Una página que reune los artículos periodísticos de Miguel Godos Curay. Siempre con una lectura polémica, fresca y deslumbrante de la realidad.
sábado, 17 de abril de 2010
UNIVERSIDAD CON PAN BAJO EL BRAZO
Por: Miguel Godos Curay
Sería una insensatez imperdonable impedir que Sullana tenga universidad. La pretensión injustificada es la de crear una universidad aplicando la vieja fórmula capitulera de “desvestir un santo para vestir otro”. Crear una universidad a partir de la expropiación de los presupuestos e inmuebles de otra universidad violando el precepto constitucional y la propia autonomía universitaria. No resulta una pretensión justa. Sino una práctica que irrita el derecho y la justicia. Este no es definitivamente un pleito de piuranos y sullaneros. Es una demanda contra el Estado que debe proveer de recursos suficientes a sus universidades existentes y a las en proyecto creación. Nuestro desafío común es el mejorar las condiciones de vida de nuestra población. El afán de progreso nos une y es el deseo de la Alma Mater que su buena hija crezca en salud y en vigor para bien de los que ahí se formen.
Tiene el pueblo de Sullana derecho al progreso. Todos los pueblos lo tienen. Tiene derecho Sullana a acompañar su desarrollo material con el desarrollo de sus inteligencias. Tiene derecho Sullana a tener aspiraciones grandes. Tiene Sullana derecho a la cultura, a la seguridad, a la buena educación, a la buena salud, a la preservación de un ambiente saludable. Enhorabuena a su universidad pero con el pan para su sostenimiento bajo el brazo. Con recursos frescos que el Estado le debe procurar.
Cierto es que la institución universitaria no puede convertirse en un archipiélago de aspiraciones colectivas que más tarde se conviertan en frustraciones desabridas. La universidad no es un invento reciente. Tiene un milenio de existencia. La Universidad de Bolonia (Italia), una de las más antiguas data a 1088, Oxford (Inglaterra) al 1096. Los disidentes de Oxford crearon la Universidad de Cambridge en el 1208. Salamanca, en España, nació en el 1218. San Marcos el 12 de Mayo 1551, hace 459 años. La Universidad Nacional de Piura tiene 49 años y fue conquista de los obreros y jóvenes provincianos.
En su origen las universidades surgieron al amparo de la Iglesia en la catedrales, de ahí viene le término “catedrático”. Su tarea era la divulgación y preservación del conocimiento. Hoy la universidad está consagrada a la investigación profunda que aporta soluciones a la sociedad. La universidad no es un conejo que sale de la manga por prestidigitación legal. Tampoco es un negocio próspero y rentable dedicado al comercio de licencias y diplomas.
En cierta forma la universidad, como el periodismo, es lo que no es. La universidad es la mirada a la realidad como ejercicio crítico. Es discrepancia. Es argumento y contra argumento. Pero sobretodo es libertad de conciencias. Diálogo persuasivo y confrontación de inteligencias. La universidad es seso que nutre sesos. Una idea maravillosa que mueve el músculo y los brazos. No puede ni debe ser diatriba, emoción de estadio, capricho y antojo de nadie. Una universidad es ante todo una convicción serena y reposada capaz de estremecer las conciencias de todo un pueblo. No puede no debe ser un interés perentorio que permita decir como sostenía López Albújar de Tumbes. “Tumbes es un puente con una ciudad”. Hoy gracias al auspicio generoso de la Universidad Nacional de Piura. “Tumbes es un pueblo pujante con puente y universidad.
No se piense que se ha declarado una guerra entre Piura y Sullana de la que se puede ensayar titulares para las páginas de los diarios como en el conflicto del mercado. No es ese el espíritu que anima a la comunidad de maestros y alumnos que sentimos en carne propia que el Estado se olvida de nosotros. Que mejoramos pero no en la proporción que deseamos y no tenemos nuestras necesidades resueltas. No es ese el espíritu que acompaña a los estudiantes que comparten un menú en el comedor universitario por solidaridad colectiva. No es la rabia interior que siente un docente universitario que estira su presupuesto a no más por enseñar a sus estudiantes y que sueña con que la homologación algún día se cumpla. No es esa la emoción que nos embarga cuando se nos dice que la provincia de Sullana quiere tener universidad. Ese es un derecho, es una aspiración tan impostergable como el hambre de conocimiento y la sed en el desierto. Lo que nos hiere es que este parto de universidad nos arranca de cuajo lo poco que tenemos y aprendimos a compartir con el noble deseo de servir mejor a Sullana.
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