tomado por asalto Piura. Aprovechados, unos y desgraciados, otros piden caridad a boca de jarro. Los vendedores de bolsas para desperdicios del Centro Victoria se la rebuscan para subsistir. Los familiares de los pacientes internos en el Hospital Regional comparten un plato. Ya no alcanza para el menú individual. La tarifa de los mototaxis menudea entre  cinco y diez  soles. Los más caminan hasta el mercado convertido en un pedregal de productos caros.

Piura, Castilla, Catacaos, Paita, Sullana y Talara están llenos de basura y de huecos. De carreteras destrozadas. De barrios insalubres. Los rostros desencajados. Las miradas ocultan la intranquilidad interior, en algunos, indiferencia, en otros, esperanza. La carta pastoral del Arzobispo Metropolitano Monseñor Eguren Anselmi: “Con el corazón en la mano les escribo esta carta en estos momentos dramáticos y de emergencia que estamos viviendo en nuestras queridas Piura y Tumbes. Sean mis primeras palabras para darles a todos ustedes un mensaje de esperanza: ¡El amor de Dios no nos abandona nunca y está con nosotros en estos momentos difíciles!
Tras el embate implacable de la naturaleza necesitamos ánimo. Solidaridad colectiva a manos llenas. Los diarios son un inventario de desventuras y desgracias. Y en las notas sobre ocurrencias policiales se registran con el detonante de la depresión: suicidios. Aunque el Senamhi y el Imarpe señalan que la Temperatura Superficial del Mar desciende progresivamente y las mañanas son frescas. Los piuranos son escépticos e incrédulos. Agoreros a no más. Y esperan los últimos cordonazos de agua del jueves y viernes santo. Los lectores asiduos del Almanaque Bristol suman lluvias. ¿Y los siete potajes? ¿Qué nos quiere decir Dios? Algunos observan que las iglesias mormonas no tienen ni gota de agua. Fueron concebidas a dos aguas en previsión de lluvias. Dicen unos: tienen hasta pararrayos. Capillas inundadas hay en todo el Bajo Piura. Las que no, son refugios temporales por la emergencia.

La ayuda se apila frente al acceso al Gobierno Regional. Los únicos diarios que no han dejado de circular en Piura son El Tiempo y La Hora de los Helguero. Los otros, impresos en Chiclayo, la están pasando mal. Unos días aparecen. Otros, desaparecen dependiendo del río la Leche y de las quebradas. Los periódicos capitalinos hace tiempo no llegan. Los pocos que tengo vinieron de Lima en manos de pasajero. Piura, está conectada e informada por radio. RPP con Juan Nunura y Vanessa Jiménez. También se escucha Cutivalú, la voz del desierto hoy convertido en vergel.

Sin embargo, los corresponsales capitalinos ignorantes de la geografía local inventaron nuevos distritos. No distinguen costa de sierra. Piura, es la Plaza de Armas y el puente. Para ellos, Catacaos es una provincia y Pedregal un distrito. En el reporte de aforos unos hablaban de litros y otros de metros cúbicos. Unos reportaban anécdotas del unicornio. Otros buscaban a los muertos de la inundación de Catacaos. ¿? Finalmente nadie los identificó. La noticia inverosímil salió del COEN. 


César Augusto Casariego Gutiérrez, El Greco, convertido en símbolo mediático desplazó al Gobernador Hilbck y al Alcalde Miranda, en la radio, los diarios y la televisión. El gran sueño del salvavidas: “una llantita de camión para deslizarse en las temibles aguas del río”. Luz Esperanza, la niña símbolo, nacida entre las aguas, es robusta bebé y no esta desnutrida. Un motivo de legítimo orgullo y ánimo. Ahí estamos en plena tregua. Las mañanas están frescas. La Temperatura Superficial del mar desciende. En los campamentos al filo de la carretera la población damnificada es atendida. Ese polvo, biznieto del humo, el inolvidable yucún que se impregna en los ojos y forma adobes en las fosas nasales nos acompaña a diario. Y no se irá hasta que todos en un solo esfuerzo lo coloquemos en su sitio. Otro es el limo que nos dejó el río. Un lodo espeso cargado de arcilla  que requiere energía para sacarlo. La convocatoria cívica ya cobró forma. Teo Zavala hizo con cuatro palabras: ¡Piuranos nosotros si podemos! Ese milagro vivo de devolver la energía a los vecinos. A pesar de los pesares ¡Gracias a  Dios estamos de pie!.

sábado, 1 de abril de 2017

¿PIURANOS QUÉ HACEMOS? ¿CÓMO RECONSTRUIMOS PIURA?


Por: Miguel Godos Curay
Universidad Nacional de Piura

Pobladores del Bajo Piura padecen hambre y sed a consecuencia de las inundaciones
El hormiguero humano no cesa. El letargo cojudo se ha convertido en una inusual prisa, nervio puro, angustia, miedo y desencanto al mismo tiempo. Los vendedores de agua, los verduleros, los acaparadores, los restaurants, los transportistas hace rato subieron los precios. El costo de vida en Piura crece como el río. La ayuda llega por personal iniciativa a las aldeas miserables en que se han convertido aquellos parajes retorcidos por la  euforia del carnaval. La Universidad Nacional de Piura tiene pérdidas cuantiosas aún no cuantificadas. Computadoras bajo el agua, proyectores multimedia arrojados  al azar por la furia de las aguas. Laboratorios tomados por asalto, equipos costosos de ingeniería y sísmica, inutilizados  Lodo pestilente por todas partes. Agua de lluvia y agua de alcantarilla, mezcladas salvajemente. Todo registrado pormenorizadamente porque los esfuerzos para el licenciamiento se hicieron lodo. Bibliotecas envidiables están bajo las aguas. Así está la universidad, así están también las ayer zonas residenciales respetables. Miraflores, Monterrico,  Los Cocos, Country. Sumemos El Chilcal  e Ignacio Merino tantas veces inundados con contumacia. Las zonas exclusivas  de los avisos de periódico son hoy propiedad de las aguas. Las zonas residenciales no inundables son hoy una estafa colectiva imperdonable. La plusvalía inmobiliaria está por los suelos. Los ayer marginales del oeste. Están mejor y agradecen a Dios, a pesar de los pesares, estar húmedos pero no sumergidos como la Atlántida.

El desconcierto mayor de las hormigas es que caminan incontroladamente sin que aparezca alguien que con  ejemplar liderazgo les señale el camino. Hemos globalizado nuestra tragedia. Hay que comer pero todo está caro. Ayer en el cortejo final de Octavio hemos constatado que Santa Isabel, la hoy próspera zona comercial, despide un hedor insoportable de comida descompuesta y de basura. Camino al Cementerio Metropolitano se expande el mercado  rodeado de basura. El asfalto, arrancado de cuajo deja ver las ayer piedras soldadas por la brea. Hoy andan sueltas a su antojo. Somos una ciudad selenita por los cráteres enormes que a duras   penas pueden cubrir con tierra los tapa huecos. Nuestro parque automotor se hace añicos.

San Miguel de Piura está desecha. Y su peor tragedia es la falta de autoridad. Muchos voceros para anunciar las crecientes y una anomia superlativa para enfrentar la realidad. El mando no tiene mando. Y los pobres pueblos arrasados por las crecientes  del Piura sufren con dureza ese río desbocado,  sedimentado en horas, porque el engaña tontos del refuerzo de los diques con arena a un  costo millonario, fue el detonante de la tragedia. No se hagan cojudos los que se comieron el presupuesto, los volqueteros millonarios, las horas máquina multiplicadas  por la  voracidad de la plata fresca. ¡Piurano abre los ojos!

¿Quién manda aquí? ¿Quién consiente que una hora de vuelo de helicóptero que en Colombia está por los 2 mil 500 dólares y 3 mil dólares en Chile se consuman para rescatar la mascotita de la hijita del Prefecto? El desconcierto es terrible. Las hormigas van y vienen. Doblan las campanas de Catacaos, no alertan. Narihualá y Pedregal ya están inundados. El único valeroso frente al río es el Greco. Salvavidas de larga data. Hasta el propio Hospital  Regional Cayetano Heredia apena con sus innumerables goteras. Con kilos de historias clínicas remojadas. Con rostros desencajados que van y vienen.

¿Quién convoca  a las universidades, a los municipios a la sociedad civil en pleno para consensuar  un plan de emergencia previo al plan de reconstrucción urgente  necesario?  Eso no lo resuelven ni los ministros asignados voluntariosamente, que van y vienen, ni a puertas cerradas el gobierno regional. En 1983, surgió el Frente Cívico de Piura. El liderazgo moral fue del Arzobispo Cantuarias Pastor. El liderazgo político de las cabezas prominentes  de los diversos partidos. La izquierda, la derecha y el centro. Pero también estuvieron de pie la vigorosa Federación Agraria de Piura y Tumbes. Así con voz en alto, la sociedad civil de Piura, conquistó el Canon Petrolero.

Piura roncó para exigir  lo que por justicia y derecho le corresponde. Hoy, hemos crecido económicamente pero nos hemos encogido institucionalmente. Al paso que vamos nuestras corporaciones maúllan como en un club de gatos techeros. “Miau, miau, Piura esta mojado”. Después nada. Otros creen que llegó la piñata de la rehabilitación. Otros, los muchos, están desarticulados  por el cabildeo y la mermelada. No hay dirigentes vecinales  para que en reclamo unánime exijan la limpieza de la ciudad. Las escasas iniciativas, hasta el momento, parecen el té de un club de señoritas.   Y de nuestros representantes congresales tampoco tenemos  la eficiencia esperada. Como dicen en el Bajo Piura “con esos no salen ni las lagartijas de su huecos”.

Pero ahí estamos con alcaldes  ahuevados que con candor  de santo de estampita esperan que PPK baje del helicóptero a pisar la tierra. Alcaldes que no disponen de los recursos asignados porque temen a la contraloría como pericote al gato.  En este mar de incertidumbre la luz de la esperanza son los jóvenes. Su voluntarismo y  generosidad no tiene color político. Eso es bueno por la impecable pureza de las intenciones. Pero al mismo tiempo terrible porque son los ciudadanos que mañana elegirán a sus gobernantes. Ayer en el cortejo final de Octavio al Metropolitano, me contaron sus compañeros de colegio, que a los 14 años leía y se sabía de memoria los apotegmas  del Apra y el socialismo. Y su mayor proeza fue reclamar levantando su mano en el aula.  Pero así como sabía doctrina, y articulaba demandas era un buen atleta y adoraba las matemáticas. Hoy un jovencito de 14 duerme bajo las sábanas con un  celular que le captura la conciencia y no se desprende  de los audífonos para desconectarse  de la realidad. Su mundo es pajota cuando la pasa  bien y comparte mensajes sincopados. Tiene celular de última generación, no lee porque en su casa nadie lee. Su vida es chévere. Y su sueño, son los culitos que le arroban en Internet. Esa es nuestra comedia y tragedia. Una sociedad  invertebrada que se desmorona a pedazos y nos duele.


¿Qué hacemos? ¿Cómo reconstruimos Piura? ¿Qué futuro nos espera? La primera reconstrucción es la de  nuestra arquitectura moral en una sociedad sin valores y sin paradigmas. Queremos una sociedad donde el éxito no sea la conquista de los oportunistas y de los despojados de pensamiento crítico, de propuestas y de ideas. Alguna vez conversando con Monseñor Cantuarias, a propósito de un escrito, me dijo – Tiene usted razón- el piurano tiene una fe polar. Venera a Dios pero no tiene escrúpulo en acudir a los aquelarres de Las Huaringas e invocar al diablo. Y para confirmar el aserto me refirió que de los 800 soles que  se colectaban en las alcancías de la catedral. 799 eran falsos. Los piuranos son falsos. Necesitan una reconstrucción moral como paso previo a la reconstrucción de su ciudad con decencia, dignidad y decoro. Sin amarres, sin coimas, sin latrocinios. La experiencia dura de 1983 nos sirva de ejemplo. Para que el próximo diluvio no tenga que acompañarnos Noe.