Cenotafio dedicado a la santa en el Convento de Santo Domingo ( Lima) |
Por: Miguel Godos Curay
Rostro obtenido por los antropólogos forenses brasileños |
Refiere Ricardo Palma en su
tradición Los Gobiernos del Perú que “Un día que estaba el buen Dios dispuesto
a prodigar mercedes, tuvo con El un coloquio Santa Rosa de Lima. Mi paisana,
que al vuelo conoció la benévola disposición de ánimo del Señor, aprovechó la coyuntura para pedirle gracias para ella
(que harta tuvo con nacer predestinada para los altares) sino para su patria.”
Entre los pedidos de la peruana santa los hubo sobre la benignidad de la tierra
y el clima propicio para la agricultura. Como si fuera poco también pidió
hiciera del Perú un país muy rico y abundante en producciones. Dios fue pródigo
y a los tesoros de las minas sumó el guano y el salitre. No faltaron los
pedidos por la belleza de las mujeres de
Lima y clara inteligencia para los hombres. Los pedidos eran enormes uno tras otro pues
lo que es imposible para el hombre es posible para Dios. Y a fuer de pedigüeña
la santa peruana soltó la siguiente petición:
Escultura policromada que representa a Santa Rosa |
“-¡Señor!
¡Señor!
-¡Cómo!
¿Qué? ¿Todavía quieres más?
-Sí,
Señor. Dale a mi patria un buen gobierno.
Aquí,
amoscado el buen Dios, le volvió la espalda diciendo:
-¡Rosita!
¿Rosita ¿Quieres irte a freír buñuelos?”
Isabel
Flores de Oliva nació en Lima un 30 de abril de 1586 hija del puertorriqueño
Gaspar Flores, arcabucero de la guardia virreinal y la peruana María de Oliva. El matrimonio
Flores de Oliva tuvo numerosa prole y procrearon trece vástagos. Tal era la
situación de apremiante de la familia. Cuando Rosa tenía sólo doce años pidió
su mano y asentimiento en promesa de matrimonio
Vicente Monte Venegas. Un mancebo díscolo y pretencioso. Rosa se opuso
rotundamente y de nada sirvieron las promesas de reformar su vida practicando
sacramentos y virtudes cristianas.
Rosa
se dedicó a la vida doméstica con mucho más talante que un varón. No desmayaba
cultivando la huerta, bordando, cosiendo
y dedicándose a los menesteres de la cocina y la repostería en donde
demostró singular delicadeza, todo para
obtener algún dinero para el sostenimiento de la casa. Sus múltiples
ocupaciones no fueron impedimento para su madurez intelectual, crecimiento
espiritual y fortalecer su vocación. No fue
religiosa de convento de clausura, se hizo beata de la Orden Tercera de Santo
Domingo, con el nombre de Rosa de Santa María.
Por
la natural belleza de su rostro le llamaron Rosa así en 1699 cuando el Papa Clemente IX
revisaba los expedientes de la causa de beatificación una lluvia de fragantes
pétalos cayó sobre el escritorio de su santidad. El 2 de febrero de 1699 se
expidió el breve de beatificación. El 12 de abril de 1671 el papa Clemente X la
proclamó santa a los 54 años de su muerte. Cuando en 1670 llegó al Callao una
efigie “en bulto” de la santa hubo concentración popular nunca vista y los devotos condujeron la imagen en procesión
hasta Lima rechazando las mulas que enjaezadas había dispuesto el Virrey. La
devoción popular a Santa Rosa competía
en América Meridional con la que se tributaba a Nuestra Señora de Guadalupe en
México. La piedad y el misticismo de la santa fue motivo literario en
composiciones poéticas y
representaciones en los atrios de las iglesias y corrales de comedias
con inusitado éxito.
Una
faceta extraordinaria y poco conocida de la santa es su incursión íntima en la
poesía mística en la que refiere su itinerario de santidad. Todos estos
escritos que ella llamó: “Mercedes en la
Escala Mística” y “Vestidos Religiosos” fueron editados al cumplirse 400 años
de la santa por la filóloga Rosa
Carrasco Ligarda. El libro titulado “Santa Rosa de Lima: escritos de la santa
limeña” revela una faceta profunda y extraordinaria. Algunos de sus biógrafos
sostenían que era analfabeta, falsedad que queda desmentida con el manejo de
las buenas letras y conocimiento de los textos sagrados. Rosa escribe y entrega
lo que escribe a su confesor. Su factura es literariamente prístina y sonora.
Los versos que finalmente registra son repetidos sonoramente en su mente y
acompañan sus momentos sublimes de oración.
Algunos
de los memorables escritos dicen:
“Llagado
corazón el fuego del amor de Dios,
en
cuya fragua se labró.
Solo
sana quien lo labró con amor.
Enferma
estoy de amor,
¡Oh
fiebre que muero de ella!.
confortádme
con flores,
cercádme
con manzanas
que
desfallezco de amor”
“Oh
dulce martirio,
que
con arpón de fuego me ha herido.
Corazón
herido, con dardo de amor divino,
Dad
voces por quién lo hirió,
purifica
mi corazón.
Recibe
centella de amor,
para
amar a su Creador (…)
y
temor santo, amor puro,
la
vida es cruz.
!Oh
dichosa unión¡
!abrazo
estrecho con Dios.
“Aquí
padece el alma una impaciencia santa.
Corazón
lleno del divino amor,
escribe
fuera de sí.
Corazón
traspasado con rayo de amor de Dios,
corazón
herido con flecha de amor divino.
hallé
al que ama ni anima, tendrele y no lo dejaré.
“Confieso
con toda verdad en presencia de Dios –
que
todas las mercedes que he escrito así en los cuadernos
como
esculpidas o retratadas en estos dos papeles
– ni las he visto ni leído – en libro alguno,
sólo
sí obradas en esta pecadora
de
la poderosa mano del Señor
–
en cuyo libro leo, que es sabiduría eterna
– quien confunde a los soberbios
–
y ensalza a los humildes”
El
30 abril de 1669, fue declarada oficialmente patrona de Lima y el Perú. Al año
siguiente (1670) es nombrada patrona del Nuevo Mundo y Filipinas. Llegada la
noticia a Lima, se celebran fiestas en agosto de 1671. El polígrafo don Peralta
Barnuevo da cuenta de ellas en su poema
heroico Lima fundada:
“Al
de Borja esplendor más refulgente,
a
la más bella del Olimpo Rosa,
fiestas
le veo hacer, que en sus honores
otros
milagros son de sus fulgores”.
Santa
Rosa fue también motivo de inspiración en poetas y escritores peruanos e
indianos. En 1711 apareció en Madrid (España) el poema dedicado a Santa Rosa de Lima por don Luis
Antonio de Oviedo y Herrera, Conde de la Granja,es extenso y enriquecido con la
enumeración de una serie de acontecimientos históricos de la época. Como señala
Ricardo Palma. “Puro en la expresión, galano en la idea, luminoso y claro en la
narración, el cantor de Santa Rosa refleja en su obra aquella transparencia que
caracteriza el arte espiritualista, y
que señala en literatura el predominio del espíritu sobre la materia”
“Gaspar
Flores, María de la Oliva,
Fueron
projenitores de la Rosa,
Para
que hasta la línea productiva
Fuese
en los apellidos misteriosa;
Humilde
fue su calidad nativa,
Pero
aunque humilde, honesta y decorosa,
Debiendo
al cielo en una Rosa bella,
El
bien de no tener más bienes que ella.
Murió
de tuberculosis una enfermedad bacteriana probablemente adquirida en su
generosa y caritativa entrega a pobres y enfermos un 24 de agosto de 1627,
festividad de San Bartolomé tal como lo había profetizado. Sus exequias fueron
apoteósicas y provocaron un desborde popular en la Lima del siglo XVII.El Equipo Brasileño de Antropología Forense y
Odontología Legal tras exhaustivos estudios en agosto del 2015 realizó con modernos
procedimientos la reconstrucción facial de la santa en donde es posible apreciar
la vivacidad y candorosa belleza de la rosa más hermosa y fragante del Perú y
América.
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