miércoles, 2 de octubre de 2024

A PROPÓSITO DEL PERIODISMO

Por: Miguel Godos Curay

El  1 de octubre se conmemora el día del periodista peruano. La fecha nos recuerda la aparición del Diario Curioso, Erudito, Económico y Comercial de Lima el 1° de octubre de 1790 editado por Jaime Bausate y Mesa  probable seudónimo de Francisco Antonio de Cabello y Mesa. Según se tiene noticia fue catedrático de Historia Literaria del Colegio Imperial de Madrid, editando por una temporada el Diario de Madrid.  Según Porras Barrenechea. Es la época de la Ilustración, España se inserta en este gran movimiento cultural europeo y lo traslada a sus colonias. Se reforman las universidades y se sienten en las aulas los vientos de la Enciclopedia. Es un momento inquietador e inquietante. Se lee clandestinamente a Montesquieu y Voltaire. Las prédicas liberales corrían de boca a oreja.

Poco a poco desaparece el oficio del vendedor de diarios, el canillita que
acompañaba nuestro despertar.


LA IRRUPCIÓN DEL CIBERPERIODISMO

El periodismo de proximidad de las redacciones se ha revitalizado con el ciberperiodismo, Los cibermedios irrumpieron en la década de los noventa del siglo XX ampliando la oferta informativa de proximidad y abriendo la participación ciudadana. Los cibermedios han ampliado las barreras de la proyección pública. No sólo nos informamos de lo que acontece a nuestro alrededor y en el mundo. De pronto las redacciones se despoblaron y los despachos informativos se deslocalizan gracias a Internet. Las empresas informativas enfrentan una crisis sin precedentes, los diarios impresos no funcionan hoy como medios publicitarios y las versiones digitales de los diarios tradicionales, pagadas por suscripción, no encuentran una eficaz respuesta de los lectores. La lectoría decrece todos los días.

Diarios y revistas han visto debilitada su circulación a nivel mundial esto debe en buena cuenta a la masificación de las redes sociales internet. Los contenidos se desplazan por las redes a velocidad planetaria. Ni la aparición de la radio y la televisión han afectado tanto la circulación de los periódicos como Internet. Los diarios se han quedado sin los avisos clasificados que gota a gota eran un ingreso cotidiano. Hoy cualquier aviso citadino doméstico, una defunción, la venta de comida, productos de segundo uso y servicios de gasfitería, electricidad y clases de matemáticas virtuales se ofertan por las redes sociales. Sin contar la pornografía y la venta procaz de placer.

El cierre de los diarios, la mayor parte de ellos propiedad de grupos empresariales es inminente. Las versiones digitales por suscripción no generan los resultados esperados y la adicción de algunos medios a la publicidad del gobierno muerde su credibilidad e independencia. Ni las agrupaciones políticas  radicales de izquierda confían en la publicidad de sus tediosos avisos de reclamo en los diarios. Igual sucede con las encuestas electorales pagadas que se publican en las redes. Nadie  les cree.

Hoy cualquier avieso testigo de acontecimientos dotado de un celular se convierte en reportero con impredecibles resultados. Pues sus inusitados despachos se multiplican en segundos en las redes. No escapan  a esta impredecible ola informativa los políticos, la delincuencia y otros procedimientos perversos de atropello a la intimidad y dignidad humana. Todos hemos sido testigos de los apocalípticos bombardeos de Ucrania, la guerra de Israel y el atentado contra el candidato Trump. Lo mismo sucede con los incendios forestales a nivel planetario o la denuncia de la pesca predatoria del calamar gigante de los barcos factoría chinos en las costas del Perú. 

Hace algunas horas un guardacosta de la Armada Argentina después de advertir a un buque factoría chino su presencia en mar territorial fue hundido por efectuar pesca prohibida. En el Perú en donde el Ejecutivo proclama su regusto por el chaufa y la sopa sazonada con glutamato. Una medida drástica como esta tiene sabor de chancay. Y no pasa nada. Estas herramientas tecnológicas son empleadas también por delincuentes para el uso criminal, chantaje y amenazas. Las medidas restrictivas tal como aconteció tras el accidentado proceso electoral en Venezuela y la sanción judicial en Brasil. No han dado resultado.

EL ORIGEN DE LA DESVERGUENZA

La irrupción tecnológica tiene  como consecuencia la proliferación de comunicadores no periodistas despojados de ética sumergidos en el anonimato. Eluden su identidad en todo momento. Convierten en un chicle el uso correcto del idioma. Perforan la intimidad personal a discreción y fabrican endebles liderazgos de ineptos oportunistas con voracidad electoral. Conforman desvergonzadas pandillas que emergen  en el escenario sin el respeto elemental a las personas y la tranquilidad pública. 

Como describe Agustín de Hipona en las Confesiones, en cierta ocasión, robo unas peras del árbol de un vecino, no por sentir hambre o buscando obtener un beneficio del robo, sino para probar el fruto. En aquel entonces formaba parte de una pandilla, según recuerda, y después  de satisfacerse mordisqueando la cáscara y la pulpa de una de las peras las arrojó a los puercos. Y como nuevo integrante de la pandilla, se sintió, según refiere, “avergonzado de no sentir vergüenza”. Es lo que sucede  con muchos periodistas tentados por la obtención de beneficios de instituciones públicas y privadas.

Aún recordamos cuando un viejo amigo nos abrió su biblioteca para escoger y llevarme los libros que me pudieran interesar y aliviar su mudanza hacia la capital. Tratándose de ingeniería y construcción me detuve en algunos manuales de la Contraloría. Mi atención se concentró en un robusto volumen empastado en cuerina. Al abrir sus páginas descubrí que se trataba de viejas agendas bien escritas en las que constaban los “pedidos” de jefes de redacción y redactores de diarios y conductores de emisoras locales. Algunos con el recado escrito adjunto, otros con reclamos por los beneficios de la competencia. Los petitorios daban cuenta de materiales de construcción, volquetadas de piedra y arena, sanitarios, varillas de hierro y otros pedidos entregados a solicitud de parte por favores periodísticos.

Por supuesto se podían leer los nombres, en los que constaba día, fecha y hora  de la entrega. Me consumió el asombro de los pedidos de conocidos periodistas algunos ya difuntos. Incluso para celebrar el día del periodista. A cambio ofertaban  la página de sociales sin ninguna limitación. Anecdóticamente, hay que anotar que había pedidos expresos de omisión de eventos y actividades. Potentes pedradas de la burguesía pedestre. Tras la lectura sentí vergüenza ajena. El colmó se produjo más tarde en el ritual de homenaje a los periodistas en donde  escuché a uno de los beneficiarios, decir a boca de jarro: “el trabajo del periodista es tan sagrado como el del juez pues preserva la justicia y el bien común, o el del cura que guarda celosamente los secretos de confesión y no revela nunca las fuentes o la del maestro que enseña con lo que dice y hace o deje de hacer”. No tenía agua el coco.  

UN GENUINO TESORO DE BIBLIOTECA

Al preguntar a mi amigo sobre este valioso tesoro de biblioteca me respondió: “Es la salvaguarda de mi vínculo con la prensa durante la gestión”. Una especie de recetario doméstico con mucha mermelada. Legiones de periodistas y comunicadores comentan en todo momento su ejercicio profesional y distinguen con claridad entre los colegas “honestos” y “zanahorias y los “mermeleros”. Algo así como los mangos podridos del cajón. El mermelero no sirve con desinterés al bien común. Se sirve de su labor y saca provecho. Todo lo convierte en billete, desliza indiscretas facturas por servicios periodísticos en instituciones públicas y privadas. Simulan servicios publicitarios cuyo pago no ingresa a la caja de la empresa en la que trabajan. Va directo a sus bolsillos. El ingreso  de acuerdo a los portales de transparencia suma de modo intolerable. Es una forma de vida muelle pero altamente rentable pero al borde de la ética y deontología.

Otras ocasiones utilizan testaferros para disfrazar  de honestidad sus negociados. Sutilezas degenerativas de esta mala práctica son los chantajes de todo tipo utilizando los formatos de la Sunat.  La relación de mermeleros es numerosa y las mordidas de todo calibre. Muchos exhiben sin ambages su eventual fortuna. Sus logros inmobiliarios, su parque automotor, sus afortunados viajes placenteros, fotos indiscretas testimonios de sus vínculos indeseables y las múltiples caras de la indecencia.

Diez días que conmovieron al mundo un clásico del priodismo
de John Reed

De los tiempos de la composición en caliente con plomo hirviendo y el linotipo. Aún recuerdo la vieja historia del teniente gobernador denunciado por filiar ganado robado por abigeos. La denuncia publicada era un verdadero terremoto en la Prefectura en donde el solícito secretario le recomendó al agraviado: “vaya al diario y arregle inmediatamente con plata en el bolsillo”. Para cumplir esta diligencia recomendó  a conocidos redactores del tabloide de su confianza. La autoridad no tenía dinero para el arreglo por lo que optó por llevar  un hermoso gallo para  “pagar” su aclaración. Sin embargo, tras comprar durante tres días el diario no se publicó ningún desmentido. Por este motivo fue a reclamar le devolvieran su gallo. El redactor de marras que lo atendió le dijo: “aquí señor también se paga para que no salgan aclaraciones”.

Piura tiene tres diarios. La Hora, Correo y el quincenario El Tiempo. Los redactores pueden contarse con los dedos. Sumemos a los conductores de noticieros en radio y emisiones en televisión de escasa sintonía. Sin embargo, las legiones de periodistas son numerosas. Tienen más cargadores y sahumadores que la cofradía del Señor de los Milagros. Muchos de los egresados de las Escuelas de Comunicaciones acaban especializándose  en relaciones comunitarias, resolución de conflictos, relaciones institucionales, comercio digital, turismo y comunicación corporativa.

Otros incursionan en  comunicación institucional, consultoría en comunicación a eventuales candidatos, educación y docencia universitaria. Son contados los que ejercen el periodismo y redactan de manera impecable. Pocos los que incursionan en la producción editorial en publicaciones impresas o digitales. Reporteros hay muy buenos pero necesitan curtirse en la realidad. Los que incursionaron en radio con procesos judiciales ganados esperan qué poder embargar a la empresa que los contrató.

PRÁCTICAS PROFESIONALES EN EMPRESAS INFORMALES

Los practicantes sufren la inexistencia de empresas que puedan pagarles siquiera la movilidad para poder cubrir el traslado en su cobertura informativa. Casi la totalidad de las empresas incumplen la normativa y obligaciones de los dispositivos del Ministerio de Trabajo sobre prácticas lo que tampoco exigen las universidades donde se forman. Contamos con los dedos de la mano a los comunicadores serios que leen y escriben. Otros viven persuadidos que esta tarea cotidiana  es un oficio de difuntos. No de comunicadores con las neuronas vivas capaces de pensar, entender y expresarse de modo coherente.  

Muchos me han preguntado hasta la saciedad: ¿Por qué la democracia es un ingrediente imprescindible de las sociedades libres? No sabían que responderse. Otros, la mayoría, recurren a la IA para realizar las tareas del cuadro de comisiones. Respecto al autor de Diez días que estremecieron al mundo, periodista John Reed (1887-1920) no sabían nada debido a su formación despojada de cultura, historia y periodismo. Me dijeron que no veían  películas de Cowboys. Así estamos desolados.  

El Diccionario de la Real Academia Española, que pocos consultan, ofrece dos acepciones del sustantivo: la primera, dice al tenor: “periodista es la persona que compone, escribe o edita un periódico” la segunda plenamente consciente, dice: “periodista es la persona que, profesionalmente, prepara o presenta las noticias en un periódico o en otro  medio de difusión”. Una característica esencial de su ejercicio profesional es la responsabilidad pública. Trabaja cara al público en favor del bien común. Antes subordinado al mandato del propietario cuyos intereses defendía.

Según el profesor Carlos Soria, entre los siglos XIX y XX, se producen tres factores que van a tener impacto sobre la profesión periodística: 1) el nacimiento de la empresa periodística (técnico); 2) atención del derecho a las actividades profesionales del periodista (jurídico) y 3) la preocupación del poder por controlar a los informadores profesionales (político). El periodista está al servicio de los intereses públicos y de la democracia. No está al servicio del poder, Por eso mantiene una posición firme frente a los abusos de poder, presiones, irregularidades de todo tipo, inmoralidad, incompetencia, corrupciones públicas incluyendo las de los propios periodistas. 

Por ello, requiere de medios veraces e independientes. Es preciso, anteponer el interés ciudadano a los intereses económicos. El ciudadano es el titular del derecho a la información y el periodista es un servidor de este derecho que corresponde a cada persona, derecho que se torna ineficaz cuando los periodistas no cumplen su labor. Así lo enuncia la Declaración Universal de los Derechos del Hombre (1948). El periodista, por eso, no puede sustraerse de la función pública de informar. 

Advierte el profesor Desantes:  "No es legítimo no informar utilizando cualquier argumento, le guste o no le guste, le interese o no le interese a él o a su empresa informativa. Hay una delegación tácita del público en el cumplimiento del derecho a la información. Y cuando el poder público pone impedimentos a la circulación de información legítima y necesaria está impidiendo que los ciudadanos ejercitan su derecho a la información". Esta responsabilidad es de obligado cumplimiento  tanto en las instituciones públicas y en las privadas. Por eso es injustificada la decisión delegatoria, una función indelegable del Ejecutivo. La de informar al país de sus logros, fracasos y desventuras. El muñeco del ventrílocuo, improvisa mucho, despierta la risa y el desencanto. El triste papel del impostor.

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