miércoles, 28 de agosto de 2019

COMO EL AVE QUE ESTA EN TODAS PARTES


Por: Miguel Godos Curay

Ex-alumnos de las primeras promociones de la UDEP con el Rector
Antonio Abruña Puyol 
La Universidad de Piura es una semilla de algarrobo plantada por la buena mano de San Josemaría Escrivá en el desierto. Es un árbol umbrío y frondoso que da preciados frutos. El aire fresco y pleno del sentido cristiano de la libertad, la búsqueda de la verdad, el cultivo de las humanidades y las ciencias le han dado una personalidad propia y original. Un prestigio inalterable cimentado en la honestidad y la responsabilidad con la que se forman los jóvenes que acceden a sus aulas.  La  plana docente crece junto  a sus alumnos. Siente que la universidad es un espacio de encuentro. Entre los que saben y enseñan y los que aprenden y se realizan profesionalmente al servicio del Perú. Tiene raíces profundas y crece firme y segura bajo el cielo de Piura. Sus proyecciones cara al futuro tienen clara la visión y vislumbrado el camino.

Dice Octavio Paz que una de las palabras con profundo significado humano y sobrenatural  equivalente en todas las lenguas es la palabra gracias.  Y sus significaciones tienen un tránsito entre lo espiritual y lo físico. La gracia la concede Dios a los hombres para salvarlos y hacerlos mejores. Gracia muestra  la niña que baile con espontaneidad un tondero. El rostro iluminado de alegría y de adhesión a su tierra. Las significaciones son múltiples pues gracia significa también: perdón, indulto, favor, beneficio, nombre, inspiración  felicidad, buenas maneras. En resumen un gesto humano que muestra  las buenas maneras y la belleza del alma. La bondad misma.

La gracia es un don gratuito el que lo recibe es agraciado. Y el que la agradece un agradecido. Es la categoría humana que corresponde a los egresados de la Universidad de Piura. No hay otra palabra en los caminos del retorno y el reencuentro. Muchos recuerdos se deslizan en la memoria con nombre propio. Los presentes y los ausentes. Y esa sensibilidad humana  demora en ubicarse en la casa nueva recorriendo los recovecos de ayer. Y constata como el ayer desierto de arenales resecos que danzaban en el viento es hoy un apacible vergel. El moderno campus es una respuesta creativa al reto de la geografía y la arquitectura. Ahí están las aulas impecables, los nuevos jóvenes profesores, los estudiantes que asumen con responsabilidad su futuro.

La Universidad de Piura crece, es su curso natural. Su calidad formativa tiene puntuales exigencias porque sus productos tienen la impronta del hacer siempre bien las cosas. Estos cincuenta años, este medio siglo que ha pasado como agua entre los dedos es una reafirmación de su compromiso indeleble. El país necesita de iniciativas que promuevan el desarrollo de las personas con un esclarecido sentido de responsabilidad y  honestidad. La crisis de la sociedad peruana tiene un común denominador de abandono de valores y  ausencia de los mismos. Nos socava el pretender que  la política  se subordine a los intereses personales y no al servicio del bien común. Se olvida que el desarrollo político -advierte Fukuyama- es similar a la evolución biológica sobre todo en dos de sus principios: variación y selección. Variación en la naturaleza de las instituciones políticas. Unas soportan el paso del tiempo y las que no logran adaptarse desaparecen.

La Universidad de Piura desde sus momentos iniciales mantiene el sentido Alfonsino de universidad como comunidad  de maestros y alumnos dedicados al cultivo del  conocimiento y el saber. Mantiene ininterrumpida actividad académica. Es una universidad con alma que habita en nuestra memoria como esa ave que está en todas partes y en ninguna pero ahí permanece siempre. Han pasado los tiempos y nosotros los de antes ya no somos los mismos. Y acudimos a la Alma Mater con ese fervor humano agradecido de quienes sembraron en nosotros ese afecto inalterable por el Perú. La familia reunida al  calor del hogar deslizará los más hermosos recuerdos y las experiencias generosas. Comentaba Severín Fahsbender, un grato exalumno: “tenemos que estar en esta irrepetible ocasión pues ya no estaremos en los próximos 50”. Como en el sentido vals de Adrián Flores alma, corazón y vida son los ingredientes de la ternura y la gratitud que nunca olvida. Como al empezar estas líneas. Gracias eternamente gracias.

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