viernes, 20 de junio de 2014

ELEGIA A UNA CARPETA ROTA

Por: Miguel Godos Curay

Carpeta escolar un monumento a la escuela y el saber
“Un libro abierto es un maestro que habla, un libro sólo es un amigo que espera, un libro roto es un alma que llora”. Este recado escolar nos recuerda la viva utilidad de los libros. Una casa sin libros es como un cuerpo sin alma. Una morada inhóspita para la inteligencia y las ideas. Una carpeta rota y destruida en el aula universitaria  podría ser consecuencia del salvajismo con el que se regodea el desenfreno brutal de las bestias. Las carpetas son para las aulas como las butacas en el teatro. Son el espacio de comodidad para los concurrentes y para los alumnos. Su destrucción es tan brutal como el hacer añicos los pocos muebles de la casa. La mesa en la que los niños estudian y dibujan. La vieja silla es como el trono de la abuela. El primer mueble que ordenó papá al carpintero de la esquina y que fue hecho con amor, charolado de ternura. Pagado a plazos con decoro. Finalmente convertido en pieza fundamental de este hogar respetuoso de la vida. 

Después fue la mesa grande del comedor con seis sillas para cada uno de los miembros de la familia. Mesa de cedro duro en la que se celebraron con calor de hogar todas las pascuas. No es cualquier cosa. Ahí hincaron codos mis hermanos para ingresar a la universidad. Ahí en uno de sus extremos mamá  decoró pasteles y tartas en todos los cumpleaños. Es una pieza imprescindible de la casa. Ahí se colocó el cuerpo yerto de papá después de muerto hasta que trajeron el ataúd marrón de la funeraria. 

Ahí escribí todas las cartas de amor que te persuadieron y conmovieron tú aceptación con el corazón en la mano. Ahí en esa mesa la tiza de mamá trazó los vestiditos de sus nietos y la mortaja morada de la abuela. Ay si esta mesa hablara que cosas contaría sobre la distribución de la paga mensual en los gastos de la familia. Ahí se distribuyeron los escasos bienes de la familia. Ahí me quedé dormido leyendo  “El velero de Cristal” de Vasconcelos y el grueso ejemplar de editorial Aguilar de las “Tradiciones Peruanas” de Ricardo Palma.

No me digan que no sufre una carpeta destrozada en un aula de la universidad. No me digan que no llora ante la imposibilidad de ser útil a un estudiante venido de las alturas. No me digan que no siente la fatiga del estudiante cansado que viene de los rincones más apartados de la ciudad. No me digan que es un arrumaco indiferente a los sueños de ser grande de un joven entusiasta que estudia con garra. No me digan que sus tableros no son testigos de esos afiebrados idilios estudiantiles. No me digan que no siente vergüenza cuando con pasmosa complicidad es utilizada para la copia en un examen. No me digan que no acaricia sueños cuando su estudiante compañero se queda dormido consumido por la fatiga. No me digan que no es una herramienta para formar la conciencia de los pueblos. No me digan que no siente repugnancia cuando es usada por malos estudiantes para los juegos de envite.

La carpeta es al estudiante como el altar para el sacerdocio de los puros. Ahí mis largas horas de estudiante. Ahí se posa en la soledad de la tarde una inquieta avecilla sobrevolando a sobresaltos toda el aula. Ahí en esta simple carpeta defendimos nuestras ideas sin la tozudez de los tercos. Ahí se concentró nuestra rabia ante las injusticias. Ahí nuestra primera confesión de amor y el miedo reconcentrado del examen. El mundo ha cambiado pero no las viejas carpetas. Son como la pieza inseparable del taller del orfebre. Aún siento su aroma de madera, la belleza  de una carpeta nueva después de haberlas peleado, una por una, a la vieja cacasena, por aquel entonces, dueña del decanato. Aún resuena su desventurada insolencia, su pose de cacatúa ante mis claros argumentos frente al reclamo. Ella se mudara a naufragar en los mares de su insondable desatino. Las carpetas permanecerán por el paso de los tiempos en su utilidad heroica. Ellas sobrevivirán porque tienen un lugar de gratitud en la memoria. Pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar. Diría el poeta Antonio Machado.

Aún se escucha en las mañanas el trino de las aves mientras llegan los estudiantes. Cada  carpeta tiene nombre propio, todas aguardan al ausente del fin de semana. Otras destrozadas sufren su doloroso ciclo de vida y se resisten a morir. Otras destrozadas por la venal indiferencia envejecieron pronto de puro maltratadas. Otras permanecen en pie como el arsenal dispuesto para la batalla. Una carpeta bien cuidada u otra arrancada de la incuria mal agradecida. Son un bien para todas las almas.

Cada esfuerzo de cuidado y conservación es un legítimo premio de gratitud del que se hizo grande. Una carpeta en un país en donde tan maltratada está la educación es un monumento. Tan elocuente como el reconocer la dignidad del buen maestro. La carpeta sobrevive hoy como la pluma estilográfica de tinta. Es un instrumento del saber en su humildad de simple soporte de la humanidad estudiosa. La carpeta podrá cambiar su forma por las sutiles variaciones en las que incurre la modernidad en esencia cumple la misma y extraordinaria función.

Los matices son productos de la función y el uso correcto. La universidad no es el espacio físico sino el sutil escenario en el que se encuentran para compartir conocimiento, maestros y alumnos. Como en los viejos muros de la catedral donde surgió la naciente universidad en Occidente. Las carpetas y los atriles de cátedra son parte del escenario académico. Son atributos de la vieja escuela, la universidad y el aula abierta. Dónde el viejo púlpito abrió paso a la ciencia y la verdad sopló a los cuatro vientos. En las carpetas se sientan los discípulos con comodidad para escuchar la lección de los maestros. Al mismo tiempo que  con agudeza recogen las ideas que contiene la lección del dómine.

Cuidemos la carpeta que nos acoge y nos espera. Ella merece un trato digno y agradecido. Conservarla prolonga con gratitud su vida. Y dice mucho de nuestro educado trato. No se acomodan las bestias al servicio desprendido. Para ellos bien da arrastrarse por el suelo como las serpientes. Nunca aprenderán a contemplar el cielo ni a entender el titilar de la estrellas. Nacieron para sentir el polvo de todas las derrotas. En la soledad del aula conversan en silencio en cada noche. Los búhos son testigos de este diálogo alucinado. Hasta que en las primeras horas del día cobran vida con el juvenil entusiasmo. En la alegría estudiantil está la sustancia que da vida a la materia inerte. Tras el saber por el saber, mismo, la gratitud habita en el rostro de los jóvenes.

jueves, 12 de junio de 2014

SALMOS DE PAPA: SABIDURIA RECONCENTRADA DEL ALMA

Por: Miguel Godos Curay

San José ,prototipo del padre abnegado.
Guardo de mi padre entrañables recuerdos en la memoria. De él aprendí aquella frase que dice: “Acción y decisión” para hacer las cosas. “Para todos amanece Dios…” para referirse a la democracia de las posibilidades humanas. Cuando el tío alcalde le pidió su opinión respondió “Somos dueños de nuestro silencio y esclavos de nuestras palabras”. Cumple lo que prometes.  Los municipios antes eran honorables porque nadie recibía paga por su servicio a la ciudad. Hoy son un botín que engorda a los inútiles. Cuando le pregunté por el menester  de los regidores me respondió socarronamente: “calentar la silla”. Y tenía razón.

Cuando le preguntaban ¿cómo hacía para alimentar a su numerosa prole de once hijos?. Respondía Dios proveerá pero el padre trabajará. La mejor inversión en los hijos se llama educación. La cortesía abre puertas en todas partes. Toma decisiones con criterio y con mesura. Nunca hagas a otro lo que no quieres hagan contigo. Respeta al que sufre y al desvalido son pruebas que a la vuelta de la esquina te las pone Dios. Los borrachos y los locos dicen siempre la verdad. Los primeros porque no tienen cordura  y los segundos porque la inteligencia se les derramó. Ahorra siempre para mañana, al que ahorra nunca le falta. Al que se endeuda todo el mundo reclama.

Aprende de todo, el hombre de todo se vale en la vida. En todo momento ten una mejor disposición para aprender. Ejercita tu inteligencia con la lectura.  El que no lee aletarga su memoria. Que tus trabajos y tus obras hablen por ti en todo momento. No te sientas nunca ni grande con los pequeños, ni pequeño con los grandes. El sometido y el sumiso tiemblan de miedo pero nunca tienen la confianza  de quienes los rodean. Tienes que ser generoso con tus padres. A ellos no sólo les debes la vida, sino el tener patria, el tener nación, el tener cultura, el tener nombre.

Al comer comparte y reparte. La gratitud de hoy es un premio del mañana. Nuestras vidas son los ríos que van al mar de Paita. Que tu nombre resuene  no por los cargos que tienes y ocupas sino por tu inteligencia y honestidad. El dolor estremece el alma y educa. Nunca te arrepientas de tus decisiones pero si estas equivocado admite tu error. Las cenizas de los padres de tus padres siempre serán reliquias venerables. El que no tiene pasado jamás tendrá presente. Que grosero es hablar de ti mismo pero es insoportable hablar de los demás. Es ley de la amistad nunca hablar mal de los amigos y también de los enemigos.

Los malos tiempos duran poco para el que se esfuerza y trabaja. Y duran mucho para el que se lamenta toda la vida. El que es fiel en lo poco será leal en lo mucho. No existe sana envidia como dicen unos. Lo que existe es la enferma envidia del que se retuerce con el logro de los otros y con los bienes ajenos. Asúmete cómo eres y no gastarás en tinta para las canas. El pez grande se come a los peces chicos tontos. Los inteligentes sabrán siempre enfrentarlos.

Decían los abuelos el molino no muele caña y si muele, muele con maña. Dios está contigo siempre aunque le ocultes lo malo que hagas. Hay quienes comen caballa y eructan pavo. Bendice todo lo que comes porque viene de Dios. El que desprecia la comida del pobre rechaza  el bocado divino más preciado. Dios te pone a prueba todos los días pero no anda diciendo trabalenguas ni adivinanzas. Los médicos escriben enredado porque quieren  que no les hagan caso. Los médicos que cobran por adelantado lo hacen por si acaso se les muere el paciente. Médico que no ausculta a su paciente es peor que  brujo y farsante. El médico de la familia conoce todos tus males y no lo puedes engañar. Preferible es un asno humilde que caballo incorregible. El que presume mucho de lo que tiene padece carencia de humildad y sinceridad. Las personas no valen por lo que tienen sino por lo que saben. La utilidad del reloj es el recordarte lo que tienes que hacer sin palabras. Este país requiere reloj y coraje para ponerse de pie.

Los que mucho saludan a la bandera finalmente acaban por ofenderla con sus actos. Candidato, viene de cándido, el que simboliza con su túnica blanca, el candor del limpio de corazón y de manos. Algunos  candidatos tienen alma de calzoncillo sucio. Los políticos y los zancudos son una epidemia. Los primeros  no se ahuyentan con palo santo y los segundos pican a todo el mundo. Todos fuimos alguna vez como el camión último modelo. Todos envejecemos irremediablemente, el que diga que no con el tinte me entiendo yo.

Anota siempre  el bien que hagas no sea que te olvides por la ingratitud de la memoria. El que tiene enemigos pierde el tiempo en defenderse. El que tiene amigos puede usar su tiempo en crecer todos los días. El oro  más valioso es el de la gratitud humana. La ingratitud es como el oro falso, no vale nada. El amor que no se entrega en la vida es como la peluca postiza con la que se disfraza la muerte. La mejor bendición de tus padres es el ejemplo.

Las luces del entendimiento te permitirán nutrirte de la lectura. Algunos haraganes creen que la lectura afecta la tutuma. En realidad ningún inteligente  se ha muerto por leer y por pensar. El ajedrez es muy bueno porque te obliga  a pensar en una guerra en la que se enfrentan las inteligencias. Quien duerme más, trabaja menos. Quien roba sueños a la madrugada vivirá cansado todo el día.

Cuando visites el camposanto recuerda que ahí tienes un sitio asignado. Este es el único lugar en el que los que entran no quieren salir porque descansan eternamente.  El abecedario enseña las letras con las que mañana elaboras las palabras que designan a las cosas. Te gusta reírte de los payasos porque sus acciones y sus ocurrencias son siempre risibles. Pero al mismo tiempo te enseñan  que en tu vida no puedes conducirte como ellos. Dejarás sin trabajo a tan entretenidas personas.

Las gitanas con el naipe y la ceniza dicen que adivinan la suerte y los ingenuos las buscan, suerte de las gitanas. Entre gitanos nunca se adivinan la suerte. La gitana vieja ya no adivina, las gitanas mozas aplican  su experiencia. Si crees en las gitanas que son de carne y hueso. Mucho más debes tener confianza en Dios que de tu vida lo sabe todo. Buda fue un gran maestro, con razón el iluminado de oriente. Cuando las crédulas le rascan el ombligo en pos de billete. Lo único que consiguen es provocarle un semblante sonriente.

El mejor amigo del hombre es el perro. Es un compañero de lealtad incomparable. Los perros sienten el cariño y con su olfato huelen la naturaleza extraviada de los perversos y detestables. Su compañía es siempre grata y placentera para los niños y para los ancianos. No sólo son el mejor guardián sino un soporte de  cariño. Nunca lo abandones. No hagas con ellos lo que humanamente te gustaría no hagan contigo. ¿Te recortarías las orejas como hacen con algunas mascotas? Un perro haría por ti lo que no haría el mejor de los amigos. Dar su vida. Perros y gatos son irreconciliables, pero si desde pequeños los educas, se transforman en buenos amigos. En algunas ocasiones la nobleza de los animales supera a la de los hombres. Puede haber personas mal agradecidas. Lo que no he podido nunca ver es que un perro escupa la sopa que le brindas. El perro y la soberbia son irreconciliables. Papá, papá, sabiduría reconcentrada en el silabario humano de la esperanza.

domingo, 8 de junio de 2014

CUMANANAS Y TRADICIONES POPULARES:


Por: Miguel Godos Curay

En Piura se mantienen vivas las expresiones de la cultura popular. Una de
ellas son las técnicas culinarias
Las coplas populares en Piura recorren los caminos de Huancabamba, Morropón y  Ayabaca. Coplas y tonadas compiladas por León  Mera, en Ecuador, se preservan en la memoria de pobladores de Yapatera y Morropón. Las cumananas son el repertorio vivo del coplero piurano. Cumanana, para unos es la versada de los zambos de Cumaná. Otros la emparentan con el kimbunde un dialecto africano de los negritos esclavos en las hipnóticas haciendas del Alto Piura. Se trata de cuartetos populares interpretados en la jarana montubia por cantadores espontáneos y majadores de arpa. Nada está escrito los versos se repiten de boca a oreja.
El golpe del  cajón del arpa, acompañado por el rascado de las cuerdas inicia el ritual de la jarana. “Copa…copa…. copa repiten acompañados por las palmas mientras los cantores afinan la voz. “ Veinticinco limones/ carga una rama/ carga una rama”  repite la voz primera mientras la segunda responde “Y amanecen cincuenta, / cada mañana, cada mañana”. Nuevamente la primera ingresa con otra versada. “Tuyos son…tuyos son/ ay… los claveles de mi corazón.” “De todos los animales quisiera ser como el zorro/ de todos los animales quisiera ser como el zorro /para comerme a la gallina/ y dejar al gallo sólo”. Responde la segunda. La jarana está en su punto.

No hay jarana sin trago. Se bebe aguardiente de caña. El trago fino por su pureza es la pócima, el alcohol de la primera destilación. Después de la pócima viene la primera, luego el aguardiente, en orden y jerarquía están los alcoholes de baja ley denominados: cachaza, vinillo y resaque. Son el enjuagatorio. El zumo de los dioses es el guarapo. El jugo de caña fermentado. Dulce al saborearlo pero embriagador e imprevisible a los  ocasionales bebedores. Guarapero se llama al bebedor consuetudinario. La destilación del guarapo se realiza en el porrón y el producto de la destilación se preserva en cántaros de barro, antiguos y centenarios.
La caña se muele en el trapiche cuyo tornillo de bronce puede ser movido por una bestia. El jugo de la caña no destilado  está destinado a la producción de dulce para el consumo familiar. La pequeña producción industrial se convierte en chancaca, alfeñiques o bocadillos que proveen las ferias. El bocadillo requiere maní y fuerza de brazos. El buen bocadillo, no empalaga, es agradable y provee a los feligreses de las ferias regionales.

Sin aguardiente no hay jarana. Si la reunión se realiza entrada la noche se prepara al primer hervor el “calentado” o el “canelazo” con aguardiente, hojas  de lanche y rajas de canela. De este modo se tibian los convidados. En Piura, coplas populares fueron recogidas por Enrique López Albújar, el presbítero Miguel Justino Ramírez, el poeta Teodoro Garcés Negrón y últimamente por Alberto Alarcón Olaya. La cumanana no se reduce a un cuarteto o a un  verso suelto y bienaventurado sino a una cadena interminable en donde se desliza la lisura y la inteligencia improvisadora de los pobladores. Un verso se encadena con otro  en un desafío oral en donde finalmente triunfa el que sorprende por la agilidad de sus respuestas. Cada pie de verso alude a un tema. Podría tratarse el  tópico político,  la belleza femenina,  la naturaleza,  las virtudes y defectos de los actores cotidianos o hasta la misma muerte.  Alrededor de los contrincantes se arremolinan los curiosos que incluso celebran apuestas o aplauden al compás del cajón festivo y mansurrón.
“Si Sánchez Cerro viviera ay,ay, ay/
Si Sánchez Cerro Viviera ay, ay, ay, ay /
no hubiera ningún aprista/ si señor….
y solamente  mandara  Luis. A. Flores y la urrista.”
 
“Si quieres ingrata  cambiar de marido,
búscate uno del gobierno regional,
que ande en camioneta mañana y tarde
y coma bastante,  sin gastar un real”.

Le ando buscando a mi suegra
camioneta como la del gobierno
para que se vaya y no regrese
del último rincón del infierno”.

El metro predominante en la cumanana es el octosílabo, con rima consonante. El octosílabo es el verso castellano tradicional. Con él se urdían las letras de las canciones populares y las coplas de ciegos que mendigaban en las puertas de las iglesias. Los tópicos son variados. En la sierra de Piura hay ciclos  que evocan y  recuerdan  a los actores cotidianos. Uno de ellos es el de la toma de Piura por los chalacos el 28 de enero de 1883 y las sucesivas montoneras que apoyaban a Andrés Avelino Cáceres o a Miguel Iglesias. Otro es del Froilán Alama el temible bandolero, pero también el de Rosita Ruidías una mujer de armas tomar que cansada de los maltratos del marido tomó la firme decisión de escarmentarlo ejemplarmente. Lo que motivó la huida del cobarde al Ecuador. Rosita, refieren, era aficionada a la vihuela y de puro desdén cantaba al amor de alguna mujer que le quitó el sueño.
Hay quienes afirman que  Yapatera es tierra de cumananas. Sin embargo, las coplas recorren los caminos y atraviesan fronteras. Para los campesinos es una forma divertida de conjurar la tristeza. En algunos casos se convierten en chanza y burla contra las malas autoridades. Muchas de ellas ridiculizan al alcalde, al juez o al policía que incumple sus funciones. La cumanana atrevida  es curiosamente graciosa pero no insolente. En las coplas siguientes hay referencias a los genitales masculinos y femeninos. Todos las celebran porque la lisura se convierte con jocosidad  pícara en sutil humor y fina ironía.

“Ya salió la luna hermosa
y el lucero la acompaña  
qué triste  se queda el  hombre
cuando la mujer lo engaña”. 

“La cosa de las mujeres
pesa una libra y 16 onzas
pero yo la tengo balanceada
en la romana de mis bolsas/”.

“Sin saberlo me enamoré/
de una preñada doncella,
ella se desempreñó /
y yo quede preñado de ella”.

En la punta del cerro  negro,
lacearon al toro mocho,
dicen que lo lacearon
con las barbas del bizcocho”.

“Anoche me comí un bizcocho,
 no sé de qué panadero
 y por más que me lo comía
el bizcocho se quedaba entero”.

La literatura oral habita en los rincones alejados de la sierra de Piura en donde aún subsiste el golpe de tierra, el arpa, majadores y cantores. Todo surge de la picardía natural de los pobladores, sin embargo, necesita ser rescatada del  olvido. Cuentos infantiles, cantos rituales como la elegiaca “Salve de las Vacas” entonada al filo de la madrugada en honor del difunto aún se preservan pese a las arremetidas de los amplificadores y la modernidad funeraria. Devocionarios y oraciones anotadas en cuadernos son parte de esa tradición oral  que se diluye en la memoria como el agua entre los dedos. Aún en los sepelios se mantiene la costumbre de arrojar granos de trigo, arvejas y frejoles a lo largo del cortejo.  En algunas comunidades se baña el cuerpo en el torrente próximo. Rezadores y rezadoras  acompañan los nueve días del duelo hasta que se levante el Cristo. Todos participan en el ritual, los niños y los viejos. El tiempo no se detiene. A todos nos acompaña esa desolación que provoca la muerte de un abuelo. Una sensación terrible como cuando se incendia una biblioteca. En Colombia, los maestros emprendieron una cruzada nacional para acopiar tradiciones y leyendas, recetarios de comidas, topónimos, calendarios religiosos, recetas de la farmacopea popular, y nombres de objetos. El producto final resultó un maravilloso rescate de la cultura popular. Una gratificante contribución a la identidad y al regionalismo viva energía de la tierra que se resiste a la ausencia. El maestro Otto Morales Benites, uno de los gestores de la propuesta, remarcó, que los pueblos tienen una cultura viva y se resiste a desaparecer  frente  a las afanes demoledores del consumismo y la modernidad.