DISCURSO
POR EL NONAGÉSIMO NOVENO ANIVERSARIO DE
REIVINDICACIÓN
POLÍTICA DEL DISTRITO DE CASTILLA
Por
Miguel Godos Curay
Consta en los anales de la historia
reciente que el 30 de Marzo de 1861, el
Presidente Ramón Castilla, decretó la Ley de creación del Distrito de Castilla,
como parte de la Provincia de Piura. Sin
embargo, el 10 de Agosto de 1908 mediante Ley 723 se decretó la reincorporación
de Castilla al Distrito de Piura, en razón de su cercanía. Doce años después,
el presidente Augusto B Leguía, promulgó la Ley Regional 208, del 13 de Agosto de 1920, reivindicando
políticamente y devolviendo su categoría de Distrito a Castilla.
Piura y Castilla siempre han estado unidas por un puente el desaparecido
Puente Viejo inició su construcción el 28 de diciembre de 1891 y se inauguró el
18 de abril de 1893. Su constructor fue el ingeniero Carlos F. Findlay y su
costó fue de 70 mil soles. Había un puente de palos que un día de creciente se
llevó el río y uno de sus usuales peatones cogido de los maderos fue a parar
hasta Montesullón en donde se erigió por agradecimiento una capilla llamada
Capilla de Reto porque así era el apellido de este nuevo Moisés salvado de las
aguas.
Enrique López Albujar en Los
Caballeros del Delito anota lo siguiente: “Castilla.- Castilla denominado así
geográfica y políticamente, y Tacalá, por ley de la tradición, es bajo cierto
punto de vista, más que un pueblo autónomo, un barrio de Piura, tendido sobre
la margen izquierda del río de ese nombre. Esta unido a la ciudad capitolina
por un puente y por vínculos de dependencia comercial y política, pero separado
por usos y costumbres, prácticas religiosas, principios de ética social y hasta
por el clima. Un cauce y doscientos pasos de distancia han bastado para
establecer entre uno y otro sustanciales
diferencias.”
Más adelante refiere: “En su origen
Tacalá fue el epicentro de una zona agrícola
Incaica y el punto de reconcentración
de una población indígena numerosa, formada por los naturales del Chilcal y
de Yupita, medio soliviantados en su pacifismo por la aparición del grupo piurano-paiteño
trashumante.”
Otra cita anotará: “Pueblo de campanas, músicos, castillos y
camaretas; curas, procesiones y
mayordomos; velorios, entierros, sopas de honras. Chicha, riñas y puñaladas”.
La devoción de Nuestra Señora del Tránsito es muy antigua y en el atrio de su
templo se escenificaba el auto sacramental “Montezuma” que recordaba la vida y
muerte del emperador azteca. Toda festividad se celebraba con diablicos y
tamboril y chirmías. Los santeros recorrían los barrios repartiendo
algodoncitos benditos para la salud y como antídoto contra el infortunio. En el
Archivo Arzobispal de Lima obra un expediente sobre los límites de Yupita
correspondiente s 1851.
Otros documentos de importante valor
son: la “Prevención del Cura de la Matriz de Piura, doctor don José Santos
Vargas Machuca, de que se apruebe el despojo que ha hecho al Cura de Catacaos
(1850), del sitio de Tacal.
Prosiguen los “Autos por lo que el
Cura de Catacaos, Fermín Seminario solicita que el doctor Vargas Machuca exhiba
el testamento del Cacique de Amotape don José Reyes Zapata (1799). Otros
documentos son los Autos del Litigio entre el Cura de Piura y el Cura
de Catacaos por el sitio de
Tacalá (1842). En 1854 obran tres
cuadernillos pertenecientes a la causa del Cura de Catacaos (1853-1854). Otro
es el Expediente del juicio de dominio de Tacalá en Catacaos (1855-1856). De 1854 aparece un ejemplar del periódico “El Orden” de fecha
30 de septiembre de 1854 y del 20 de septiembre de 1854 donde aparece el asunto
de Tacalá y la respuesta del Cura de Catacaos. Documentos que obran el Archivo Arzobispal de Lima.
“En Castilla se planean los asaltos de
Acho Grande, Vega Honda, El Negro, la Encantada y Monte Redondo. En Castilla
tienen los bandoleros sus familiares, sus agentes, sus espías, sus mancebas
–todos con careta de honestidad y amparados por algunas industrias a base de
robos- y sus abogados y consejeros.”
Castilla, la antañona Tacalá tiene el
privilegio mayor de haber sido, como consta en las actas del Primer Cabildo y con asistencia del Capitán Juan de
Cadalso Salazar, Visitador general en todos
estos valles hasta la ciudad de los Reyes, el Capitán Alonso Foroeo de Ureña,
Corregidor y Justicia Mayor de este partido y Gonzalo Farfán y Antonio de
Frías Alcaldes y el Contador Gabriel de
Miranda, y el Tesorero Ruí López
Calderón y Pedro de Saavedra Procurador General de la dicha ciudad se
acordó la reedificación de la ciudad de San Miguel del Villar y que para
tal efectos e fundara como en efecto se fundó, con la presencia de vecinos
estantes y habitantes en el asiento de
Tacalá.
Más adelante el texto señala: “…. se
acordó y determinó el poblar la dicha ciudad encima de la obra de la Presa y Tacalá de este valle, que será dos leguas del pueblo de
indios, antes más que menos, en donde haya agua y leña, y muy ben temperamento
por ser dicho sitio muy desbajado y que lo baña el aire el cual viene por
partes limpias, sin que pueda traer ningún mal olor ni corrupción que pueda que
pueda causar enfermedades en la dicha ciudad…”
En una de las primeras ordenanzas se
establece: “que por ninguna vía ni manera se consienta, ni nadie que lo haga,
que desde la obra de la Presa y Tacalá la parte de arriba no se lave ropa en el
río ni se eche vascosidad ni inmundicia ni cosa que pueda hacer daño al agua,
porque el agua dl trecho de dicho es la que ha de beber la gente de la ciudad,
y lo que han de tener por vista y recreación por ser tan agradable como es, so
pena al que fuere indio o india, negro o mulato o mulata de cien azotes dados
por las calles acostumbradas de resta dicha ciudad con voz de pregonero que
manifieste su delito….”
Otra de las primeras ordenanzas
precisa “...que ninguna persona de cualquier calidad o condición que sea
que no tengan ningún geénero de ganado ni estancia desde el sitio Presa y
Tacalá hasta pasado el pueblo de Catacaos, y llegado hasta la Muñuela de la
parte hacia adonde está el pueblo de indios, de esta parte del río por el daño
que hace a las naturales, que les derriban y hacen echan a perder las acequias
por donde va el agua con que riegan y otros muchos inconvenientes que hay….” También
se prohíbe expresamente el echar barbasco.
En el último Censo INEI del 2017 el
Distrito registra una población de 160 mil 201 habitantes, de los cuales 79 mil
421 son hombres y mujeres 80 mil 780.La
mayor parte de su población es joven y ahí el vigor de su crecimiento y
potencialidad.
Pienso y sé que es un sueño posible
que las empresas e instituciones aquí instaladas pueden contribuir al
desarrollo del distrito. Hasta hace poco centenares de camiones que atravesaban
el Campus de la Universidad Nacional de Piura hoy los hace por la vía alterna
que construyó el Ministerio de Transportes. Si por cada camión que sale del
medio Piura se abonara un sol el Municipio tendría una renta para el fomento de
la educación y el deporte.
Igual sucede con el Aeropuerto. Hace
poco por razones de trabajo viaje a Lima. El pasaje que se me cotizó en 170
dólares acabó costando 240. Yo me pregunto y de este monto cuánto queda para el
distrito ya acostumbrado al umbral del ruido en donde se perturba el silencio.
¿Hay una compensación justa que beneficie a los castellanos? No lo sé. Pero la
historia registra que en las postrimerías del siglo XIX por cada botija de
chicha que pasaba por el desaparecido Puente Viejo se pagaba un importe para su
mantenimiento. No es legítimo que actividades que generan ingentes ganancias no
beneficien a sus stake- holders que no
es otra cosa que la identificación de quienes directa o indirectamente son
afectados por la actividad y decisiones
de una empresa.
Castilla, tiene Estadio, hospitales,
clínicas, universidades e instituciones educativas prestigiadas a las que se
debería pedir con legitimidad un porcentaje de becas para los mejores alumnos
sin recursos del distrito. Siento en Castilla enormes posibilidades de futuro
amenazadas por los corredores inmobiliarios que encarecen el precio de la
tierra con el negocio especulativo. Pero también por los malos vecinos que abandonan la basura en las calles de la
ciudad.
Siento a Castilla en el pan caliente
que recorre en canastos el mercado. En las chitas al ajo en el morro de
Olegario. En sus nuevas poblaciones de migrantes venidos de la sierra de
Morropón. Siento que hay que ocupar el estadio y darle uso para el deporte
intensivo que nos preserva de esa amenaza inocultable que envenena a los
jóvenes. Y que esas piscinas vacías, al asomo del verano deben estar en uso
para fomentar la natación. No es mucho
pedir pero el vigor de la agroindustria al norte tiene que sentirse en los
poblados vecinos, en las escuelas, en los campos deportivos y en los barrios
populosos.
No puedo culminar este recuento sin rendir
mi homenaje de gratitud a los hijos de Castilla como el General Juan Velasco Alvarado a humanistas
como Miguel Maticorena Estrada y Carlos Chávez Sánchez historiadores y
discípulos de Porras, a Juan Quezada de El Indio con esa sensible preocupación
solidaria y humana.
A doña Olga Guerrero Ojeda y a muchos
otros, hombres y mujeres que ha
contribuido al engrandecimiento del Distrito. A todos ellos mi profunda
gratitud y entrañable recuerdo.
En el Romancero Piurano del poeta
Teodoro Garcés Negrón una de sus más hermosas y terrígenas composiciones se llama Jarana Tacaleña:
A
este romancero pertenecen los siguientes
versos:
“Piso
de tierra mojada/
y
techo de ramas secas/
y
pegadas a las quinchas /
las
tinajas opulentas, /
llenas
de chicha espumosa /
y
de blanca mellicera /
picaos
de carne adobada, /
de
jaleas y cachemas, /
no
faltará ni amor /
al
mozo que jaranea.”
Por ese amor a la tierra que como diría Dante Alighieri
mueve el sol y las estrellas. Estamos aquí en justo homenaje al Distrito de
Castilla. Cierro con la palabra gracias
mi presencia. Como dice Octavio Paz
gracias es una palabra que todos los hombres desde que el hombre es
hombre han pronunciado y que significa participar de la gracia que concede de
Dios a los hombres y el que recibe las gracias siente ese don gratuito que nos
hace agraciados. Así que no quede sino agradecer su deferencia en esta irrepetible
ocasión.
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