domingo, 12 de octubre de 2008

¿QUE OCULTA LA CRISIS?


Por: Miguel Godos Curay

Los dos últimos terremotos. El financiero y el de la corrupción aprista tienen como causa, nunca mencionada, la inmoralidad y el desprecio por la ética. Estos latrocinios disfrazados de yerros humanos pasaron inadvertidos para los auditores y genios de las finanzas. Los sistemas de previsión de riesgos, relajados por lobbys, hicieron picadillo la confianza en el sistema. El resultado es una crisis inmanejable provocada por la gran corrupción globalizada allá y localizada acá en mafias vinculadas al gobierno.

La corrupción en el Perú es de vieja data. Permitió que muchos se enriquecieran en plena guerra con Chile. Pradito, en 1879, nunca apareció con los pertrechos que fue a adquirir a Europa. Nadie rastreó las opulentas fortunas de los generales que acompañaron a Velasco. La amnesia nacional hizo recuerdos de las constructoras rapaces de los amigotes de Belaúnde. Fujimori, en cautiverio, es como pájaro en mano. Los ladrones reciclados, por cientos, siguen volando. Son como ladillas invisibles que provocan escozores en las ingles de Toledo y García. Sucede que Alan García, tiene una contumaz facilidad para rodearse de ratas y pericotes. No es el flautista de Hamelin pero los atrae como piedra de imán.

La crisis del capitalismo nos toca todos y en los próximos días debe frenar en seco las remesas familiares de los Estados Unidos a América Latina que el 2004 llegaron a los 45 mil millones de dólares una cifra mayor a todos los préstamos del FMI, el Banco Mundial y a las inversiones realizadas a la fecha. Sin este aporte la región va a palidecer. Quienes piensan, inadvertidamente, que la crisis no les toca respiren hondo. Un Dato: los fondos colocados en las AFP han sido liquidados por la turbulencia financiera. El despojo criminal ya fue perpetrado. Es probable que dorando la píldora por correo electrónico con todos los eufemismos consoladores le digan: ¡Aquí no pasa nada! Cuando el mensaje preciso debería ser: ¡Aquí no quedó nada!

El sarampión de la economía mundial ha demandado fuertes inyecciones de liquidez, en Europa, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. En Alemania, se han necesitado 50 mil millones de dólares en garantías crediticias para fortalecer el Hypo Real Estate Bank International. En Inglaterra 50 mil millones de libras para mantener a flote la corporación financiera Bradford & Bingly. En Italia la negociación de valores de Unicredit fue suspendida. En Islandia el gobierno adquirió una gran participación del Banco Glintnir. El pedido de aprobación del rescate financiero al Congreso norteamericano era un documento de cinco a seis folios. El de otorgamiento del rescate tiene más de 600 y candados por todas partes.

La crisis mundial suma factores como el excesivo riesgo asumido por los bancos de inversión , un manejo financiero con superlativo énfasis en la audacia y astucia, la inteligencia de los pillos, antes que en la ética y virtudes tan antiguas pero tan vigentes como la verdad, la transparencia, la mesura, la parsimonia y la sinceridad. El crédito fácil provoca la sensación ilusoria de felicidad del dinero que no es dinero producto de tarjetas de crédito que generan deudas impagables que rompen los bolsillos de los más pobres. Junto a todo eso el artificio publicitario y la adicción al gasto inane. La crisis mundial es una analogía de lo que sucede con un servidor público que recurre a un préstamo bancario que refinancia y cubre con otro préstamo de una caja municipal u otra financiera en una cadena inacabable que asfixia y que socava finalmente sus posibilidades de pago.

Por eso urge preservar la salud financiera del país. La Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) ha advertido a los bancos, financieras y cajas municipales la necesidad de medidas conservadoras como las provisiones cíclicas, la gestión Integral de riesgo, y la adopción del Nuevo Acuerdo de Basilea II que garanticen que cualquier efecto indeseable sea amortiguado por el sistema. Hoy mismo los deudores minoristas tienen que ser observados detenidamente frente a los riesgos del excesivo endeudamiento. Definitivamente una tarjeta de crédito en manos de un consumidor sin capacidad de pago tiene efectos devastadores en la economía. En Piura se precisa que existen alrededor de 55 mil tarjetas de crédito de uso frecuente a las que acompaña como un fantasma ese riesgo posible de gastar lo que no se tiene a la hora que no se debe.

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