Por: Miguel Godos Curay
Fue en el año 1982 en compañía de Luis Felipe Angell de Lama, Sofocleto, visitamos el taller de don Félix Aquino Valverde y doña Margarita Ipanaqué Chunga. Estaba la familia reunida en la casa taller. Teófilo pintor, Eddy joyero, Oscar, Manuel, Juan de Dios, Luis Alfredo dedicados a la escultura y pintura. Las primorosas bordadoras Carmen y Nemesia daban vida con sus manos a los atuendos de los santos de vestir. Con el talento en las manos que crean los Aquino han consagrado su vida al arte pictórico, a la fina talla y escultura de venerados Cautivos e imaginería expresiones del fervor popular. Oscar reconocido recientemente como Maestro del Perú por la Derrama Magisterial. El año 2023 El Comercio lo premió como ganador nacional de la primera versión del reconocimiento a los “peruanos que suman”.
La impresión de don Sofo fue un recado
inolvidable para los que llamó gestores de las genuinas expresiones del arte
popular en el norte del Perú. Estos son los artistas genuinos invisibilizados
por los extravíos de la modernidad. Los artistas populares se mantienen en pie
con su propio esfuerzo en sus talleres en lugares remotos e inolvidables del
Perú profundo. Y muchas veces sin el reconocimiento oficial pues los alcaldes
prefieren la estridencia de la cumbia. El artista crea y recrea. Oscar hace
poco dejó las aulas del centenario Colegio San Miguel. Hoy está en el Instituto
de Arte y Cultura de la Universidad Nacional de Piura donde una legión numerosa
de universitarios concurre a sus talleres.
Los hermanos Aquino viven consagrados
al arte. Teófilo es un reconocido pintor y escultor. Eddy se dedicó a la
joyería como sus antepasados. Oscar destaca por sus esculturas que han dado la
vuelta al mundo. Sus creaciones han sido entregadas a Enrique Iglesias del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), al Nobel Mario Vargas Llosa y Daisaku Ikeda el líder del movimiento Soka
Gakai.
Los artistas que preservan la
tradición cultural no cuentan con el apoyo oficial. Al igual que los escritores
viven arrinconados por la ignorancia fortuita de gobernantes torpes para
contemplar la belleza y leer la producción literaria de poetas y escritores.
Los compositores de piezas para las bandas tradicionales han partido y no hay
como ayer esa pasión para, nota a nota, escribir partituras. Por eso las bibliotecas municipales no
reciben la atención que merecen ni se fomenta la lectura que despierta la
identidad de los estudiantes.
Ya es hora de despertar las
inteligencias consumidas por el tedio y la modorra. Como decía un apasionado
bibliófilo nuestros escritores despliegan toda su artillería retórica y verbal
para exaltar bandoleros. Nunca las inteligencias, nunca los artistas que son el
legado más valioso del humanismo y de la propia identidad. Ser lector y
escritor en el Perú es una tarea que requiere un esfuerzo de búsqueda, de lectura
compartida y conversación larga y amena. Hoy muchos municipios se han dedicado a las
demoliciones y colocación de placas con nombres de autoridades por vanidad.
En efecto, las placas inaugurales solo
buscan perennizar los nombres de innombrables pigmeos políticos e ingenieros de
obras deficientes para el olvido colectivo. Esta práctica egocéntrica antepone el
interés personal y desventurado prestigio sobre el bien común. La huachafería de la autopromoción, está en
todas partes y es tal la cantidad de placas que con todas ellas se podrían
tapizar los accesos del cementerio metropolitano. Producto de este desatino es
también la tala brutal y salvaje de más de 700 algarrobos para encementar
sardineles estrechos en donde los pocos sobrevivientes de esta masacre
ecológica duras penas se podrán mantener en pie. Las plantas requieren aire no
sólo para sus follajes sino para la raíz que cubre la tierra. Las raíces
cumplen la función de anclaje y absorción de aguas y nutrientes. Facilitan la
respiración de las raíces hoy acogotadas por el cemento. ¿Intervendrá la
Fiscalía Provincial Especializada en Materia Ambiental de Piura?
Conocen los artistas de la estatura de
Oscar Aquino que le esencia de su existencia es enseñar el arte a las nuevas
generaciones. El arte vislumbra eternidad, los denuestos se sepultan en la fosa
del olvido. Quien brilla con luz propia merece la gratitud de su pueblo. A
pesar de los pesares: la cultura, la lectura y el arte se mantienen en pie. El
mejor monumento de una ciudad son las bibliotecas, las galerías de arte en
donde resplandece la inteligencia y el saber. Bien se dice que las bibliotecas
y los museos son islas en el profundo mar de la ignorancia.
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