Angie Ortega Lescano, joven voluntaria y estudiante
de la UDEP murió de dengue.
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Por: Miguel Godos Curay
Que dolor
sin el dolor siquiera puede
decirnos que te arrancó la vida
en la flor de la edad,
tu ausencia no puede será ya más la
estadística del Ministerio de Salud
Van 9
muertos en Piura y más de ocho mil casos de la epidemia letal
y es
la voz que los de arriba -no escuchan o no quieren escuchar-
y los diarios no saben explicar porque ya no
hay aguas
en el Río Piura
¡Señora Ministra la salud está enferma en
Piura!
No hay palabras de consuelo para decir se fue
Angie….
Y la desolación inunda el mundo de sus sueños
Con dolor te sentimos todos, simbolizas a los
miles de anónimos
de esta tierra con su salud a cuestas,
con las defensas indefensas,
Piura ya no tiene lágrimas para llorarte pues
la lluvia
las consumió todas.
Ahora, en tu viaje a la estrellas, te
acompañen las alegrías
-y no estás sola-
en el recuerdo de los que más te aman.
Que Abril tan cruel nos dio esta noticia
junto a tu rostro, la dulzura, de la belleza
esencial se aferra a la vida
y desborda de amor todo lo que toca.
Que dolor sin el dolor siquiera puede
decirnos, la más bella flor
fue arrancada de la tierra,
así te sentimos, las nubes de polvo,
recorren las calles de la ciudad
como en los tiempos de la carreta
y la
guadaña marcha en caravana por la ciudad.
Y el susurro se hace grito en la conciencia
del que quiere
reclamar
¡Señora Ministra de Salud la saluda está
enferme en Piura!
Y la muerte acampa entre los arenales de
Piura,
brutal, desgarrando los nobles sentimientos,
nuestras lágrimas son como una tenue lluvia
que corre por el rostro
dulce criatura en tu imagen vital estás
presente.
Te vas con abril y la noticia resuena como en
los días de lluvia
en esta hora de soledad que nos da tregua.
Una inmensa ronda colectiva de Piura junto a
tu lecho se congrega.
¡27 de marzo nunca más! No entienden tras la silla gestatoria
los que la calienten con sus decisiones y la
indiferencia.
Miramos en el face la vitalidad arrancada a
esta niña
y quisiéramos decirle -a los que más la quieren-
no están solos.
A nosotros también nos duele el corazón,
como si un ogro insensible
nos hubiera arrancado los libros de cuentos,
como si se hubiese
apagado la reproducción del jingle favorito,
como si nos hubiésemos quedado solos sin
soledad
aquí
frente a tu rostro,
niña a la que podemos decirte eres ahora ya
parte del coro angelical
junto a Dios desde lo alto nos contemplas
No podríamos preguntar al Señor
si te escogió en la flor de la edad
porque tu belleza espiritual, irrepetible
dejará huella.
Nos sacude el zarpazo de la ausencia.
Que dolor sin el dolor siquiera puede
decirnos que la más bella flor
fue arrancada de la tierra.
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