jueves, 25 de marzo de 2021

MANUEL DAMMERT: EL PERU EN EL CORAZÓN

 Por: Miguel Godos Curay 

Manuel Dammert Ego Aguirre (Lima,1949-Lima,2021)

Lo recuerdo en el recinto del Congreso defendiendo con convicción el gas y el petróleo, la soberanía energética y los recursos del mar peruano frente a las pretensiones de las petroleras sin capital  y trasnacionales que festinan concesiones. Manuel se vinculó a Piura cuando la Constitución de Fujimori de 1993 pretendía dejar a Piura sin la renta del Canon Petrolero. La arbitrariedad provocó una histórica lucha con  marcha a la capital para hacer conocer nuestro justo  reclamo y exigir no se conculque este  legítimo derecho de Piura. La caravana cívica recorrió todo el norte, Chiclayo, Trujillo, Chimbote, el norte chico hasta Lima.  Los alcaldes liderados por José Aguilar, dirigentes sindicales y barriales, los clubes de madres se reunieron con el Presidente del Congreso Constituyente Carlos Torres y Torres Lara pidiendo no se les arrebate su principal fuente de renta. La respuesta fue  la primera enmienda constitucional a la carta del 1993 preservándose el Canon para Piura. Manuel fue el estratega y el abanderado de los clubes de madres.

Lo recuerdo en Paita recorriendo en chalana la bahía contemplando la agilidad de los lobos marinos para posarse sobre las boyas a tomar sol. La conversación transcurre amena con la brisa en el rostro y sus evocaciones de puerto Supe vinculados al recuerdo de sus padres. Le fascinaba la historia de Paita, su futuro, las deslumbrantes peripecias de Manuela Sáenz la traductora de español al inglés del Cónsul Estadounidense Alexander Ruden. El destino de los documentos secretos de Bolívar entregados por Manuelita a Florencio Oleary. Paita, fue el puerto de embarque de la quina, el algodón, pescado salado, brea y cordobanes durante la economía colonial. Quedó sorprendido con la advocación mercedaria y su sorprendente tajo de amor en la garganta que inspiró uno de sus poemarios.

Conversamos mucho sobre la pesca y las concesiones petroleras   en el mar que acabarían en un santiamén con la pesca artesanal para el consumo humano. También el destape de depósitos de gas registrados por la International Petroleum Company (IPC) que simplemente se abrieron sin invertir nada estafando al Estado. Las sospechosas negociaciones leoninas de las concesiones portuarias. Y la contradicción de las provincias más ricas de Piura: Paita y Talara  con agua potable racionada  a dos horas durante el día.

Otras ocasiones nos sorprendió en Lima con sus libros y los de Miguel Gutiérrez. Otras, con sus desayunos al estilo norte en la Avenida Arenales y largas conversaciones sobre política y literatura. Con Manuel, Anne Marie Hocquenghem y Miguel Gutiérrez la conversación se desgranaba fascinante sobre el tópico piurano, la geografía, la riqueza, los históricos negociados del petróleo y la irrupción de la minería.

Poeta sensible, profesor incansable y lector meticuloso de los trabajos de sus alumnos clasificados en la ancha mesa del comedor de su casa de Jesús María para establecer su originalidad o la mala fe del copia y pega.  Su producción intelectual es copiosa: Disciplinado, estudioso, con el rigor científico de las ciencias sociales buscaba y obtenía información de primera fuente. Escribió una treintena de ensayos sobre democracia territorial, descentralización y reforma del Estado, Canon Petrolero. Es autor del Plan Maestro del Santuario Histórico de Machu Pichu, la concesión parasitaria de los puertos peruanos, dialéctica territorial, soberanía energética y recientemente sobre el Bicentenario, la República Lobista entre otros en donde desmenuza la corrupción del Estado.

Al mismo tiempo Manuel era un poeta y humanista sensible entre sus libros de poesía destacan Tribulaciones, Perú (1987), Travesías de Luna Insomne (2003) Machupicchu, Vértigo de Universo (2008) y Elogios al Sol Cuadrado (2014). Se deleitaba  mostrando y leyendo sus versos escritos a vuela pluma porque estaba enamorado del Perú del paisaje mágico del Urubamba y el Amazonas, de la celeste boca de a turquesa, el mar peruano.

Junto a Alfonso Barrantes y Javier Diez Canseco forjaron Izquierda Unida. La dictadura militar lo tenía en lista para su inmediata deportación  pero se mantuvo en la clandestinidad.

Homenaje a Paita son sus libros: Un tajo de amor en la garganta y Manuela de Payta, Teatro en Cinco Estaciones (2003). Manuel pertenecía a la Cofradía Manuelitaria de intelectuales admiradores de la patriota quiteña entre los que se podía a contar a Otto Morales Benites, Gabriel García Márquez, Oswaldo Guayasamín, Anne Marie Hocquenghem, Víctor Delfín, Isabel Ramos Seminario, Rosa de Salgado y Jean Martínez Alier y quien escribe esta crónica. Manuela brilla con luz propia. Es un candil de intenso patriotismo que ilumina con su mirada y sonrisa los extraviados caminos de la historia oficial de América Meridional.

Gracias a la convocatoria del alcalde José Aguilar con Anne Marie Hocquenghem, Teresa Documet, Cristóbal Campana y Manuel se discutieron  valiosos y originales proyectos para revalorizar Piura. Uno de ellos fue la Casa de la Juventud y la recuperación del Parque Ecológico Kurt Beer con  el aporte de la Cooperación Suiza. También se mejoró la Avenida San Teodoro y quedó pendiente la remodelación de lo que hubiese sido la Avenida de la Mangachería que empalmaba, con grandes áreas verdes, desde el  jirón Cajamarca hasta la Iglesia Cruz del Norte. La propuesta se completaba con la mirada al río Piura a través de defensas resistentes a las avenidas y los desbordes.

Se acopió información dispersa sobre Piura y se releyeron textos con una visión original de la región en la que sobrecogían los relatos sobre Piura del Jesuita italiano Mario Cicala y   La Violencia del Tiempo de Miguel Gutiérrez. Los que Isabel Ramos enriquecía con registros fotográficos de postrimerías del XIX y el XX así como de personajes y escenarios. Isabel acopiaba información y guardaba verdaderas reliquias hoy reproducidas fuera de contexto. Cada personaje de la novela tenía nombre propio y los acontecimientos tenían tramas sutiles pobladas de historia.

En esta aventura intelectual Manuel fue uno de los apasionadamente encandilados con amigos entrañables en Sechura, La Unión y Talara. Los buscaban los sindicalistas petroleros y pesqueros. Piura, estaba en plena ebullición con la posibilidad de explotación de las riquezas del desierto de Sechura. Otras veces recorríamos los bosques de algarrobos dejados por El Niño y degustábamos los sabores de Piura. En cierta ocasión lo acompañé al mercado muy temprano donde compró  un mero enorme y lo preparó en la cocina del Club Grau con un dominio prodigioso de la culinaria para sus amigos. Después de esta contienda hicimos al alimón el prólogo del libro de Anne Marie: La Cocina de Piura editado por el Instituto Francés de Estudios Andinos.

Hombre de sonrisa franca y expansiva adoraba los frutos del mar y los sabores de la tierra. Alguna vez en Paita estuvimos en el ingreso al atrio de La Merced,  de los peregrinos y observamos con curiosidad como esos niños agotados por la caminata al son de los tambores y los cantos se llenaban de energía y danzaban a la Virgen con vigor incomparable. Era el fervor del pueblo. En las civilizaciones costeras del Perú la luna es masculino y el sol femenino. La cultura solar es cusqueña, e imaginábamos como serían esos adoratorios del pasado andino.

Con Manuel era fácil adentrarse en la política como una ciencia que busca la expansión del bien común. La democracia entendida como acceso a la salud, la educación y el empleo. En entender que el Perú es una patria hermosa que hay que amarla y defenderla hasta con la propia vida. Manuel asumió el Perú con dignidad y decoro impecable su función legislativa. Cuando PPK, tras sus denuncias, lo demandó con millonarias demandas. Con una simple carta del Congreso, el BCP, reventó el chupo pormenorizando de todas las operaciones sucias del Jefe del Estado. Las compuertas de la corrupción se abrieron y vomitaron lodo negro del millonario robo al Estado.

Manuel, hoy nos duele y nos hace falta. Una vida de entrega y plena identidad política ilumina con su esplendor la vocación por un Perú enorme de dignidad colosal en donde siempre los corruptos serán el estiércol, la vergüenza y el pesado lastre que cierra los caminos del progreso y el desarrollo a los pueblos. Aún recuerdo esa conversación que tuvimos en Trujillo echados contemplando en el hotel el viejo lamparín del techo. Manuel, Pedro Planas y este cronista. El Perú no es un sueño ni una utopía imposible. Es un país que teniendo todos los ingredientes para ser grande se frustra en temas fundamentales como la economía y el empleo; la educación y la universidad; la salud y la calidad de vida. Por la corrupción y la indecencia de los gobernantes. La pesada alforja de la corrupción. O como dijera Porras  del Perú se comporta como madrastra de sus hijos y seno pródigo con los que no lo son.  Manuel entregó su madurez política y su vida al  Perú. Se ha ido con su proverbial sencillez bíblica. Leo en la dedicatoria de su libro El Estado Mafioso: Para Miguel Godos con quien conversamos largos días en esas tierras afiebradas sobre cómo la dignidad permitirá recuperar la libertad. Manuel dixit.

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