domingo, 26 de junio de 2011

RIFIFI EN PIURA


Por: Miguel Godos Curay

Que un regidor imbécil juramente a alcaldes escolares por Dios y por la plata. Que las aguas negras inunden la ciudad y que contemos diariamente víctimas inocentes asesinadas a mansalva por delincuentes y pandilleros no nos llama la atención. Como tampoco despierta la curiosidad de nadie que los efectivos policiales se concentren en los modernos centros comerciales privados mañana, tarde y noche. Mientras los indefensos de siempre, los ciudadanos de a pie que pagamos impuestos a cambio recibimos la indiferencia del Estado.

Piura, se ha convertido en espejo de la violencia brutal y salvaje que se produce en otros lugares del país. Resulta preocupante que los mismos acontecimientos que se registran en el sur también se reproducen con estupor en Piura. Veamos el caso del auto incendiado de un conductor irresponsable, causante de la muerte de un menor en Castilla. Otro es el caso de los chantajistas que amenazan a los propietarios de vehículos cobrándoles cupos. Igual sucede con cualquier persona que recorre la ciudad, podría ser asesinada por el robo de un celular o un par de zapatillas. Jóvenes universitarios, nuestros hijos están expuestos a la vesania criminal.

En el plano laboral sucede lo mismo. Los obreros de construcción que anteriormente consumían cebiche y chicha. Hoy consumen drogas y son potencialmente muy peligrosos, cuando para conseguir cupos laborales, utilizan métodos violentos. Lo propio sucede con los paros y huelgas. Se han convertido en el procedimiento para patear el tablero, enervar demandas sin importar el perjuicio económico a terceros. Unos ganan otros pierden a río revuelto. Irremediablemente.

El peligro mayor, sin embargo, no es la instalación del crimen en la ciudad. Sino la indiferencia institucional y cívica de los piuranos. Nos hemos tornado indiferentes y en cierta medida cómplices de la criminalidad pues promovemos indirectamente los detonantes del delito. La prostitución y el expendio de drogas se ha posesionado del jirón Loreto. Hoy las combis tienen que desplazarse con vidrios y puertas cerradas por el jirón Sánchez Cerro pues los arrebatos están a la orden del día. Sume a todo ello las parrilladas en el barrio, los grifos y los “huecos” donde se vende alcohol sin control. Otros son los puteríos camuflados en la zona industrial de la ciudad.

El problema no pasa por declaraciones bien intencionadas de las autoridades policiales y el sistema de videocámaras que promete la Municipalidad. También fallan otras instituciones responsables de penalizar los delitos. Los delincuentes entran y salen de las Comisarías como sin nada y los ciudadanos transitan indefensos. Los robos de menor cuantía son parte del folklore cotidiano. Las pandillas de indeseables pululan por el mercado, en especial, ahí donde el municipio permite el expendio de alcohol y la trata de blancas. Todo el mundo conoce perfectamente donde se expende alcohol y dónde fomenta el meretricio. De modo que como dicen los propios comerciantes a nuestras autoridades. “No se hagan los chanchos rengos”.

¿Qué Hacer? Lo que tenemos que hacer todos los ciudadanos es expresar nuestro público rechazo a la violencia en todas sus formas. El vigilar a nuestras instituciones para que no nos pinten pajaritos y nos engañen. Todos los piuranos juntos somos más que los indeseables y los asesinos. ¿Acaso no tenemos capacidad de indignación?. El párroco del Santísimo dio el primer paso. No podemos ser indiferentes cuando esta amenaza se cierne sobre nuestros hijos y nuestras familias. Y si muchas autoridades están pintadas. Exijamos con seriedad y por justicia, el cambio.

domingo, 19 de junio de 2011

LOS COBARDES NO ENTRAN A PALACIO


Por: Miguel Godos Curay

Refiere López Albujar que en el patio de la Casona, de la calle Tacna, don Juan Manuel Grau hacía colocar pólvora que encendía con una yesca para ver cual de sus hijos pestañeaba con la detonación. Miguel, el más alegre pero el más bizarro de sus hijos se distinguió siempre por su valentía y arrojo. Antes de cumplir los 10 ya había experimentado las peripecias del naufragio, era fornido e incansable en la natación y el buceo a pulmón. Dicen que podía coger un mazo de cartas y partirlas en dos con sus fuertes manos. Y los tornillos y tuercas oxidados no se resistían a la fuerza poderosa de sus dedos. Quienes lo conocieron dicen que la voz no correspondía a su cuerpo. Pero alegre, leal y consecuente con su palabra. Grau tuvo diez hijos. Y como padre fue realmente un verdadero ejemplo. Sus cartas traslucen su plenitud humana y su nobleza a toda prueba. En política fue limpio y transparente. Virtudes ausentes y extrañas entre quienes se alimentan de la intriga, el chisme y el interés propio. Grau se convirtió en el egregio héroe del mar en el Pacífico y se inmoló consciente de su epónimo sacrificio. Mientras la burguesía corrupta ponía a buen recaudo su fortuna y el país se desangraba. Grau se inmolaba en Angamos. Tenía sólo 45 años. Y nos los sesenta y setenta que le endilgan los estatuarios. Como si la gloria y las buenas virtudes envejecieran a los hombres.

Hace algunas horas, por esa lealtad invariable que existe entre el lector y el encuaderna libros asistí a las exequias de don Abraham Abadie Gómez. Sus deudos, repitieron en el adiós postrero una de sus frases favoritas: “Los cobardes no entran a palacio” y se fue despedido, por mariachis, al son de sus rancheras favoritas. Confieso que en Piura las despedidas son inolvidables. Siempre es bueno expresar los deseos póstumos. Porque es bueno morirse con la elegancia de un buen momento. Los acontecimientos tristes y dolorosos son impropios de una partida como Dios manda.

Escribe Víctor Delfín que en Bellavista, en el Bajo Piura, es una costumbre vieja el comprar el ataúd y guardarlo izado en las trancas de la casa como una encomienda que no parte o dejarlo bajo la cama. Entonces el dueño puede acomodarse en el cuando quiera o lustrarlo con trementina para preservar la madera. Tengo gratísimos recuerdos de Renán Estrada Távara, además de periodista fue cultor de la buena música. Del cancionero romántico y tropical. Fue un hombre bueno, animador de iniciativas, consecuente con causas nobles pero sobretodo incombustible bohemio. Personaje de un tiempo que hoy no existe. Sin él las páginas de un diario eran como dieta de enfermo sin sal y sin pimienta. El añadía al periodismo esa cuota de pasión romántica difícil de volver a encontrar. Y por eso inolvidable.

Otro personaje profundamente humano y ligado al periódico fue Aldo Cango Seminario. Consecuente con sus ideas. Unido a su cámara por eso vínculo indisoluble entre el lente y el ojo que mira. Cango fue personaje en mil y un contiendas. Anecdotario viviente. Aprista hasta el tuétano. Con él el periodismo era una aventura irrepetible y una batalla nunca culminada con la competencia. Cango de la estirpe de los Seminario fue un papá insobornable. Un apasionado por su oficio y por sus hijos.

Otro hombre de fibra fue Luis Antonio Paredes Maceda, cuando el Apra lo proscribió por distinguir a Luis Zegarra Caminatti presidente de Corpiura. Piura lo eligió Presidente Regional. Paredes se ganó la adhesión popular. Lo respetaban sus opositores y sabía ser consecuente con sus amigos. Se fue cuando Piura esperaba mucho de él. Se fue así como ingresó a la actividad pública, sin dinero ni fortuna. A él no se le puede incluir en la lista de los medradores y de los que hicieron del ejercicio público un botín. Paredes pagó con su vida el acoso de la dictadura que lo despojó de seguridad y lo dejó a tiro sin protección. Su vida fue una presencia y ausencia al mismo tiempo. Una estrella fugaz que dejó una indeleble huella. Lo acompañé en la Municipalidad de Piura y como testigo de excepción en la histórica elección presidencial en Tumbes.

Ejemplar, en Piura, fue Godofredo García Baca. Con él debatí mucho sobre la minería en Radio Cutivalú. Posteriormente conduje el histórico debate agro minería en la Plaza de Armas de Tambogrande. Por la minera Manhattan Sechura concurrió Roberto Obradovich y por los agricultores tambograndinos Godofredo García Baca. García Baca tenía una lúcida visión de la agricultura. Manejaba cifras y argumentos. Siendo aprista lo aplaudía y lo respetaba la izquierda. Persuadía, llegaba al corazón del pueblo. Los políticos envidiaban su popularidad. Y ante las tentaciones de una probable candidatura postergaba las simpatías hasta un mejor momento. Con la muerte de García Baca se ensangrentó esta contienda no culminada de las vocaciones productivas de Piura.

En este recuento personal no podría dejar de nombrar a dos personajes inolvidables Carlos Carrasco y Ricardo Castillo, apasionados del periodismo. Empezamos juntos en la Universidad de Piura y aunque escogimos caminos diferentes nunca perdimos ese vínculo humano que no tienen los periodistas que viven de la adulación servil, la inconsecuencia y la sospechosa desconfianza. Ambos sintieron pasión y garra de futbolistas por el periodismo. Y como los buenos cracks desaparecieron de escena cuando sintieron que había que dejar espacio para los nuevos. Pero ahí están en la continuidad genética de quienes los aman con profunda gratitud.

Quiero expresar mi homenaje personal a mi padre y en su nombre a todos aquellos que se esfuerzan en todas las actividades para sobrevivir. El mejor homenaje es la gratitud y el respeto a la edad venerable. No es tiempo para los juicios arteros. Es el designio de la vida y el ciclo está inconcluso. Los hijos se convertirán en padres y más tarde en abuelos. Es el mandato inexorable de la vida. Es la experiencia humana irrepetible. Twain decía consoladoramente que las arrugas señalan el lugar donde hubo sonrisas. Y Pablo Picasso amaba desaforadamente por aquello de que un hombre finalmente tiene la edad de la mujer que ama. ¡Feliz Día Papá!
(Foto: Grau y su primer hijo)

sábado, 11 de junio de 2011

LOS DOS HUMALAS


Por: Miguel Godos Curay

Mientras el Presidente electo Ollanta Humala se reunía en Brasilia con la presidenta, Dilma Rousseff y horas después con el ex presidente Lula da Silva. En Sechura, un grupo de empresarios locales, afines al humalismo se empecina en paralizar la provincia y afectar a Vale, la empresa brasileña que explota los fosfatos en el desierto. Se trata de 566 millones de dólares de inversión. Y otros 300 millones más en la ampliación de una planta para producir fertilizantes. Mientras Humala predica su fidelidad al modelo brasileño de lucha contra la exclusión. En Sechura quieren convertir a la empresa brasileña en una piñata, para a río revuelto, forzar una inclusión de proveedores. Vale ofreció capacitación para un óptimo servicio. Pero no hubo respuesta.

Los argumentos son del todo curiosos. El primero de ellos que la empresa brasileña deje sin efecto sus contratos con proveedores, muchos de los cuales fenecen el 2013, para dar lugar a los locales. El segundo es el poner patitas en la calle a los 300 sechuranos que hoy trabajan en Bayóvar cuya oriundez se pone en tela de juicio. Y el tercero tiene que ver con los relaves finos que arroja en el despoblado la operación. El desierto en su gran extensión fue lecho del océano y el fosfato es sedimento marino. De modo que hablar de contaminación resulta antojadamente pretencioso como arrojar sal en el mar.

En Vale, sólo diez de los directivos transitorios, incluyendo a Jalmiro Lazarini, el gerente, son brasileños. La mayor parte, son sechuranos y peruanos, capacitados en Brasil que han demostrado ser eficientes. Lo que sucede en Sechura es lo mismo que se repite en otros lugares del Perú en donde falta mano de obra calificada. Sechura, vive actualmente el acelerado cambio de su matriz productiva. Las pesquerías de especies pelágicas (anchoveta, caballa, sardina, bonito, tiburón) y demersales (cabrilla, ayanque, merluza, peje blanco, raya y toyo) están en agotamiento. A ello se suma una desproporcionada flota artesanal de embarcaciones de madera conocidas como “vikingas”. La pesca no tiene los mismos rendimientos de hace algunas décadas repiten los sechuranos.

Existe un excedente de flota y gran presión sobre la biomasa. Lo que obligó a la adopción del sistema de cuotas de pesca que asignan a cada pescador el derecho a capturar un porcentaje de una o más especies en una zona determinada. Hoy la única actividad en auge es la maricultura. Sin embargo, urge preservar la salud de la bahía frente al hacinamiento y el manejo irresponsable de las áreas de repoblamiento de bivalvos. En este escenario resulta muy complicada la reconversión laboral de quienes no tuvieron oportunidades educativas. Para ellos la única posibilidad es la oferta de mano de obra sin calificación alguna. Pero lo que la inversión necesita en Sechura son técnicos y profesionales calificados más allá de las destrezas convencionales. Los saltos de oportunidad sólo los brinda la educación y preparación en cualquier campo de la actividad productiva. La riqueza de Sechura es proverbial. Se agota la pesca pero hay más recursos como los fosfatos, calizas, diatomitas, salmueras, petróleo y gas.

La Sechura del futuro con beneficios para todos exige estándares de calidad. No ese tránsito por los linderos de la informalidad. Sechura es y debe ser una oportunidad para sus pobladores que en estricto sentido de justicia se esfuercen por mejorar. Los que no lo hagan verán pasar el tren de la historia. Por eso paralizar la economía sólo acarreará pérdidas cuantiosas para el disfrute de quienes festinan como posibilidad de negociación el chantaje y el abuso. En consecuencia se perderán irrecuperables horas de clase, muchos universitarios no concurrirán a las aulas, los mercados tendrán que cerrarse y es probable que los días de paro los mentores de las medidas de fuerza la pasen muy bien. Quien tiene el cuchillo por el mango no se corta, dicen los curtidos lobos de mar de Chulliyachi..

Sin embargo, quedarán afectadas las mayorías que ganan el pan con el sudor de su frente. Las cebicheras del mercado tendrán que colgar las fuentes y un canillita y trabajador honesto, como Víctor Mendoza Temoche “Condorito” que recorre las calles de Sechura no venderá ningún diario y no tendrá que comer. A contrapelo, los que tienen recursos tendrán un domingo chiquito, sin reparar, que con ese modo de actuar perforan la economía de Sechura, la región y el país. Así lo que el presidente Humala teje con los hilos de la diplomacia en Brasil, esos malos sechuranos destejen sin medir las consecuencias. Como de costumbre los agitadores resultaran gananciosos.

Vale hasta el momento ha aportado 6 millones y medio de dólares para el desarrollo de Sechura. A la firma del contrato de explotación entregó un millón de dólares a la Fundación Comunal San Martín de Sechura. Otro millón se entregó a Proinversión para el Fideicomiso Social destinado a obras de educación y salud. Desde el 2007 y durante 27 años de vida del proyecto entregará medio millón de dólares anuales. Hasta el momento se han entregado dos millones y medio correspondientes a los aportes del 2007 al 2011. De este monto un millón de dólares se encuentran inmovilizados en el tribunal arbitrario hasta que se defina un viejo lío de comadres por la presidencia de la Comunidad San Martín de Sechura. A todo ello hay que sumar 2 millones por concepto de regalías correspondientes a la producción desde julio hasta diciembre del 2010.

Sechura está en una posición expectante y envidiable. A otras provincias se les hace la boca agua por estos recursos que hasta el momento se han aplicado mal en proyectos productivos sin ningún beneficio. Mientras tanto, los niños y los jóvenes esperan una educación de calidad en donde los aprendizajes les abran las puertas a mejores oportunidades de trabajo y a mejores condiciones de vida. Paralizar una escuela, una comunidad entera es tan pernicioso como negar y desconocer el valor de la educación y la enseñanza. Es negar el derecho al pan y el trabajo. Es cerrar la puerta a nuevas inversiones. Es arriar la bandera de la esperanza de los niños en un futuro mejor. Derecho que sólo quienes presumen de su ignorancia podían negar.
(Foto Oglobo Brasil- Electo Presidente Ollanta Humala y Dilma Rousseff, Presidente de Brasil)

domingo, 5 de junio de 2011

LOS DIALOGOS DE LA DEMOCRACIA


Por: Miguel Godos Curay

Decía el profesor George Vedel, en el Instituto de Estudios Políticos de París que la democracia para respirar y vivir en salud y lozanía requiere cinco diálogos. El primer diálogo corresponde al poder constituyente con el poder constituido. La estructura política se adecua con flexibilidad al cambio y transformación social, sin perder estabilidad. El segundo, entre los gobernantes y gobernados. Si los que gobiernan, los que mandan o dirigen practican la política necia de “oídos sordos” interpretando erróneamente el sentido del “mandar y el obedecer”. Están condenados a una tempestad de conflictos sociales insuperables. Ocurre siempre,quienes hacen uso del poder y los cargos se sienten como régulos en trono. Hacen, deshacen prevaricando con impunidad. Finalmente, acaban en el rasero del infortunio y el señalamiento público.

El tercero diálogo necesario es el que debe existir entre el Parlamento y el Ejecutivo. No es suficiente que el parlamentario resulte un figurón de relumbrón. Mucha popularidad pero con una supina ignorancia de la agenda pública y las leyes. La alfalfa parlamentaria, producto del asambleísmo, es estéril. Traba las decisiones y dilata con atascos las demandas de los pueblos. El cuarto diálogo debe producirse entre la mayoría y la minoría. Según advirtió Manuel Jiménez de Parga, de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (España) en este diálogo reposa el secreto de la genuina democracia. Si las mayorías no son capaces de escuchar a las minorías en los diversos escenarios de la vida pública sean estos el sindicato, el partido político, la universidad, la corporación profesional, la asociación de padres de familia o el club de madres se traba la posibilidad del entendimiento y la construcción del bien común. El abuso y la violencia legal se instauran de modo intolerante e insoportable. La adulación se convierte en el deporte de los peleles.

El quinto diálogo debe darse siempre entre el Estado y los grupos profesionales, sindicales y asociaciones. Este diálogo resuelve la pugna entre el interés general y los intereses particulares en la búsqueda del bien común. Sin estos diálogos imprescindibles el desarrollo de la sociedad no es posible. El Perú y el los peruanos necesitamos de un diálogo abierto por encima de los desentendimientos políticos y las acentuadas diferencias entre los que más tienen y los que menos tienen. Históricamente muchos peruanos viven marginados y excluidos. Si hay algo que socava a la sociedad peruana es la odiosa diferencia construida entre lo público y privado. Entre el interés económico y el interés colectivo. Se cree erróneamente que lo público es malo. No es así. Lo público se convierte en malo a consecuencia de la corrupción, la ineficiencia, la irresponsabilidad y el abuso.

Otro aspecto importante que acompaña al diálogo es la claridad de objetivos y metas. Señalaba en días pasados el arquitecto Luis Tagle Pizarro, que un defecto en el Plan de Desarrollo Metropolitano de Piura, Castilla y Catacaos es la visión cortoplacista al 2015, a la vuelta de la esquina, y el haber dejado de lado la ubicación geoestratégica de Piura como centro gravitatorio en el eje Irsa Norte y en la Autopista del sol. Pensar Piura sin estos conectores de la cuenca del Pacífico con la del Atlántico y de Perú con el Ecuador. Nos condena a una visión provincial indefinida en la que ignoramos: ¿Qué queremos como futuro de Piura?

La respuesta puede resultar inquietadora. Una ciudad dormitorio en donde sus habitantes ven pasar los beneficios de la inversión y se les hace la boca agua pero no hacen nada por el marasmo de sus actividades. Una ciudad industrial que da valor agregado a los productos de su riqueza, generando empleo intensivo y beneficios para todos. Sumado a todo ello. Una descentralización fiscal efectiva que impida que las grandes empresas instaladas en Piura tributen en Lima sin redistribución justa de beneficios. O una metropoli ordenada en donde el desarrollo no sea impulso el capital especulativo sino producto de la apropiación de sus ciudadanos creando oportunidades para que los más jóvenes no se vayan. La otra posibilidad, advirtió, Tagle Pizarro, es la de que coloquemos una carretilla para la venta de raspadilla o emoliente en el corredor interoceánico. Piura no tiene porque ser una gran barriada en medio del eje.

La democracia exige por ello calidad en la elección. No podemos continuar pensando que el acceso a la propiedad sea por ese asalto a la propiedad llamado “invasión”. Ni pensemos que el progreso llegó por la febril construcción de edificios multifamiliares. Piura, necesita ser una ciudad en donde es posible la armonía. La sintonía perfecta de voluntades ciudadanas que permita obras públicas y gobernantes que se ocupen con entereza de las urgentes demandas ciudadanas.

La depredación del territorio, el botín de unos y el abuso en contra de otros no conduce a nada. Piura no puede ser un tugurio gigante. Una ciudad informal en la que el desorden es el ingrediente de la falta de identidad cívica. Y en donde la pérdida del respeto a nosotros mismos no nos permite vislumbrar el futuro. Dialogar es necesario. No sólo como necesidad humana que cohesiona a la familia. Sino como ejercicio básico en la vida de una ciudad. Una ciudad es también un proyecto posible construido por el consenso de sus habitantes. Una aspiración colectiva que todos asumen porque es parte de su mismicidad.

Una ciudad es como un ser vivo que necesita crecer en salud. La ciudad requiere: autoridad, seguridad y orden. De lo contrario se apoderan de las decisiones más importantes el abuso y el desorden. Con reiteración se ha señalado la incoherencia de proyectos educativos sostenidos en los peregrinos y volátiles ejercicios de planificadores y burócratas. Un proyecto de ciudad no puede ni debe ser un mamotreto de 200 o 500 páginas que nadie lee ni comprende. Bastan con treinta líneas que con claridad expresen lo que todos queremos. No nos compliquemos tanto en forzar razonamientos. Todos queremos una ciudad limpia, segura y amable para todos. Lo que hoy tenemos es un rompecabezas en el que las piezas no encajan. Y en donde están ausentes los principales actores. No se trata solamente de crear condiciones para una vida digna y decorosa. Sino de entender que no hay argumento para seguir coexistiendo con todo aquello que desnaturaliza lo mejor de nuestra vida.
(Foto: Manuel Jiménez de Parga)