Por: Miguel Godos Curay
Los mayores de la casa hablaban de una peste similar a las temibles plagas bíblicas. El tío Perico deploraba la suspensión de todos los encuentros de fútbol. Sabe Dios hasta cuándo. Todos estábamos amenazados. Grandes y chicos, viejos y jóvenes, los que trabajaban en las calles y los que acudían a las oficinas. Ningún vehículo podía salir. Sólo había movimiento de ambulancias llevando a los afectados por el virus a los hospitales. Para darnos cuenta del encierro empezamos a marcar con lápiz los días transcurridos sin ver la luz del día. Según el abuelo las pestes de su tiempo eran de otro tipo provocadas por las temibles ratas transmisoras de la bubónica. Otras fueron la viruela y el sarampión. Las medidas sanitarias dispuestas premiaban con cinco soles a los vecinos que mostraban y entregaban una rata muerta. En Mollendo, decía el abuelo, en un solo día se capturaron tres mil ratas. Los safaris “mata ratas” fueron una forma de obtener ingresos. En 1920 el gobierno de Leguía contrató sanitarios ingleses para limpiar de roedores los puertos de la costa peruana. Los enfermos eran conducidos a Lazaretos de emergencia. Muchos no retornaron a sus hogares. El abuelo Jonás recuerda. Las epidemias eran consecuencia del comercio marítimo. Las ferias de comerciantes en el Pacífico multiplicaron el mal. En tiempos de Internet son una amenaza global. El virus apareció en Wuhan en la China y en horas sacudió el mundo.
En
mis tiempos recordaba el abuelo Jonás. Mucho se hablaba y se cantaba en el
norte el tondero de la gripe mata gente.
La
gripe llegó a Chepén, ya llegó/
la
gripe llegó a Chepén, ya llegó/
y
está matando mucha gente/
y
como muere tanto pobre/
y
no muere la decente/
Por qué será? /
y
está matando mucha gente/
y
como muere tanto pobre/
y
no muere la decente/
Por
qué será? /
Yo
no soy de aquí, soy de más allá,/
yo
no soy de aquí, soy de más allá.
Por
eso, me andan diciendo/
árbol,
préstame tu sombra/
para
dormir ese sueño, /
si
acaso viene tu dueño,/
pégame
un grito que se oiga;/
árbol,
préstame tu sombra/
para
dormir ese sueño,/
si
acaso viene tu dueño,/
pégame
un grito que se oiga.
Cantando
con vehemencia el abuelo Jonás entonaba viva voz el tondero norteño. Los
grandes ojos le brillaban y la abuela Matilde no dejaba de decirle:
-Cállate viejo loco. Te puede llevar la gripe-
Entonces
don Jonás sacaba su pañuelo intentando los pasos del viejo tondero. Los norteños tenemos la fiesta en la sangre,
repetía.
-Cállate viejo loco este es un asunto serio-
Según
el relato del abuelo Jonás. La gripe no dejó cholito con vida en Chepén. En las
viejas casonas de Trujillo las abuelas se protegían con colgajos de alcanfor en
el pecho. Sólo se salvaron los que acudieron a insólitos remedios caseros.
Parches de eucalipto y mentol. Los más,
portaban en su pecho detentes bordados con sus devociones para conjurar la
peste. Los síntomas eran una fiebre delirante y una tos con una congestión
terrible. Muchos morían presa de las fiebres y la tos incontenible. Como temían
que la gripe se contagie a los perros. Se les colocaba en el cuello un collar
de limones para protegerlos. Los navegantes afirmaban que la gripe venía de
Shangai y otros del norte desde Buenaventura y Cartagena.
Otra
epidemia contagiosa, -repetía con certeza don Jonás- fue la de la viruela loca
la que sólo se pudo detener con la inoculación del suero antivírico. Se
prohibieron los viajes. Según el abuelo Jonás: -Durante el siglo XX murieron 300
millones de personas a causa de la viruela. El mal sólo se pudo detener
utilizando el humor de los enfermos en personas sanas con lo que se inmunizaban
al reaccionar las defensas del cuerpo. Fue el médico Edward Jenner quien
encontró la vacuna contra la viruela. ¡No hay otra alternativa el Covid 19 sólo
podrá detenerse con una vacuna que nos proteja a todos! Pero, siendo un mal que
afecta a todo el planeta, será necesario disponer de millones de millones de
dosis de vacunas. La ciencia y la
experiencia son la única salvación de la humanidad. Enfatizó el abuelo. En
tiempos de pandemia las vacunas son costosas. Se proveen los que más
tienen. Por eso la Organización Mundial
de la Salud se esfuerza por los que menos tienen. La salud del planeta es un
bien inapreciable. Una buena noticia dio el electo presidente de los Estados
Unidos Joe Baiden quien anunció el retorno de los EE.UU a la membresía de la
OMS. Todos los científicos del planeta están abocados en la lucha contra el
Covid 19. Hoy 8 de diciembre se inició la vacunación en el Reino Unido. Inyecciones
de Pfizer Inc. y BioNTech SE, se aplicaron al personal del hogar de ancianos y hospitalizados
y ambulatorios mayores de 80 años. Los más vulnerables son los primeros en ser
vacunados.
-¿Abuelo
Jonás la vacuna contra el Covid detendrá esta amenaza? Preguntó Luchín ante la
mirada curiosa de Alicia su hermanita. Alicia tenía sus enormes ojos abiertos
atenta a las palabras de respuesta del abuelo.
- La
ciencia ha encontrado un antídoto para proteger a la humanidad. Por eso los
gobiernos han dispuesto equipos de frío para preservar las primeras vacunas. Un
lote inicial de 800.000 dosis, suficiente para vacunar a 400.000 personas, se
entregó hoy desde el sitio de fabricación en Bélgica, pocos días después de que
el Reino Unido se convirtiera en el primer país occidental en autorizar la vacuna para enfrentar la emergencia
sanitaria-
-
Abuelo ¿por qué no podemos ver al virus?
Preguntó Alicia.
-
Los virus son proteínas que se contagian en las diminutas gotas de saliva.
Otros viajan en el aire hasta que encuentran una forma de contagio en las
personas. Por eso es necesario el uso de mascarillas para protegernos. La mascarilla
puede causar incomodidad pero hoy es una urgente necesidad. Quienes la usan
inadecuadamente se exponen innecesariamente
al contagio-
-
Abuelo, ya entiendo porque hay que usar la mascarilla protectora. Repitió la
niña con su ágil razonamiento.
-
Si mi querida Alicita, tienes que proteger tu salud para que puedas concurrir a
la escuela- La ronda de preguntas prosiguió esta vez fue Luchín quien expresó su curiosidad.
-
Abuelo, es posible conocer ¿dónde apareció este mal incontrolable?-
-Las
enfermedades hoy se propagan a consecuencia de grandes cantidades de personas
que se desplazan de un lugar a otro. Otros dicen es consecuencia del comercio
mundial. Otros, el mal trato a la naturaleza-
-Abuelo
Jonás: ¿Quién preserva la salud en el mundo?
-
Buena pregunta. A nivel nacional el
Ministerio de Salud de cada país. A
nivel continental la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y a nivel
mundial la Organización Mundial de la Salud (OMS) que es un organismo
dependiente de las Naciones Unidas-
-
Abuelo dijo Alicita: ¿Quiénes conforman estos organismos?
-
En todos estos organismos hay médicos profesionales, científicos, equipos de
investigadores al frente de grandes laboratorios dedicados a la preservación de
la salud humana-
-
¿Cómo aprendiste todo esto abuelo? Dijo,
a boca de jarro, Luchín.
-
Querido Luchín uno aprende mucho en la escuela de la vida. Leyendo diariamente
los periódicos. Escuchando los noticieros en las radios. Visitando los portales
de los organismos de la salud en Internet. Hoy hay mucha información disponible
en Internet. También como tú mucho aprendí de mis abuelos y ellos también
aprendieron de sus antepasados-
-
Abuelo Jonás, no hay duda todos los abuelos son sabios y tienen mucho que
enseñar.
-
Son una biblioteca que vierte conocimiento de boca a oreja-
-Tú
lo has dicho, Luchín. Son como bibliotecas que atesoran valiosos conocimientos
para compartir con sus nietos-
-
Sí abuelo la maestra Emma dijo en la Escuela que cuando se mueren los
ancianitos de las comunidades amazónicas es como si se incendiaran las
bibliotecas que guardan el conocimiento y la sabiduría de los pueblos. La maestra tiene mucha razón.
Los abuelos son fuentes de conocimiento y sabiduría que hay que escuchar.
LA COCINA DE LA SANTA TIERRA CONJURA
LOS MALES
Doña
Dorita diariamente se las ingeniaba, recetario en mano, para preparar
exquisitos platos del norte. Sus favoritos. Chifles, seco de chabelo, majado de
yuca y tamales verdes. Cuando no. Conservaba la tradición gastronómica de Piura
y Chiclayo la tierra de sus ancestros. Con mucha habilidad utilizaba papas,
camotes y frijoles. En sus maceteros tenia tomates y rabanitos que se mantenían
frescos con la humedad de la neblina limeña. Pocas veces, como ahora, todos
estaban reunidos en la mesa. Mamá Dorita, la abuela Matilde, el abuelo Jonás,
el tío Perico, Alicita y Luchín. Papá Rafael trabajaba en Huancayo pero se
comunicaba a diario con mamá. Antes llegaba los fines de semana, pero iniciada
la pandemia tuvo que quedarse hasta que se levantaran las medidas sanitarias.
Félix el gato estaba también presente y participaba de la conversación de la
sobremesa. La abuela Matilde bendecía la
mesa antes de almorzar. Es una buena costumbre ser agradecidos repetía doña
Matilde extendiendo sus manos sarmentosas y amables. Doña Matilde sorprendía a
todos con sus postres. Cocaditas y mazamorras, arepas y mazapanes, rosquillas y
panecillos de manteca sumamente deliciosos. Otras ocasiones nos sorprendía con
la hierba luisa, menta y manzanilla que
el abuelo Jonás llamaba “aguas de vieja”. Entonces doña Matilde repetía que
eran sanas bebidas tradicionales. El abuelo Jonás tomaba tacitas de café
retinto que animaban su lucidez. Según su teoría Dios hizo el café para que los
santos no se duerman en plena oración.
La
abuela Matilde pasada la merienda. Nos entretenía con sus historias
inagotables. Gracias a ella nos enteramos que Santa Rosa de Lima conversaba con
los mosquitos de su huerta y ante la voz
dulce de la limeña se conmovían con sus cantos de oración. Santa Rosa era muy
hermosa y generosa con los pobres. Sus cantos al niño Dios eran dulces
villancicos para adormitar a Jesucito.
El abuelo Jonás decía que entre las santas del mundo Santa Rosa fue la
primera que sabía bailar marinera. La abuela Matilde respondía eufóricamente.
¿De dónde salieron tus ocurrencias?
Reunidos
ante la abuela incluyendo al abuelo Jonás escuchamos este relato: Había una vez
un grillito que después de su jornada de trabajo se dedicaba a su habilidad
natural por la música. Entonces interpretaba alegres canciones que todos
escuchaban felices por su tono feliz y marcar
con puntualidad las estaciones del año. El señor grillo era el músico de
la comarca. Pero en cierta ocasión un
soberbio león al verlo pasar soltó una carcajada y burlándose a quijada
batiente le dijo: - Tan chiquito y con barbas-
El señor grillo que no estaba acostumbrado a la descortesía
inmediatamente le respondió: -Señor león, son pocas pero largas-.
La
respuesta del pequeño músico fue
considerada como un agravio por el soberbio león quién retó a duelo al pequeño
grillo:
-Diminuto
grillo mes has ofendido mejor te hubiese quedado en silencio ahora tendré que
darte una lección de escarmiento en la playa del río. Molestosa criatura busca
quien te defienda lo propio haré yo. No en vano soy el rey de los campos- Tras
su estruendoso rugido el león se marchó celebrando su hazaña. Por eso buscó a sus amigos al burro, el
cerdo y al zorro quienes también eran
parte de la chanza.
El
grillito hizo lo propio y con sus
silbidos convocó a todos sus amiguitos. Presurosos concurrieron en nubes los mosquitos. Las luciérnagas indicaron
que si la contienda se demoraba
iluminarían con su potente luz la noche.
A este pequeño ejército se sumaron las temibles guaylaques. Las abejitas
silvestres que con su potente zumbido hicieron notar su presencia.
Todos
al unísono dieron su respaldo al señor grillo: -amiguito a su llamado nos
haremos presentes en el lugar de la contienda-
Reafirmando su amistad con el grillo repitieron a viva voz:
-
¡Los pequeños unidos jamás serán vencidos…ra…ra…ra..!-
Y
fue así como el grillo se presentó en el campo de batalla. El león y su
pandilla empezaron a burlarse:
-
Dónde estás molestoso grillo para arrancarte tus barbas-
-Ven
si eres macho-
El
grillo con paso firme y seguro se hizo presente. Y con su silbido
característico convocó a sus compañeros.
Justo en el momento en que el león, el asno,
el cerdo y el zorro se burlaban sarcásticamente diciendo:
- Ven grillo para hacerte puré-
- De un pisotón aprenderás a respetar a los poderosos- dijo el león.
El
astuto grillo justo cuando estaban frente a frente, cantó con todas su energía
su cric..cric..cric característico.
En
un santiamén se hicieron presentes los mosquitos que dificultaron la visión de
los altaneros. De pronto la artillería
de las guaylaques se hizo presente y empezaron en enjambre a picotear al león,
el asno, el cerdo y el zorro que como nunca recibieron temibles picaduras.
Mientras otro contingente anunciaba con un sonoro zumbido su disposición para
otro ataque. Al león y sus compinches no les quedó otro camino que huir
despavoridamente. Al retirarse del campo de batalla el león perdió la guerra. Y
profiriendo quejidos. Ayy..ay..ay-ayayai. Se marchó.
Entonces
el señor grillo y sus amiguitos marcharon por el campo repitiendo a viva voz:
-Los
pequeños unidos jamás serán vencidos-
La
abuela Matilde en tono sentencioso,
remarcó : Por eso nunca se burlen de nadie por pequeño y humilde que
sea. La desunión y la división son temibles asechanzas para los que menos
tienen. Una familia unida hasta en los tiempos difíciles sale adelante. La
solidaridad, el que todos puedan compartir lo que tienen, es una virtud en
tiempos de pandemia. Ayúdate que Dios te ayudará era la frase favorita de la
abuela Matilde.
Luchín
y Alicita comentaban como quedaría el león y su pandilla de tanto picotón. Y colorin
colorado esta historia se ha acabado repitió el abuelo Jonás. La abuela Matilde
recordó a los niños que antes de ir a acostarse debían cepillarse los dientes y
lavarse las manos. El lavado de manos no le gusta al virus Covid 19 – repetía-
este energúmeno prefiere a los niños y adultos sucios que no usan la
mascarilla. Por eso se contagian y enferman.
Otra
de las tardes de confinamiento en casa. El abuelo Jonás nos preguntó: ¿Saben
ustedes por qué no se pierden los sechuranos? Nos quedamos
sin respuesta. Los sechuranos son los pescadores de Piura. Recuerda el
abuelo Jonás.-La primera vez que viajaron a Lima los sechuranos se las
ingeniaron para no extraviarse en la capital y retornar sin contratiempo a la
posada. Todos llevaban en sus bolsillos tizas de colores con las que marcaban
las aceras de una manera curiosa para no perderse. Así recorrieron esquinas y
cuadras, parques y avenidas, sin olvidar el camino de retorno dejando su marca en las paredes. Así nunca se perdieron
en la gran ciudad. Este fue el detalle del primer y el séptimo día de la
estancia en Lima-
Evocaba
el abuelo: -Juan Nunura, aún recuerda, el consejo de la abuela Jacinta de Sechura
después de darnos la bendición al momento de partir de la agencia de
transportes. Nos recomendó no olvidarse de llevar una tiza. La abuela Jacinta, contaba, que siendo niña
partía en busca de leña en el despoblado y para no perderse dejaba marcas en
los chopos del camino. Durante las noches, miraba las estrellas ellas nos
muestran el camino. Durante las mañanas el lugar por donde sale el sol y en
donde se oculta para descansar. El sol sale por el este y se oculta en el
oeste. Así nadie pierde su camino. Cuando uno sabe orientarse se siente seguro.
En la noche, nos guían las estrellas. Recordaba la abuela que durante las
noches del verano. Los churres se echaban en las dunas frescas para contemplar
las estrellas. Descubrían las tres Marías y el lucero de la mañana-
-Igual
sucede en la mar, explicaba el abuelo Jonás, durante las mañanas soplan los
vientos terrales en dirección de la tierra hacia el mar y empezada la tarde
empiezan las brisas o virazones del mar hacia la tierra. Abuelos y abuelas preservan
sabios conocimientos que la vida les enseñó. Qué comer y no comer en pleno
desierto. ¿Cómo encender una fogata para preparar los alimentos? En el desierto
viven en absoluta libertad los burros cimarrones. Burro cimarrón es el que huye
de la majada y se interna en el despoblado en busca de algarrobales y ya no
regresan. Con su buen olfato cuando ya no tienen agua buscan con sus pezuñas
las yucas de monte que conservan el agua y abrevian su sed. Así subsisten.
Los trajinantes miran desde la lejanía las torres de la Iglesia San
Martín de Tours de Sechura para navegar o caminar a la segura, advirtió, el
abuelo Jonás-.
Según
al abuelo Jonás: -Hubo un hombre sabio y bueno don Gonzalo de Reparaz Ruiz, un
geógrafo portugués, que recorrió el Perú palmo a palmo. Refiere don Gonzalo, los
niños de las escuelitas de los alejados
poblados del desierto ataban con un hilillo un rojo ají mono a una caña y de
acuerdo a como se levantaba al soplar del viento podían calcular su velocidad
en las tardes para luego sacar sus
cometas moscones de papel colorido compradas en los mercadillos de Sechura-
Luchín
y Alicita preguntaron al unísono: Abuelo: ¿Dónde queda Sechura? Don Jonás gesticulando con sus manos
respondió: -Sechura, está en el norte del Perú, en la tierra de Piura. La
riqueza de su subsuelo es mineral. Fosfatos, diatomeas, calizas y salmueras se encuentran bajo la tierra-
Explicaba
el abuelo. -Esta riqueza se formó hace millones de años cuando las hoy tierras
emergidas eran lechos marinos- La abuela Matilde añadió su comentario: -En
Sechura, se extrae también sal que se emplea en la conservación del
pescado y en la cocina-
-Según
recuerda mi padre don Absalón dijo el abuelo Jonás: -Los viejos sechuranos no desaprovecharon esta
riqueza y cuando erigieron su Iglesia acopiaron miles de huevos de las aves
guaneras que anidaban en las islas para elaborar con cal la argamasa que da un
aspecto imponente a su santuario- El
abuelo recuerda al bisabuelo Absalón muy amigo de la historiadora y antropóloga
franco-alemana Anne Marie Hocquenghem-
-Según
Anne Marie, explicó el abuelo: -Los primeros habitantes de Sechura proceden de
la etnia jíbara que tratando de descubrir el mar atravesaron el abra de Porcuya para llegar al macizo de Illescas en la
franja litoral. Entonces tuvieron una visión esplendida del mar, ahí se
asentaron y se convirtieron en diestros pescadores. El mar les dio alimento y
los hizo fuertes. Los antepasados de los sechuranos son los jíbaros de la
cuenca amazónica- ¡Que extraordinaria historia! Replicaron Luchín y Alicia en
otro día de historia y conversación.
Mamá
Dorita con sonrisa cómplice escuchaba también los relatos del abuelo. Sobre
todo cuando evocaba el pasado de la tierra piurana de tibias arenas y frondosos
algarrobos. -En Piura, decía mamá Dorita, vivió durante una corta temporada
Mario Vargas Llosa, el premio Nobel de Literatura. Durante la primaria estudió
en el Colegio Salesiano y en la secundaria en el Colegio San Miguel. El
escritor no olvidó la tierra piurana y la inmortalizó en sus novelas. Fue así
como surgieron La Casa Verde, su relato estudiantil: Los Jefes, ¿Quién mató a
Palomino Molero?, El Héroe Discreto. Lituma uno de sus protagonistas favoritos
es piurano de pura cepa-
Esta
historia nos emociona mucho dijo Alicia. Luis, con los ojos brillantes de
alegría prorrumpió. – Nuestros abuelos son piuranos. ¡Somos piuranos de
corazón!
-Fue
en Piura en donde el 17 de julio de 1952 como homenaje a la ciudad Mario Vargas
Llosa con sólo 16 años puso en escena La Huida del Inca. Una premonitoria
incursión teatral con la celebrada participación de jóvenes estudiantes
piuranos. Recuerda el abuelo Jonás -fue una velada inolvidable-
HISTORIAS DE LA PESTE EN PAITA
El
abuelo Jonás nació en Paita, estudió en el Colegio san Miguel de Piura, en la
Universidad de Trujillo y ahora vive en Lima. Cosas del destino. Como las hojas
que se lleva el viento. Nunca olvidó a su puerto y a su San Miguel de Piura
evocado en tonderos y cumananas, coplas que se repiten de boca a oreja.
Homenaje a la tierra, al lar querido y a sus personajes inolvidables. Las
pestes que llegaron a Piura, según el abuelo Jonás, encontraron en pie a un
médico abnegado, llamado don Pedro Gallup cuyos restos reposan en un túmulo
erigido en su memoria en el Cementerio de Paita. Evoca el abuelo Jonás.
-La
salud es primero. Repetía, el médico don Pedro Gallup. Gracias a don Pedro los
niños tomaban agua hervida libre de impurezas. Según sus buenas recetas el agua hervida era lo mejor para evitar las
temibles diarreas. Otras de sus recomendaciones eran el lavarse las manos,
recortarse las uñas. En las uñas largas se acumula la suciedad que es causa de
la enfermedad. Por eso entregó tijeritas corta uñas de aseo en las escuelas. No
le gustaba a don Pedro ver niños con las uñas de luto, sucias y sin recortar. Y
la mejor de sus iniciativas fue el vacunar
a todos los niños contra la tuberculosis, sarampión y la temible viruela.
También aconsejaba a las familias tener las habitaciones ventiladas, limpias y
bien distribuidas para la buena salud. Una casa fresca y ventilada es un
ambiente sano y propicio para la vida. Una de sus curiosas observaciones era elevar
las camas por encima del suelo más de 40 centímetros pues esta altura no alcanzan en su brinco las
pulgas. Las temibles pulgas de la rata transmiten la peste bubónica-.
-Paita
los años 1903 y 1930 –contaba el abuelo Jonás- fue desolado por la peste bubónica un mal
transmitido por las pulgas de la rata afectadas por la bacteria Yersinia
pestis. El mal llegó a Paita desde Shangai en embarcaciones arroceras allá por
el 1903. Por la innumerable presencia de roedores los ranchos de pajaraque,
caña y madera en donde habitaban insalubremente los pobladores de Paita tuvieron
que ser quemados y la población refugiada en campamentos de emergencia. La
autoridad sanitaria fue severa y los enfermos, conducidos de fuerza a los
lazaretos, en los extramuros de la ciudad, hasta morir. Cuando vayan a Paita,
dijo el abuelo, pregunten por el
Lazareto de los bubónicos y los viejos paiteños les señalarán las siluetas de las cruces en la cima de los
cerros a orillas del mar cerca al barrio la Punta-.
La
abuela Matilde no se quedaba atrás con sus relatos. Sus cuentos eran historias de su tierra en
las sierras de Morropón y Ayabaca en
Piura. Cuenta la abuela Matilde: -Los leones o pumas en el ande piurano,
son animales hambrientos y para saciar su voracidad escogen y capturan a sus
presas con las que se procuran un delicioso festín. Fue lo que sucedió con una
cabrita del alto de los Quinchayos en el
pueblo de Santo Domingo de Morropón. La cabrita de la historia se encontró en
el camino con un hambriento león y temerosa del desafortunado desenlace. Con
lastimeros ruegos le dijo a la temible fiera:
-Señor
león soy una cabra flaquita y en dieta que no será una delicia para saciar su
hambre que lo debe tener en angustia-
-¿Qué
me quieres decir cabra ladina? Dijo el león.
-
Que siendo yo una presa enjuta y sin carnes. ¿Por qué no me deja libre y
acudiré allá a lo lejos en donde pasta una oveja gorda que la enviaré a su
presencia para que usted tenga un
inolvidable almuerzo?
-Bueno
cabra flaca, cumple tu promesa, y mándame a la gorda oveja-
Lo
cierto que la presunta oveja blanca que
se divisaba a lo lejos no lo era. Era una enorme roca que la cabra con arte y
maña empezó a empujar con toda su fuerza y energía hasta que la roca cedió y se
deslizó en loca carrera aplastando al león. De modo que la cabrita astuta acabó
con el león malvado y arrogante.
-Abuelo
dijo Luchín ¿las cabras flacas van a los gimnasios?
-No
es lo que tú piensas. -En busca de
alimento las cabras se desplazan largas caminatas. Las que ramonean entre las
verduras de los pastizales crecen fuertes y tienen atlética contextura. Las que
no, engordan y se enseban. Durante la Colonia, cuando la tierra de Piura era
Corregimiento, el sebo de los caprinos se
utilizaba para elaborar jabón. A los lugares donde se elaboraba el jabón se les
denominaba tinas jaboneras y existían varias en la ciudad de San Miguel de
Piura. Con los cueros de chivo se hacían cordobanes. Cinchas de cuero, para los
empalmes y amarres en las viejas edificaciones de caña, yeso y adobones de la
antigua ciudad. La leche de cabra se bebía como agua de tiempo en Piura.
También se elaboraban quesos, quesillos y una delicia incomparable: las
natillas tan deliciosamente piuranas-
- Aún
recuerdo cuando era niño recorría las calles de Piura. Entonces se llegaba a
Piura en tren desde Paita. La locomotora penetraba el tablazo y llegaba a la
Villa de La Huaca, atravesando Nomara y Sojo, para luego ingresar a Sullana y
finalmente a Piura. Piura era una ciudad de hermosa Plaza de Armas con frondosos
algarrobos, ficus y tamarindos. En el centro de la plaza una escultura de
mármol que representa a la libertad pero que los piuranos llaman la Pola, en
honor de la patriota colombiana Policarpa Salavarrieta, recordada y querida en
Piura desde los tiempos de la Independencia. Las calles y callejones de Piura
relucen por sus paredes de yeso blanco. Al norte el tradicional barrio La
Mangachería y al sur, la Gallinacera.
Como absorto homenaje a los gallinazos que merodean por el camal en la margen
derecha del Río Piura. Los piuranos admiran a don Miguel Grau por su grandeza,
valor y arrojo y se extasían en la pintura de Ignacio Merino y saborean el
castellano en los peruanismos acopiados por don Diego de Villegas y Quevedo
Vélez de Saavedra, el primer peruano incorporado a la naciente Academia
Española de la Lengua-.
Refiere
el abuelo Jonás: -Un genuino himno de Piura es el tondero de San Miguel de
Piura de compositor anónimo y el vals Mis Algarrobos de Rafael Otero. Los
algarrobos moran en el desierto calenturiento y en sus ramas se posan soñas y chilalitos. Las algarrobas
son una vainas dulzonas cuya melaza es
la algarrobina un tónico para grandes y chicos-.
La
memoria del abuelo Jonás se abre como las puertas de la Catedral en Pascua.
Evoca las aceras y baldosas hechas con ladrillos requemados llamados recoche.
Las paredes de yeso y cal con alares frescos para protegerse del sol. En Piura
y sólo en Piura. La luna es de Paita y el sol de Colán. Estar en la luna de
Paita es quedarse extasiado por la belleza del paisaje lunar. La luna, en el
plenilunio paiteño, es como un queso enorme en la noche celeste. La luna de
Paita encantó tanto a Francesco Carletti, viajero italiano, que la inmortalizó
en la frase memorable: La luna de Paita los porteños añadieron el sol de Colán.
Rememorando viejos tiempos
hablaba el abuelo Jonás: -El sol norteño es Colán. Una playa hermosa de mis
viejos tiempos. Hoy es un enorme balneario en donde ya no se puede ver el
retorno de los veleros de los pescadores al atardecer. Pero el mar busca salida
y deshace los rompeolas de las opulentas residencias. La sal carcome los
cimientos y corroe el hierro. Envejece el cemento y el ladrillo hasta convertirlo
nuevamente en arena. El mar acaricia las mañanas y en tiempos de marea alta
ingresa por donde se le ocurre y si se encapricha golpea con espumosas
olas las casas de playa-
Alicita
preguntó al abuelo Jonás: Abuelito ¿Cuándo eras niño y vivías en Paita
aprendiste a navegar?. El abuelo
respondió. -Claro que sí. Durante mis tiempos Paita era un puerto de veleros y
lanchones para el comercio marítimo. En Paita se embarcaba el algodón pima que
producía Piura y cueros de chivo para Liverpool. Aún recuerdo a don Manuel
Sabas un valeroso marinero. En Paita lo
conocían como Sabas y sus botes eran una atracción para todos los niños de la
escuela. Durante las tardes lo visitaban en el muelle y tarro en mano le
ayudaban a achicar el agua que ingresaba por las rendijas. Achicar agua
permitía subir al bote y escuchar las historias de navegantes del viejo
marinero que entre sus proezas recordaba la captura de tintoreras que arrasaban
con los cordeles de los pescadores de arenques. Según recuerda Sabas: Preparaba
un buen cebo con pescado fresco colocado en un anzuelo atado a una buena
cuerda. El escualo devoraba la presa y el pescador procedía a darle carrera
para cansarlo y en las proximidades de la embarcación arrojarle un certero
arponazo. Las tintoreras son una variedad de temibles tiburones azules que se
aproximaban a las costas siguiendo a los cetáceos heridos que arrastraban los
balleneros hasta Tierra Colorada. El tiburón es voraz y arrancaba trozos
enormes de carne de ballena o de los cachalotes cuya grasa se extraía para
exportar a Japón. El viejos Sabas se enfrentaba cara a cara al tiburón azul-
Los
ojos del abuelo Jonás cobraban vida cuando recordaba su Paita natal. -Lo que les voy a contar ahora es una
historia de mi niñez. -Entonces los
churres subíamos al bote de Sabas no sólo para achicar el agua. También para
intentar navegar utilizando los dos remos. Lo cierto es que lejos de conducir
la nave poco a poco se alejaba del muelle y empezábamos a desesperarnos y
gritar llamando al viejo Manuel Sabas.
El que acudía para aliviar nuestros temores. Entonces don Manuel aconsejaba
distribuir a los marineros. El más pequeño con la caña en la mano. Y los
marineros fuertes uno en cada remo, Entonces se podía gobernar la embarcación.
Entonces el viejo repetía con voz sonora. Marineros…ojo al pito mano al breque.
Uno…dos y los remos empezaban a moverse rítmicamente y el bote avanzaba. El
secreto estaba en la distribución de los tripulantes y el movimiento
sincronizado de los remos, Así se avanzaba. En una tarde aprendimos a navegar y
a perder el miedo cuando la embarcación se aleja de la playa. Los mocosos de
mis tiempos no olvidamos a don Manuel Sabas por su inolvidable lección de
navegación-
Alicia,
sorprendida con la historia. No olvida las temibles tintoreras. En su brazo derecho, el viejo Sabas,
recordaba el abuelo, tenía tatuado un tiburón en recuerdo de su valerosa
proeza.
La
abuela Matilde, vieja maestra jubilada. Una apacible tarde de pandemia nos
contó la vida del maestro Simón Rodríguez Carreño, el maestro de Bolívar, que
vivió en el pueblo de Amotape a orillas del río Chira. -Aquí murió en la
clamorosa pobreza. Era un anciano apacible oriundo de Caracas que para
entretenerse tuvo su parvulario en
Amotape. Según recuerdan los mayores. Don Simón Rodríguez era de conversación amena, conocía, al revés y
al derecho la vida del Libertador Bolívar. Una de sus preocupaciones era la de
enseñar a leer y a escribir porque al que se educa nadie lo engaña y nadie lo
compra. Otras ocasiones se dedicaba a la fábrica de velas. A su decir para
iluminar la conciencia de América. Declarándose por propia confesión ser
agnóstico. Era el mejor amigo del cura del pueblo-
-Era
por todo eso, según la abuela Matilde, un personaje querido en el pueblo de
Amotape. Los días sábados en burro alquilado marchaba a Paita en donde intimaba
con doña Manuela Sáenz la Libertadora del Libertador, patriota quiteña
vinculada también a Bolívar. Cuentan que don Simón por su avanzada edad lo
acompañaban siempre el reuma y los achaques. Según la abuela Matilde. -En visita póstuma don Simón Rodríguez al
despedirse de doña Manuela que también se encontraba postrada en silla de
ruedas. Le dijo. Mi gentil doña Manuela estoy persuadido de que a mi edad la
soledad es insoportable, Me despido con toda el alma y el corazón. “Dos
soledades no se hacen compañía” y partió con lágrimas en los ojos. A los días
siguientes don Simón Murió. ¿No les emociona esta historia? Repitió la abuela
Matilde a sus atentos nietos. Don Simón Rodríguez y doña Manola Sáenz, explicó doña
Matilde. -Son personajes de la vida real que tuvieron la valentía de
reencontrarse en Paita. Después de haber
sido testigos de la opulencia del poder. Se volvieron a ver en un escenario desvencijado
de Paita-.
CRÓNICA DEL ENCIERRO
Los
días de la pandemia prosiguieron con las severas disposiciones sanitarias de mantenerse en casa. El abuelo Jonás y la
abuela Matilde, hicieron lo indecible, para mantenernos ocupados pues así no se
siente el paso del tiempo. La otra noche el abuelo Jonás nos contó la historia
de una luz que aparece durante las noches en la carretera Piura a Paita. -Según
refieren los arrieros y cabreros del despoblado se trata del carbunclo del
desierto. Un misterio durante las noches por lo que los arrieros de Congorá
buscan llegar temprano a su destino-.
Según
relatan: -Es un ave misteriosa que tiene sobre su frente una candela inagotable
que ilumina en todas direcciones causando confusión. Y si se aproxima lo mejor
es cubrirse los ojos para no mirarla. Los perros de los pastores aúllan y toda
la majada de cabras se junta con recelo y temor. Otros dicen que el carbunclo
señala el lugar en donde se encuentran tesoros ocultos que sólo los entrega a quienes
con valentía se dejan guiar por su luz y no le temen a su encantamiento-
Luchin
impresionado por el relato. Preguntó: ¿Cuándo podemos ir al norte a buscar
el carbunclo con su cabeza de fuego?
-El
carbunclo aparece por las laderas de la silla de Paita, cerros que parecen
azules durante el día. Refieren los pastores cabreros que fue don Manuel
Garavito el que siguiendo la señal del carbunclo encontró un misterioso tesoro
enterrado por los piratas. Entre las alhajas encontró zarcillos de oro y
diademas con los que salió de la
pobreza. Otros dicen que esos bienes eran el botín de salteadores de caminos
ocultos en el despoblado. Los buscadores de entierros acudían a los brujos
tomaban sus pócimas de San Pedro y
simora, vegetales alucinógenos, para
conocer el secreto de las montañas y los tesoros ocultos-.
En
invierno los días son cortos y las noches son largas. El frío y la bruma no
permiten salir de casa. Nos dijeron que íbamos a tener clases virtuales por
Internet. En los momentos libres escuchamos la radio o seguimos por la
televisión los noticieros. Las cifras del número de infectados y muertos a
consecuencia del Covid 19 van en aumento. Todos tenemos que protegernos. Lo
oportuno y conveniente es quedarnos en casa.
Usar las mascarillas protectoras al salir. Evitando las aglomeraciones y
desinfectando en cada momento las manos con alcohol sobre todo al entrar en
contacto con superficies en donde se posan las manos en los servicios de
transporte, puertas y recibir el cambio en los establecimientos.
El
encierro forzoso resultó una inédita experiencia. Sin la grata compañía de nuestros abuelos y
nuestros padres. No hubiésemos superado 135 días de encierro leyendo y
siguiendo las clases virtuales. Las páginas de los diarios de pronto se
redujeron y el poco espacio para las noticias se llenó de muerte. Algunas horas del día escuchamos la radio. No
fue fácil encontrar música peruana y la música clásica no existe. Las pocas
veces que pudimos escuchar a los grandes maestros fue gracias a la radio por
Internet de Europa. La televisión nos dejó también sin aliento por tantas cosas
malas registradas y mostradas sin recato. Todo era dolor y ausencia. Muchos
amigos de nuestros abuelos partieron sin despedirse. La abuela Matilde rezaba
al acostarse el rosario pidiendo salud para los enfermos y consuelo para los
tristes. Muchos niños se quedaron sin papá y si mamá. Abuelos ancianos sucumbieron a la enfermedad.
Orábamos para que los científicos encontraran una vacuna que proteja a toda la
dolida humanidad. Ese era nuestro ruego.
Nos
causó enorme felicidad el saber que ya se encontró la vacuna. Los científicos
del mundo investigan febrilmente en sus laboratorios la producción de esta
maravillosa vacuna para combatir al Covid 19 que tanta muerte ha provocado a la
humanidad. Jefes de Estado, la Organización Mundial de la Salud, los
científicos, los líderes religiosos, los políticos de todas las tendencias, los
empresarios, los maestros, las comunidades universitarias, los chamanes de las
tribus amazónicas, los abuelos, los padres y los hijos esperan este antídoto para
este mal que postra a la humanidad entera en oración.
Las
noticias recorren el planeta sembrando la esperanza. En Sao Paulo, en Brasil,
el 21 de julio fue proclamado como día
de orgullo para Brasil, pues empezó a reclutarse voluntarios para probar la
primera vacuna. Stefanía Teixeira Porto, una médica de 27 años que trabaja en
el Hospital de Clínicas de Sao Paulo, fue la primera voluntaria en realizar la
prueba con la vacuna, cuya denominación será CoronaVac. Stefanía,dijo a la prensa: “estoy muy contenta
de participar en esta experiencia, es un momento único e histórico, es una
inyección de ánimo poder participar en esto". En 90 días culminará la fase
experimental de la vacuna desarrollada por el laboratorio chino Sinovac.
Probada y demostrada su eficacia se fabricarán 60 millones de dosis a ser
utilizadas en otros estados de Brasil.
Participan
en los estudios 9 mil voluntarios, cadena solidaria nunca vista, de localidades
como Sao Paulo, Brasilia, Río de Janeiro, Minas Gerais, Río Grande do Sul y
Paraná. Miles de dosis de la vacuna en experimentación llegaron en un vuelo
especial procedente de Alemania. En Brasilia la supervisión y monitoreo de la
vacunación estará a cargo de la Universidad de Brasilia con la participación de
científicos y voluntarios solidarios que se suman al esfuerzo.
Otra
iniciativa valiosa es la de la Universidad Federal de Sao Paulo con la vacuna
desarrollada por la Universidad de Oxford en la que participan el Instituto Fio
Cruz y el laboratorio británico AstraZeneca el acuerdo con el gobierno se busca
la producción de 100 millones de dosis. Tal como explicaron los científicos “Brasil
es el segundo país más afectado del mundo”.
La
BBC también se sumó a las noticias prometedoras
en la búsqueda de una vacuna eficaz contra el coronavirus. Un equipo científico
de la Universidad de Oxford, la primera universidad del Reino Unido y de 924 años de existencia anunció sus primeros resultados. Al momento se
vienen probando dos docenas de vacunas en ensayos clínicos, y hay otras 140 en
desarrollo en diversas partes del mundo incluyendo al Perú. Las vacunas nuevas
son sometidas a rigurosos controles de seguridad antes
de iniciarse su producción masiva. De obtenerse los resultados esperados
la buena nueva será la confirmación de un maravilloso anuncio para la
humanidad. El efecto esperado es la activación de la inmunidad y el combate del
virus Covid 19. Se esperan efectos secundarios leves como la hinchazón o
enrojecimiento de la piel donde se administró el pinchazo. Iniciada la
producción en gran cantidad millones de abuelos, madres y niños, vivirán en tranquilidad y la pandemia será
una amenaza del pasado.
Pero
el día esperado llegó. Hoy 8 de diciembre una mujer de 90 años se ha convertido
en la primera persona en recibir una inyección de Covid como parte del programa
de vacunación masiva que se está implementando en todo el Reino Unido. Doña Margaret
Keenan, que cumplirá 91 años la próxima semana, dijo que era el "mejor
regalo de cumpleaños anticipado". Le administraron la inyección a las
06:31 GMT, la primera de las 800.000 dosis de la vacuna Pfizer / BioNTech que
se administrarán en las próximas semanas .Se espera hasta 4 millones más de
dosis para el fin de mes. Los centros en el Reino Unido vacunarán a los mayores
de 80 años y a parte del personal de salud y atención; el programa tiene como
objetivo proteger a los más vulnerables y devolver la vida a la normalidad. La enfermera
May Parsons administró la vacuna a la señora Keenan en el Hospital Universitario de
Coventry.
Margaret
Keenan, originaria de Enniskillen, dijo:
"Me siento muy privilegiada de ser la primera persona vacunada contra el Covid-19,
es el mejor regalo de cumpleaños anticipado que podría desear porque significa
que finalmente puedo esperar pasar tiempo con mi familia y amigos en el nuevo
año después de estar solo durante la mayor parte del año ". "No puedo
agradecer lo suficiente a May y al personal del NHS que me han cuidado
tremendamente, y mi consejo para cualquiera a quien se le ofrezca la vacuna es
que la tome; si puedo tenerla a los 90, usted también puede tenerla". El
Reino Unido es el primer país del mundo en comenzar a usar la vacuna Pfizer
después de que los reguladores aprobaron su uso la semana pasada. La vacunación
no es obligatoria. Es una libre elección por la vida y la supervivencia.
-Abuelo
¿es cierto que los virus cambian y se hacen resistentes?
Don
Jonás, explicó: -Tal como los han
informado los científicos las vacunas que se están desarrollando en este
momento se basan en la cepa viral que circula actualmente. Es cierto los virus
pueden mutar, lo que no quitará eficacia a la vacuna. Todo depende de cuán
significativas sean las mutaciones y si el virus cambia las vacunas responderán
a este comportamiento de manera inmediata y segura. Gracias a Dios los
científicos aún no han visto mutaciones sustanciales en esta parte del virus
que podrían inutilizar estas vacunas-
Abuelo
¿Producir la vacuna será un gran negocio?
-La
expectativa es mundial toda la humanidad espera
la respuesta de la ciencia. La comunidad científica tiene el compromiso
de combatir este mal causa de tanta muerte en el mundo. La vacuna es la mejor
manera de retornar a la normalidad activándose la economía, los niños podrán
retornar a sus escuelas. Sin embargo, nada volverá a ser como antes. Debemos
ser mucho más solidarios y humanos. Tenemos que preservar la naturaleza, la
ecología y el medio ambiente. Todo este tiempo que hemos estado juntos hemos
disfrutado del almuerzo y de la cena.
-Abuelo,
cierto, hemos conversado más y descubierto que los abuelos son como bibliotecas
llenas de hermosas historias y sabiduría. La pandemia ha despertado nuestro
interés por la ciencia así combatiremos la enfermedad y el sufrimiento de miles
y miles de niños-
-Abuelo
¿podemos encontrar una vacuna contra la corrupción y el desaliento en el país?
-La
mejor vacuna es la honestidad, la coherencia entre lo que dices y lo que haces.
El ser puntual y tener como práctica cotidiana la verdad y el respeto. La cortesía nos viene bien a todos. El
utilizar palabras mágicas como “por favor”, “permiso”. “muchas gracias”,
“discúlpeme por mi error”. Estas palabras no son fórmulas de cortesía sino
ingredientes de una buena convivencia. Tenemos que comunicarnos mejor sin
recurrir al celular. El celular acorta distancias no separa a las personas.
Hablar nos hace bien a todos. El diálogo ameno une a grandes y a chicos, a
viejos y jóvenes, a los que tienen y a los que no tienen, a las mascotas con
sus amigos, a los maestros con sus alumnos, a los gobernantes y
gobernados. Dios nos oye, su respuesta
las sientes en tu corazón. Los economistas consideran que la vacuna es la mejor
manera de activar la economía de un país y la vida humana regresa a la normalidad. La
abuela Matilde tiene una fe enorme. El abuelo Jonás opina que la ciencia debe
estar siempre al servicio de la paz y la humanidad. Las guerras no hacen ningún
bien a nadie. Nuestros enemigos mayores son la ignorancia, la intolerancia y la
violencia. Contra ellos hay que luchar
si es que queremos un mundo feliz.
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