Una página que reune los artículos periodísticos de Miguel Godos Curay. Siempre con una lectura polémica, fresca y deslumbrante de la realidad.
lunes, 6 de abril de 2009
EL MARTES 7 DE FUJIMORI
Por: Miguel Godos Curay
Fujimori, hubiera querido una sentencia el 5 de Abril el día recordatorio del autogolpe de 1992. Pero contra todos sus pronósticos será sentenciado el martes 7 de abril. En plena cuaresma. Su pasión y muerte política está ya decretada. Pues tras la lectura de sentencia por los casos Barrios Altos y la Cantuta, y los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer Ampudia. El próximo 11 de mayo tendrá que concurrir al inicio de un nuevo juicio oral por los delitos de peculado, falsedad ideológica y el pago de 15 millones de dólares de indemnización a Vladimiro Montesinos. Fujimori se ha cuidado en todos los alegatos de no mencionar a Montesinos su clon criminal. Estos delitos son como la cereza de la torta o los guindones de la mazamorra putrefacta.
Fujimori tendrá que responder también por otros delitos como el manejo mafioso del poder judicial, los descarados negociados en el proceso de privatización de las empresas públicas. Lo acontecido con la venta fragmentada de Petroperu, la liquidación de Aereoperu, la compra de chatarra por la Corporación Peruana de Vapores (CPV), la recompra de le deuda externa, el rescate mafioso de bancos privados con fondos públicos y las fraudulentas adquisiciones para las Fuerzas Armadas en los que su responsabilidad penal linda con la traición a la patria.
Fujimori y Montesinos son una dupla indesligable. Los delitos ejecutados por uno son un fiel reflejo de la inspiración del otro. Aún no se han destapado sus conexiones con el narcotráfico que alimento con dinero sucio las cuentas secretas de Fujimori en el Japón y permitió esa repartija con la que Montesinos corrompió y compró conciencias. Esa vida a cuerpo de rey hasta antes que el gobierno del Japón decidiera su salida hacia el Perú vía Chile.
Los argumentos del chino no son argumentos. Sino la demagogia que utilizó para hacer creer que su aparente firmeza puso fin al terrorismo. No fue así. Las fuerzas especiales de la PNP hicieron la parte más dura de la tarea. Fujimori utilizó su éxito para apoltronarse. La sentencia que vamos a conocer hoy debe sentar precedentes en el Perú. No podemos admitir que el chinito era corrupto pero hacía obra. Ni desconocer que fue un producto monstruoso engendrado por el aprismo. No es cierto tampoco que el fujimorismo es una dinastía que debe perpetuarse como monarquía monegasca. En donde el derecho de sucesión queda en manos de la princesa Keiko o el príncipe Kenya. No es así.
En un pueblo sin memoria es fácil que la corrupción se convierta en una anécdota indemne. En un pueblo con conciencia de su presente, su pasado y futuro estos acontecimientos son como una lección de lo que no hay que hacer y deberían crisparnos de vergüenza y de indignación. Montesinos aún está vivo para entenderlo hay que mostrarle su espejo Fujimori. El corruptor de Hermoza Ríos y todos los generalotes indignos que se subordinaron firmando una carta de sujeción a Montesinos.
No nos vengan pues a convertirse en víctimas esas mafias arrinconadas en los gobiernos regionales que hoy pasan piola con el cambio de piel. Pueblo que no olvida sus tragedias es un pueblo que con coraje no las vuelve a repetir. Hoy será sentenciado Fujimori aún por sus pecados veniales. Los pecados mortales son procesos que tienen que venir y que demuestran a todas luces como se enquistó la corrupción en el Perú y cómo es que se mantiene viva hasta nuestros días.
La sentencia de Fujimori es también un signo de confianza frente a la pretensión de divorcio del poder y la responsabilidad pública. El Perú puede afirmar hoy que es capaz de preservar su democracia y sus instituciones responsables de la administración de justicia. Tiemblen de ahora en adelante los solapados dictadores y corruptos.
*CARICATURA DE CARLIN
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