Piura produce diariamente 400 toneladas de basura. Parte de los desperdicios se reciclan. Los que no se recogen se acumulan. |
La pasada nochebuena tuvo un
mal día. Toneladas de basura abandonadas en toda la ciudad nos golpearon con la
contumaz vocación por el desaseo de nuestras autoridades. Basura hay en todas
partes. A inmediaciones de establecimientos escolares, en los centros de
abastos, en los barrios populosos, en los bordes de las carreteras, en los
accesos a las ciudades. No hay rincón piurano en donde el poblador no arroje
basura. Las islas del aseo y el orden son escasas pero las hay. El aseo esplendido
del Campus de la Universidad de Piura es sorprendente. La buena práctica se
inculcó con el ejemplo. A un alumno aficionado al hurto de papel higiénico. El
bueno don Rafael Estartús lo sorprendió
con un “lleva este rollo para tu casa”. Con tal lección humana la responsabilidad
brota de raíz como la muela del juicio para toda la vida. Nadie arroja un papel
y si lo hiciera alguien lo recogerá para decirle esto se le cayó. Las
responsables de la limpieza son señoras esforzadas en las aulas y fuera de
ellas. Siempre nos enseñaron a ser limpios e impecables.
Piura tiene encantos pero más
son los desencantos. El plástico se acumula irresponsablemente en todas partes.
Nadie lo recoge. La flamante avenida Sánchez Cerro -recién inaugurada- se ha
convertido en el espacio favorito para el abandono de desperdicios de sus
vecinos, de los que viven al frente y cada noche y mañana y a la hora que se
les ocurre arrojan bolsas con desperdicios a lo largo de treinta cuadras. Igual
sucede en los nuevos centros comerciales de servicios higiénicos impecables.
Los implacables son los que arrojan – como en su casa- todo por los suelos.
El desaseo y las malas
prácticas son atributos de niños,
jóvenes y viejos. De hombres y mujeres. De humildes pero también de pitucas
presumidas. Necesitamos una cruzada cívica por el aseo, la cortesía, el
respeto, por el paisaje limpio, por el amor a la tierra, por el sembrar árboles
y no talarlos con métodos brutales y salvajes. Resulta sorprendente como en la
urbanización Santa Isabel ayer jardines hoy
están sellados con cemento y se asfixia a los árboles sin la menor
contemplación. Este espejismo de progreso causa espanto y desolación. ¿Cómo
amar a Piura sin disfrutar de sus umbríos algarrobos? ¿Cómo amar a una ciudad
sin admirarla y sentirla en la belleza de su paisaje? ¿Cómo vivir humanamente
limpios y dignos?
Piura, diría el poeta Juan
Luis Velásquez “que soledad sin soledad
siquiera. ¿Qué trincheras tan alta sin altura?” Las papeleras son excedidas por
las descargas de basura. Los carritos acumuladores colocados con buena
intención dejan de serlo cuando repletos nadie recoge los desperdicios mal olientes.
Y los improvisados recicladores en pos de desperdicios orgánicos para las
chancherías arrojan todo y sin retorno a los depósitos. Hay basura de elevado
riesgo biológico de hospitales y clínicas que algunas veces se abandona
negligentemente. En Piura operan BA
Servicios Ambientales SAC (08), Arpe (09), Beraca (10) con instalaciones de disposición
de residuos peligrosos. Pero el peligro mayor son los piuranos irresponsables.
Piura produce diariamente -por
el vigor del consumo- 400 toneladas diarias de basura. A duras penas se puede recoger
entre el 30% y 40%: la que no se recoge se acumula en la vieja zona industrial,
en los caminos. Toneladas de valvas de conchas de abanico han arrojado a lo
largo del camino al balneario Chullyachi
las procesadoras industriales. La playa limpia se ensucia cuando los eventuales
visitantes abandonan descartables, botellas de vidrio y plástico. Como no hay
servicios higiénicos hacen sus
necesidades a todo aire entre el cielo y el mar. Igual sucede con los desperdicios
de los expendedores de comida. Todo queda ahí estropeando el paisaje. La
negligencia se repite en todas partes. En Ignacio Escudero que padece el vaho
del mosto fermentado y las humaredas de la caña ardiendo. En los balnearios de
Paita donde no se detiene la colecta de plástico. Igual sucede con la vía que atraviesa
Rinconada Llícuar y Bellavista, el ayer
camino limpio es un basural que
crece. No están libres de estas malas prácticas culturales los acogedores
escenarios, los centros de abastos, los restaurants, las aglomeraciones de
ambulantes y todos los espacios concurridos. La basura estropea a Talara, Paita
y Sullana convertida en una perla negra de la suciedad y el moho. La gestión
edil que fenece ha desplegado esfuerzos pero el mal persiste.
El próximo Gobernador
Regional el médico, Servando García Correa, por personal vocación debe
emprender serias políticas en defensa de la vida, el cuerpo y la salud de nuestras
poblaciones. El mejor atractivo turístico de una ciudad es el aseo. La limpieza
es la nota distintiva de Loja. La limpieza cívica de los lojanos es parte de su
cultura e identidad. De su respeto a la naturaleza, al paisaje, al orden, a la
educación. En América Latina las ciudades limpias son urbes educadas en donde
el buen trato es norma cotidiana. Las ciudades sucias y poco aseadas abundan en
donde campea la delincuencia, la malversación, el mal uso de los fondos
públicos. Ahí en donde gobierna la coima abunda la basura.
Los impactos de los Residuos
Sólidos Domiciliarios (RSD) y Residuos Sólidos Urbanos (RSU) son más severos en
donde los pobladores muestran una actitud indolente frente a su entorno. El
promedio regional de generación per cápita de Residuos Sólidos Domiciliarios
(RSD) y de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) es de 0,6 kg/hab/día y 0,9
kg/hab/día, respectivamente. La disposición final de los RSD se ha convertido
en un serio problema por cuanto los rellenos sanitarios ya saturados obligan al
abandono irresponsable e incineración a cielo abierto afectando el ambiente.
Conforme a las estadísticas
de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el Perú los RSD Generación
per cápita (kg/hab/día) se estiman en
0.47 y los RSU 0.75. En el país sólo el 57.2% de los municipios cuenta con planes de manejo de
residuos sólidos. Sólo el 55.7% realiza la
recolección diaria, el 43.5% dos a cinco veces por semana y el 0.8% una vez por
semana. El 43.5% realiza una total disposición adecuada y el 56.5 % una total
disposición inadecuada. El costo de la recolección US$/ Ton es de 15.02 y la disposición final en el
mismo rango 5.98. La forma de cobranza es a través del Impuesto Predial 85.1%, junto
con el recibo de agua potable y alcantarillado 0.2%, cuenta periódica del
usuario 14.7%. La tasa de reciclaje es del 14.7%. El reciclaje de los RSU es
realizado por un activo sector informal que recupera cartones, hojalata, vidrio
y plástico. En América Latina se estima en 4 millones a los recicladores
urbanos.
El Perú produce diariamente
23 mil toneladas de basura y sólo se logra reciclar el 15%. Según la ONG Ciudad
Saludable el 55% de nuestros desperdicios es materia orgánica y sólo el 29% es
aprovechable (cartón, hojalata, vidrio, plástico). En el Perú sólo existen 12
rellenos sanitarios, el 90% de la basura se arroja a botaderos informales de
los que existen mil 850 y son una seria amenaza ambiental. Según el Ministerio del Ambiente (MINAM) en el
2016 se produjeron 7’005,576 toneladas de residuos municipales urbanos de los cuales el 18.7%
son productos reciclables (papel, cartón, vidrio, plástico, tetrapak, metales,
residuos eléctricos y electrónicos. En Lima y Callao cada poblador genera en su
domicilio 870 gramos de residuos sólidos al día. La segregación (separación) de
los contenidos de la basura facilita se procesamiento y atenúa los impactos
indeseables que desbordan a nuestras ciudades.
Frente al serio problema
tenemos un enorme desafío a partir de la educación ambiental, vigilancia
ciudadana, mejora de los servicios a la
población, e incentivos al sector privado que aliente y fomente el manejo
adecuado de los RSD (Residuos Sólidos Domiciliarios) y RSU (Residuos Sólidos
Urbanos). Con el argumento del cambio de autoridades es bastante probable que
el problema se acentúe. No hay tiempo que perder. Si entendiéramos que el aseo
urbano y la limpieza son el sello indeleble de la personalidad y el mejor atractivo
de una ciudad.
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