domingo, 28 de abril de 2013


LA CHUNGA, PIURA Y EL HEROE DISCRETO
Mario Vargas LLosa, asistió al estreno de "La Chunga" en el Teatro Español
de Madrid

Por: Miguel Godos Curay

El héroe discreto, la próxima novela de Vargas Llosa, narra la historia de dos hombres, el pequeño empresario piurano Felícito Yanaqué que es extorsionado por quienes codician su fortuna. La otra historia paralela es la de Ismael Carrera, propietario de una exitosa aseguradora cuyos dos hijos vagos y holgazanes trataron de matarlo. Ambos personajes son héroes discretos que buscan sobreponerse a la adversidad de un mundo plagado de mezquindades. Se trata de un melodrama con una nota de humor negro en el Perú actual, pujante y paradójico, representado por dos escenarios de prosperidad económica: Piura y Lima. Felícito se enfrenta a los chantajistas, Ismael urde un vindicativo plan de venganza. En  El héroe discreto reaparecen don Rigoberto, doña Lucrecia, Fonchito, el sargento Lituma y los inconquistables.

La extorsión es un procedimiento delincuencial que amenaza a muchos pequeños empresarios en el norte y  sur del Perú. El procedimiento común es la utilización de teléfonos celulares desde las prisiones  y en otros casos la amenaza criminal de los sicarios. Contra estas bandas ha resultado insuficiente la acción policial lo que ha obligado a optar por personales medios de protección. Sin embargo, la violencia sigue indetenible ahí en donde la economía exhibe signos visibles de florecimiento. Vargas Llosa se sitúa en un Perú  de prosperidad económica donde los héroes se enfrentan a acontecimientos que amenazan sus deseos , sueños y desvelos.

Esta semana que pasó Vargas Llosa concurrió al Teatro Español en Madrid al estreno de La Chunga, pieza teatral, que transcurre en los calenturientos arenales de Piura. Caracterizó a La Chunga la actriz Aitana Sánchez-Gijón quien a decir del escritor estuvo estupenda. La Chunga es una mujer dura y curtida que se mantiene en pie pese a los embates del machismo y la barbarie. En los ensayos y en el estreno Piura estuvo presente. Los silbidos y la danza de cuchillos del viento en los arenales se sintieron en la sala como si un viaje imaginario hubiese conducido al  escritor a Piura.
La Chunga y Mechita caracterizada por Irene Escobar transportaron a los madrileños a Piura. Según la trama Josefino después de perder todo en la timba, le propuso a la Chunga cederle a Meche a cambio de un auxilio monetario. Lo que sucede en el cuarto de la Chunga con Mechita es motivo de especulación entre los  inconquistables. Josefino, José,  Lituma y el mono. La disímil evocación  de lo que sucedió en la habitación de La Chunga es la sustancia  de la acción teatral. La Chunga resume la historia prostibularia de Piura registrada en La casa verde.

Piura, sigue siendo el descarnado escenario de un mundo preñado de sórdidas vivencias. Los personajes están ahí en el iluminado territorio  de los lenocinios al filo de la carretera. En los recuerdos de los pasillos y boleros que llevaba el viento desde los muros del Viduque camino a Catacaos.  Sólo quedan los inasibles pasos de doña Rosita, de la flaca Inés  y Josecito cuya vida oculta se empecinan en cubrir con olvido e indiferencia quienes ayer disfrutaron  de memorables momentos de placer a sus expensas. El viento no se detiene y raudo avanza esparciendo a su paso la arena que juguetea con las fantasmagorías de otros tiempos.

sábado, 20 de abril de 2013


¿COLITAS UNIVERSITARIAS  O DIGNIDAD HUMANA?
Por: Miguel Godos Curay


Un concurso de colas de pelicano es una alternativa que no lesiona la dignidad
Un concurso de  “colitas universitarias” acaparó  esta semana la atención  de los lectores. Un denuesto así no puede ser otra cosa que la bestialidad de una universidad que no es universidad en donde se espera resplandezca la inteligencia. La “cola” por más respingada y  notoria que sea  es siempre la fase terminal  del intestino. Y cumple la función  de excreción necesaria para una vida saludable. El bolo alimenticio se digiere y se excrementa. La colita, en efecto cumple su función. Y un concurso de colitas no es sino una demostración visible de glúteos lubricados. La parte inferior del ser humano. Es posible que así como se realizan concursos de colas femeninas, más tarde se les ocurra a los promotores de estos eventos realizar un concurso de prominencias masculinas. En donde  se aplicaría la necesaria equidad de género que debe acompañar estas competencias. Habría que imaginar a los organizadores y al jurado regla en mano cumpliendo con seriedad su labor escrutadora.
Otro sería un concurso de cerebros y creatividad que es la parte superior del cuerpo, del cerebro de la inteligencia. Concursos de destreza  en los que se utilicen las manos y en donde la competencia deportiva anime la aspiración y el logro personal. Advierto que  no me opongo a los concursos pero detenernos en un territorio humano que el buen criterio aconseja respeto y pudor es un naufragio. Mostrar traseros sin rostros es en cierto sentido doblegar  el profundo  significado de la dignidad humana. Una reducción animal intolerable.

Explico. La palabra latina rostrum de donde se deriva rostro significaba la proa de un barco. El rostro simboliza a la persona.  El rostro está dotado de gracia, es el espejo del alma es un atributo humano. No se puede separar el rostro del cuerpo. Cuando el arcángel Gabriel saluda a María le dice: Dios te salve María llena eres de gracia, le está diciendo que es bella, graciosa, esplendor espontáneo. De modo que el cuerpo humano, la faz que produce gracia y encanto natural exige un trato digno, decoroso y respetuoso de las personas.
Pensamos que hay territorio basto  para nuevos y novedosos concursos que no desciendan  al extremo denigrante, o como advierten los concurrentes, “de un lascivo concurso de culos”. Todos y todas merecemos respeto como personas. Es más deseamos que nuestras hijas y alumnas reciban un trato humano honesto y decoroso. Es probable que muchos de los lectores no compartan mi punto de vista. Soy respetuoso de lo que opinen y hagan. Pero también es cierto que no tolerarían que lo que hoy hacen con algunas jovencitas aviesas en pos de notoriedad se haga con su entorno  familiar próximo. La belleza tiene cánones elementales distanciados del mal gusto y la procacidad.

Piura necesita  de concursos  que eleven la vivencia de los valores. Por ejemplo, las competencias de saber, de aseo y de limpieza vecinal, de barrios que plantan árboles, de niños y jóvenes  que destaquen por su creatividad e inteligencia, competencias deportivas, concursos de grafitis en donde se perciba el arte, concursos de reciclaje en donde se haga un favor al medio ambiente. Estamos convencidos que hay que elevar  en el piurano no sólo sus aspiraciones colectivas sino su extraviado sentido estético y el necesario respeto a la persona humana.

A PROPOSITO DE LA COCINA PIURANA
Por: Miguel Godos Curay

La Cocina Piurana, Ensayo de Antropología de la Alimentación es un estudio pionero de  las investigadoras del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de París  Anne Marie Hocquenghem y Susana Monzón. Los estudios realizados en 1986 recién vieron la luz en octubre de 1995 gracias al Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA). El libro presenta un inventario de 315 recetas cuyos procedimientos de preparación culinaria  muestra la preservación de las añejas técnicas tradicionales. Acompañan esta edición 80 fotografías registradas en el escenario natural en donde se despliega la vivencia de los actores sociales. Este estudio pionero de cuyo prólogo soy responsable junto con Manuel Dammert merece ser reeditado no sólo por la profundidad científica con la que se aborda el tema sino por corresponder a ese territorio humano en donde se reflejan las tentaciones terrenales de lo crudo y lo cocido.
El acelerado proceso de globalización  y la irrupción de la modernidad no han acabado con la cocina tradicional piurana por el contrario la ha internacionalizado con un inusitado potencial. Sin embargo, en las zonas más apartadas de la sierra piurana se preservan procedimientos y enseres utilizados en la preparación de los variados y deliciosos platos. Piura tiene un extraordinario patrimonio culinario que urge conservar frente a los pretenciosos afanes del marketing y la dictadura del consumismo. Hay platos originarios pero también otros venidos de fuera integrados al contexto culinario local  y considerados por los consumidores como autóctonos y propios.

Desde el punto de vista tecnológico existe un estilo culinario piurano que guarda correspondencia con el medio ambiente y la geografía. Otro elemento fundamental son los productos utilizados en las preparaciones y los hábitos alimentarios. En Piura existe un ciclo cotidiano de comidas pero también una jerarquía propia de las comidas de fiesta y ocasión especial. Como en cualquier cocina con tradición los utensilios  originarios son variados. Sumemos a ellos procedimientos mecánicos, operaciones de fraccionamiento utilizadas y los procedimientos bioquímicos, destinados a la conservación de los alimentos. Las fórmulas del sabor  están reconcentradas en los condimentos que definen estilos y variantes. También las técnicas de cocción para cocer los alimentos así como las instalaciones necesarias. Piura tiene sus propios estilos culinarios, su magia y su misterio.
La  tradicional cocina piurana tiene su propia alfarería culinaria para la confección de ollas y tiestos. Nuestra cocina utiliza una gran variedad de  productos alimenticios producto de la pesca, la cría, la caza y la agricultura practicadas en los diversos pisos altitudinales del relieve piurano. El pescado procede de Paita, Sechura y Máncora. Los diversos valles surten los mercados y favorecen el intercambio de frutos deliciosos .En los corrales se crían porcinos, aves, pavos y patos. Junto a los bosques, vacunos  y caprinos que proveen de carne, leche y quesos. En la sierra fría predominan los vacunos y ovinos.

La cocina piurana reúne en su formación muchos aportes. En la costa la tradición culinaria de los pescadores prehispánicos. En los valles se asentó una cocina mestiza que también incorporó rasgos de la cocina africana. Los grandes hacendados introdujeron y conservaron modos y costumbres europeos bien documentados en los recetarios familiares con  exóticas preparaciones francesas, alemanas y vienesas.
Los alimentos que consumen los piuranos son de origen vegetal y animal. Zapallos, sandías, sarandajas, frejol de palo, plátano de seda, camotes, chilenos, etc. Maíz para los tamales, el mote y la chicha de jora. Los temporales surten las despensas de granos y frutas. Dentro de los animales están el chancho que provee de manteca y carne tres veces al año. Están también los vacunos, caprinos y ovinos. En la cocina serrana los cuyes. Entre las aves no faltan gallinas, pavos y patos.  Entre los peces las especies son variadas: caballas, lisas, cabrillas, cabrillones, cachemas, congrios, tollos, guitarras, jureles, tramboyos. A los que se suman calamares, conchas, cangrejos y percebes.

En la Piura de ayer se consumían un promedio de tres a cuatro comidas diarias. Un desayuno copioso y una merienda liviana. Los dulces no se apreciaban como postre sino a media tarde. Y entre las bebidas calientes predomina el café y las aguas de vieja, yerbaluisa, anís, hoja de naranja y lanche. Entre las bebidas para acompañar el almuerzo estaba la chicha poco a poco desplazada por la cerveza. Los refrescos se estilan especialmente en el caluroso verano. Entre ellos la limonada y el refresco de tamarindo. La Cocina Piurana es un libro que urge reeditar por aquello de que en sus páginas se encuentran las raíces de su identidad.